jueves, 29 de noviembre de 2007

LUEGO DEL PARO DEL 26 y las amenazas de la burocracia sindical:


¡Ninguna confianza en los BOCONES charlatanes de la burocracia sindical y la burguesía “patriótica”!
¡Ninguna confianza en sus palabras ni en su política!
¡A reorganizar pacientemente al movimiento de masas para enfrentar la Agenda de Implementación y al gobierno!

Por Kote Tsintsadz, En Clave Revolucionaria N°7,
Noviembre- diciembre de 2007

- Después de finalizado un gran encuentro social y popular contra el TLC en el Teatro Melico Salazar el 14 de abril de 2005 (hace más de dos años), personajes de la burocracia sindical como Albino Vargas, Fabio Chávez, y Jorge Arguedas, dijeron que de quedar Óscar Arias como Presidente, lo desconocerían inmediatamente como mandatario y llamarían a la “desobediencia civil”. Semanas antes de la toma de posesión de Óscar Arias como Presidente, estos mismos “dirigentes” burocráticos y traidores encabezados por el “democrático” Albino Vargas; a la vez que amenazaban con “una confrontación social de consecuencias insospechadas[1], le solicitaban a Óscar Arias “desechar” el TLC para acordar un “pacto social”. Es decir, poco más de un año después de que gritaron a más no poder que desconocerían al nuevo presidente en el Melico Salazar; humildemente le pidieron a Óscar Arias que desechara el TLC para sentarse a negociar, no sin haber introducido antes la nota trágica, amenazando con la canción gastada de la “confrontación” y un gran “conflicto social”.
En conclusión, ni el llamado a la desobediencia civil, ni el desconocimiento del nuevo presidente fueron hechos reales, quedaron en la palabrería; más bien los corruptos dirigentes sindicales agacharon la cabeza (amenazando por supuesto) para que Óscar Arias los tomara en cuenta para sentarse a “negociar”.
- Después de la marcha del 26 de febrero de 2007 (poco más de dos años de pasado el encuentro en el Melico y a penas unos meses antes del Referendo), Jorge Arguedas decía en nombre del Frente Interno de Trabajadores del ICE (FIT) que “No reconoceremos el referéndum, en tanto no retiren la agenda complementaria y no haya igualdad de condiciones”, y a renglón seguido decía que de ganar el gobierno en el Referendo el FIT organizaría “Bloqueos, protestas y lo que haya que hacer”, “afectando los servicios”.
[2] Y la situación para Arguedas y el conjunto de burócratas TRAIDORES no es la mejor. Pues en conclusión, ya sabemos que ni la Agenda de Implementación fue retirada de la Asamblea Legislativa (AL) para hacer el Referendo, ni se garantizaron oportunidades iguales para los del Sí y los del No (lo que solo podían esperar verdaderos inválidos políticos); y a pesar de esto, tampoco el FIT organizó grandes protestas, bloqueos, ni mucho menos afectó los servicios.
Esta camada de parásitos corruptos (los dirigentes sindicales), en compañía de un muy pequeño contingente de trabajadores honestos de base del ICE en un paro el 26 de noviembre, se atrevieron a decir irresponsablemente: “¡vamos a incendiar esta sociedad!, ¡vamos a poner la vida, si hay que ponerla!”,
[3] y así en infinidad de frases huecas más. Por supuesto sin tener absolutamente nada organizado, y sin tener pensado organizar seriamente un verdadero combate contra la burguesía.
Con el paro improvisado del 26 de noviembre (que no fue bien coordinado con el conjunto de organizaciones sindicales y políticas), los grandes “dirigentes” sindicales como Fabio Chávez, Albino Vargas, y Jorge Arguedas demostraron ser expertos en hacer el ridículo, pues en vez de utilizar el paro como una herramienta para sumar el conjunto de reivindicaciones de los trabajadores del ICE, de los planteles, de las represas hidroeléctricas, relacionadas con jornadas de trabajo, salarios (condiciones laborales) para luchar en contra de su patronal interna…; articuladas en torno a la lucha contra la Agenda de Implementación y el gobierno externamente, más bien lo utilizaron como una demostración de "fuerza" más, como un trampolín para legitimarse después del golpe que sufrió el movimiento de masas el 7 de octubre con el triunfo del “SÍ al TLC”. Los burócratas sindicales votaron de manera quijotesca hacer la Huelga General (a pesar del apoyo prácticamente nulo por parte de los trabajadores al paro del 26 de noviembre), a la vez que le gritaron ¡maricones! a los otros trabajadores que no se sumaban al débil movimiento del 26. La burocracia sindical del ICE de manera aventurera dijo que hará una gran huelga cuando se apruebe el primer proyecto de la Agenda de Implementación en la AL, pero es difícil imaginar una huelga general sin organización o sin apoyo de las masas trabajadoras después de tantas mentiras y oscilaciones
[4] de estos pseudo “dirigentes”.
En estas condiciones se impone hacerse la siguiente pregunta: ¿debemos confiar en los corruptos dirigentes de los sindicatos del ICE, ANEP y otras agrupaciones que no pasan de las amenazas y la boconería?, ¿o debemos empeñarnos en alejarnos de la charlatanería y proceder a reorganizar pacientemente al movimiento de masas en la perspectiva de luchar en mejores condiciones contra la Agenda de Implementación y el gobierno?

