Por Beren Lone, En Clave Revolucionaria N°7,
noviembre- diciembre de 2007
El sábado 13 de octubre se llevó a cabo la primera asamblea post-referéndum fruto de la necesidad (presente desde el inicio y evadida por la burocracia sindical e incluso organizaciones de izquierda) de implementar un mecanismo en el que se definieran planes y acciones a seguir por parte de todos los luchadores y luchadoras a partir del 7 de octubre. Si bien en dicha asamblea se tomaron acuerdos de suma importancia como el desconocimiento del resultado del referéndum, la realización de una gran huelga de brazos caídos, y además el rechazo al diálogo nacional; hubo un aspecto altamente negativo que fue el nuevo aire que se le permitió tomar a uno de los principales representantes de los intereses de la burguesía patriótica: Eugenio Trejos, quien se vio envalentonado con el espacio que muy gentilmente le brindó la CGT (la