Los trabajadores de base no tienen la culpa del actual caos organizativo y político en el que se encuentra el movimiento de masas. ¡Los dirigentes sindicales corrompidos del ICE y ANEP han venido cavando su propia tumba!
Causa especial enojo que los burócratas sindicales, después de los estragos que han hecho con su política en el movimiento de masas, le griten desesperadamente ¡maricones! a los humildes trabajadores de base que no se sumaron al paro del 26 noviembre en el ICE. Los trabajadores y la masa obrera de ninguna manera tienen la culpa de la actual situación. Más bien el paro debió aprovecharse para que los trabajadores sumaran todas sus reivindicaciones internas como se mencionaba líneas antes, especialmente todos aquellos obreros superexplotados de las represas y proyectos hidroeléctricos, olvidados desde siempre por la burocracia sindical. La culpa del fracaso del paro del 26 la tienen todos los sindicalistas corruptos que juegan a ser “dirigentes” y “estrategas”, que con su política (o falta de política) han cavado su propia tumba; llegando hasta afectar la propia disposición a la lucha de los más de 15 mil trabajadores que forman parte de la planilla del ICE. Sólo imbéciles rematados (¡es difícil encontrar un calificativo más tierno!) podían esperar después del fuerte golpe sufrido por el movimiento de masas el 7 de octubre, que este se hiciera presente en la movilización de forma multitudinaria (o cuando menos decente) sin una dirección y una estrategia política correctas. El Referendo significó un fuertísimo golpe contra el conjunto del movimiento de masas, fue una derrota parcial muy dura (sólo miopes políticos acostumbrados a no usar el cerebro para pensar pueden no verlo); agravada aún más por la estrategia de personajes como Eugenio Trejos, las burocracias sindicales (incluida la CGT
[5] y las organizaciones de izquierda que llamaron a “derrotar el TLC ¡en las urnas y en las calles!”) y la “burguesía patriótica” que depositaron todas las ilusiones y limitaron toda su estrategia únicamente al Referendo. Quiérase o no, el movimiento de los trabajadores y el pueblo pobre, sufrió un duro golpe; el triunfo del gobierno y el “SÍ” el 7 es un hecho objetivo. A partir de ver el 7 como un importante golpe para el movimiento de masas (aunado al rol de las dirigencias sindicales y “patrióticas” traidoras), es como puede entenderse la dispersión de fuerzas en las asambleas y en las acciones de movilización de los meses inmediatamente posteriores.
A pesar de todo lo anterior, afirmamos que el movimiento puede reponerse, pero esta recomposición va de la mano únicamente de una reorganización de fuerzas, y una política estratégica obrera e independiente. Esta política estratégica no pasa ni por la autonomía regresiva de los comités patrióticos, ni mucho menos por el aparatismo sindicalero- estudiantil con el que algunos pretenden sustituir los vacíos organizativos en medio de los que se encuentra el movimiento.

Combate frontal a los agentes de la burguesía dentro del movimiento de masas: ¡Por una estrategia revolucionaria para enfrentar la Agenda de Implementación y al gobierno!
Entre el 13 de octubre y el 3 de noviembre se organizaron tres asambleas nacionales (en menos de un mes, lo que no se hizo planificadamente en los meses anteriores al Referendo). La asamblea del 13 (propuesta por la LRS en el marco de la CNL) fue progresiva en lo votado, pero ampliamente contradictoria en cuanto a que fue Eugenio Trejos quien la capitalizó, legitimándose como dirigente del movimiento, que tuvo que hacerse de la vista gorda con las tendencias más radicales del movimiento después de la debacle en su política institucionalizada de conciliación con la burguesía.
[6] Para comenzar el PRT y Luis Salas, intentando darle oxígeno a la CGT le capitularon vergonzosamente a Eugenio Trejos, y aplaudiéndole a cuatro manos, lo colocaron como integrante central de la mesa coordinadora, junto a figuras “de aparato” del trotskismo centrista como Patricia Ramos Con, Jessica Barquero de la FEUCR- MAS, o académicos como Jorge Coronado (integrante de la CNL) y otros. Salas haciendo uso de analogías completamente delirantes, colocó a Eugenio Trejos como un “pararayos”, que según él; había soportado tanto los ataques de la burguesía, como los golpes de uno que otro “iluminado” dentro del movimiento del NO que lo había enfrentado (como los "iluminados" de la LRS). En fin, el PRT y la CGT, que intentó capitalizar para sí la iniciativa surgida a lo interno de la CNL; le capituló a Trejos de manera vergonzosa para quienes nos llamamos trotskistas.[7] Semejante legitimación para Trejos, le ayudó a este a esterilizar las asambleas del 27 de octubre y la del 3 de noviembre; avanzando incluso hasta dividir a los comités patrióticos de las grandes organizaciones sindicales de magisterio, las organizaciones del ICE,[8] y de las organizaciones políticas.
Aún después de semejantes cachetadas para los revolucionarios, creemos necesaria una reorganización del movimiento, pero esta debe ser democrática e involucrar masivamente a todos los sindicatos, organizaciones políticas, comités patrióticos y demás grupos políticos. Ahora con las resoluciones impuestas mediante el uso de maniobras por el Frente Amplio y Eugenio Trejos en las últimas asambleas (la del 27/10 y 3/11 que golpean y dividen aún más al movimiento) la perspectiva que señalamos se pone cuesta arriba, pero es la única alternativa.
Reorganizar nuestras fuerzas es urgente, ya que los dirigentes sindicales corruptos y traidores de los sindicatos del ICE y otros desde la “izquierda”; nos han llevado a esta emboscada. La derecha y la ultraderecha han venido envalentonándose después del Referendo, y quien está amenazado es todo el movimiento de masas.
Ante tales circunstancias se impone ajustar cuentas con los dirigentes sindicales charlatanes y traidores, en la perspectiva de perfilar una estrategia revolucionaria auténtica para reorganizar las fuerzas de los trabajadores y el pueblo pobre; una estrategia que parta de involucrar las demandas por salarios, en contra de los aumentos, y demás reivindicaciones internas de los trabajadores energéticos; combinándolas por supuesto con la lucha del conjunto de trabajadores costarricenses contra la Agenda de Implementación, los nuevos impuestos, contra la Ley Anti-terrorista que la burguesía y el imperialismo quieren imponer, y otros ejes de pelea. Ni el MNR, ni la autonomía regresiva de los comités patrióticos, son opciones de reorganización del movimiento de masas. Hacen falta verdaderos organismos de combate, que tengan su corazón en las principales empresas, planteles obreros, fábricas, colegios, y demás establecimientos de trabajadores y sectores oprimidos del pueblo. Desde la LRS creemos que el movimiento debe retomar la vigorosidad de los últimos meses y años, pero para esto se impone construir organismos de frente único, que permitan arrastrar a todas las fuerzas hacia el movimiento. Desde nuestra óptica creemos que esta opción es la de los comités obreros y populares unificados, que partan de la unificación de los comités patrióticos, las grandes organizaciones sindicales y sus miles de afiliados, y las organizaciones políticas; abriéndose de esta manera las posibilidades para que el conjunto de los trabajadores del sector privado puedan ser arrastrados hacia el movimiento y la lucha contra los empresarios. Para los revolucionarios de la LRS, esa es una política revolucionaria; es decir obrera e independiente. Necesariamente todo lo anterior pasa por romper abiertamente con Eugenio Trejos, la burocracia sindical, la burguesía "patriótica" y todos los parásitos que hoy evaden la necesidad de reorganizarnos mediante el uso de frases huecas y llamados aventureros, como lo demostraron hasta la saciedad Albino, Fabio y toda la mafia de la burocracia sindical.

¡Ninguna confianza en los dirigentes sindicaleros BOCONES y aparatistas!
¡Por una estrategia que involucre masivamente a todos los sectores políticos, obreros y sindicales en organismos de democracia directa!
¡Por la unificación de todos los espacios de lucha en Comités Obreros y Populares Unificados!
¡Por una estrategia de combate que vincule las reivindicaciones internas y externas al ICE, con la lucha contra la Agenda de Implementación y la ofensiva del gobierno!


[1] A este propósito Albino Vargas, envió una carta a Óscar Arias el 25 de febrero –antes de ser posesionado como Presidente- pidiéndole “desechar” el TLC para evitar una “confrontación de consecuencias insospechadas.” Ver la respuesta de la burguesía en La Nación, 25 y 26 de febrero de 2006.
[2] Al Día. Miércoles 23 de mayo de 2007. P, 6.
[3] La Nación. Martes 27 de noviembre de 2007. http://www.nacion.com/ln_ee/2007/noviembre/27/pais1331188.html
[4] Cuando el TLC aún no había sido enviado a la Asamblea Legislativa (en el gobierno de Abel Pacheco) los dirigentes sindicales del ICE amenazaban con que incendiarían el país cuando el TLC entrara a la asamblea. Cuando entró a la AL dijeron que convocarían a huelga cuando entrara a plenario legislativo, cuando entró a plenario (y todavía no se había convocado a referendo) dijeron que se llenaría de sangre el país cuando lo votaran en primer debate…; hoy estos mismos charlatanes, después de convertido el TLC en Ley de la República (pendientes las leyes de implementación) nos dicen que convocarán a una huelga general (a pesar del apoyo nulo de la base trabajadora puesto de manifiesto el 26/11). Ojala estén dispuestos esta vez a librar un combate sostenido y directo contra la burguesía y el gobierno, estamos dispuestos a saludar cualquier paso en este sentido; pero lo vemos muy difícil, no creemos en ellos, no los tomamos en serio. Más bien creemos que con las oscilaciones y las amenazas a las que nos tienen acostumbrados estos “dirigentes”, posiblemente después de aprobados los proyectos de la AP plantearán que harán una gran huelga en 10 o 20 años, cuando ya se empiecen a sentir las consecuencias del TLC. Ojala nos equivoquemos, por que semejante perspectiva sencillamente es muy escalofriante. No nos olvidamos que estos mismos “dirigentes” existían durante el combo, tampoco nos olvidamos de que estos mismos actores políticos, en el escenario de la lucha de clases después del combo; han sido más bien estorbos, bloqueos para una lucha a gran escala de la clase trabajadora nacional, sencillamente no han dado la talla.
[5] Aunque la CGT formalmente insistía en muchos documentos sobre la necesidad de luchar contra la Agenda de Implementación, y aunque es cierto que denunció el Referendo antes de que este se convocara oficialmente por el TSE; lo cierto es que después de la convocatoria oficial del TSE, en los meses previos al Referendo la CGT guardó total silencio del carácter desmovilizador y de “soga al cuello” del Referendo. Enfrentando a nuestra organización, la LRS, por ejemplo Luis Salas dijo en una reunión en la CNL que ya el Referendo lo teníamos encima, y que no hacíamos nada denunciándolo; por que era lo que teníamos enfrente. En vez de denunciar el Referendo cuando era el momento, la CGT y Luis Salas –su secretario general-; más bien lucharon por guardar total silencio para no quedar en minoría o como derrotistas, tal y como le llamaban a los integrantes de la LRS.
[6] Eugenio Trejos, cuando llegó el momento de votar si reconocer o no el resultado del Referendo (1° moción); se abstuvo de votar, desconociendo a la vez la asamblea, afirmando que no era representativa, ya que “no estaban presentes todos los comités patrióticos”. Ver “Grupos del NO llaman a parar el diálogo.” La Nación: domingo 14 de octubre de 2007.
[7] Semejante capitulación a Trejos, la llevaron adelante el PRT, la CGT y el MAS en busca de que el trotskismo fuera visto como una tendencia muy moderada y conciliadora con todas las tendencias; especialmente con las dirigencias pequeño burguesas o “burguesas patrióticas”, como la representada por Eugenio Trejos. Nos imaginamos que deben arderles todavía las manos a los dirigentes del PRT y del MAS, de la frenética aplaudida que le dieron a Eugenio Trejos el día de la asamblea del 13 de octubre, desperdiciando la oportunidad de ajustar cuentas con este personaje para abrir la posibilidad de desplazar a este para construir una nueva dirección política para el conjunto del movimiento de masas.
[8] Especialmente debido al carácter del presente artículo, en donde atacamos a los dirigentes de los sindicatos del ICE; es urgente hacer una aclaración: para los revolucionarios de ninguna manera es lo mismo el sindicato en su conjunto, que representa a una clase social verdaderamente progresiva de cientos o mieles de afiliados; a una dirección sindical como la de ANEP, ASDEICE u otras similares, que representan los privilegios de pequeñas pandillas corruptas que parasitan los recursos cotizados por los trabajadores; sacrifiando a la vez los grandes intereses históricos de los trabajadores a los que representan en nombre de la conciliación de clases y la estabilidad del sistema capitalista.

martes, 27 de noviembre de 2007

Comités patrióticos:

¡víctimas de una autonomía regresiva![1]

Por Beren Lone, En Clave Revolucionaria N°7,
noviembre- diciembre de 2007

El sábado 13 de octubre se llevó a cabo la primera asamblea post-referéndum fruto de la necesidad (presente desde el inicio y evadida por la burocracia sindical e incluso organizaciones de izquierda) de implementar un mecanismo en el que se definieran planes y acciones a seguir por parte de todos los luchadores y luchadoras a partir del 7 de octubre. Si bien en dicha asamblea se tomaron acuerdos de suma importancia como el desconocimiento del resultado del referéndum, la realización de una gran huelga de brazos caídos, y además el rechazo al diálogo nacional; hubo un aspecto altamente negativo que fue el nuevo aire que se le permitió tomar a uno de los principales representantes de los intereses de la burguesía patriótica: Eugenio Trejos, quien se vio envalentonado con el espacio que muy gentilmente le brindó la CGT (la cuál “coordinó” la actividad) en la mesa principal, y no chistó ante su ya conocida e incómoda demagogia oportunista.
La secuela principal de éste hecho no sólo se pudo observar en la actividad del 27 de octubre, misma que este individuo terminó “dirigiendo” y en la que no se tomó ningún acuerdo de peso; sino que el principal golpe fue dado en la asamblea del 3 de noviembre donde, para mantener su posición dentro de ciertos sectores de base del movimiento y continuar con su estrategia de apaciguamiento y “diálogo”, Eugenio Trejos en conjunto con el Frente Amplio maniobraron con una “moción de orden” para imponer la ruptura orgánica de los comités patrióticos con el conjunto de organizaciones sindicales y políticas que han estado de lleno en la lucha contra el TLC.

¡Por la construcción de órganos de Frente Único para enfrentar en mejores condiciones la Agenda de Implementación y al gobierno! ¡Por la construcción de Comités Obreros y Populares Unificados!
En la asamblea del 3 de noviembre, fueron presentadas varias propuestas por parte de la LRS tendientes a conformar una coordinación unificada y democrática de los comités patrióticos y las distintas organizaciones en lucha; tomando como base lo que hemos venido citando en nuestros artículos, cuando nos referimos a que si tan solo ANDE con sus 47.000 afiliados, el FIT en representación 15.000 trabajadores del ICE, junto con APSE y SEC con cantidades de afiliados importantes también, instaran a por lo menos el 1% de sus afiliados a una asamblea nacional, o al 50% de los afiliados a incorporarse a los comités patrióticos y organismos de lucha de sus regiones respectivas; se lograría obtener una fortaleza organizativa enorme que le daría estabilidad y un nuevo impulso a la lucha. Este tipo de organización es precisamente la que tanto han intentado destruir los personajes ajenos a la clase trabajadora por medio de la falsa retórica de la “autonomía” por la que pretenden seguir posicionándose aún más para arremeter con su estrategia de adormecimiento, esperando solamente que el tiempo transcurra brindándole al régimen la posibilidad de una recomposición lo más duradera posible. Este nuevo discurso lo han empleado de forma muy astuta varios individuos afines a la burguesía “patriótica”, inyectando el veneno de una autonomía meramente reaccionaria que nada tiene que ver con las masas obreras de Costa Rica, y que en nada ha contribuido a la verdadera unidad y fortalecimiento de la lucha como se pudo ver con la convocatoria cerrada que en un inicio pretendían para el día 27 de octubre y con lo ocurrido el 3 de noviembre, o el vergonzoso paro del 26 de noviembre convocado por las dirigencias sindicales del ICE.
Sólo la conformación de una Coordinadora Unificada de Lucha, junto con la denuncia, y el combate de esa “autonomía” destructiva que ha dividido en los hechos al movimiento anti-TLC, se logrará obtener una revitalización que logre encaminar nuevamente la lucha hacia la derrota de las leyes de Implementación, y por ende, del TLC. Sólo con una política de este tipo, que permita coordinar en forma verdaderamente democrática desde la base y en forma masiva acciones y planes de lucha entre comités patrióticos, coordinadoras regionales y organizaciones sindicales y políticas; es como se logrará abrir nuevamente la posibilidad de entablar una lucha directa contra el régimen y obtener así un segundo aire en el movimiento de masas que permita restarle al conjunto de la burguesía (representada en los Arias y el empresariado) las fuerzas que ha venido recuperando desde el 7 de octubre.
¡La construcción de Comités Obreros y Populares Unificados que le den expresión a esta democracia obrera y popular directa de masas, es nuestra consigna!
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Nota: en la foto, José Merino del Río, líder del Frente Amplio; uno de los principales impulsores de la política de separar y dividir a los Comités Patrióticos con respecto al conjunto de organizaciones políticas y sindicales desde la asamblea nacional del 3 de noviembre en la UCR.
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[1] Decimos que los Comités Patrióticos son víctimas de una autonomía reaccionaria, fundamentalmente por que son organismos compuestos por una muy pequeña vanguardia política, con un tamaño desde las 10 personas, hasta las 30 los más grandes. Después de la asamblea del 3 de noviembre realizada en el comedor universitario de la UCR se votó que los comités formaran su propia coordinación y se instituyeran como una entidad independiente, dejando fuera a las grandes organizaciones sindicales y a sus afiliados; y al conjunto de organizaciones políticas. En este caso la autonomía no tiene que ver con las amplias masas trabajadoras y populares unificadas, sino más bien con pequeños grupúsculos aislados de los grandes contingentes obreros, e incluso de los trabajadores organizados sindicalmente. Esta autonomía sirve únicamente para dividir más al movimiento, no para dirigirnos –inicialmente- hacia la construcción de organismos que superen el tamaño y la composición de los sindicatos y las propias organizaciones políticas.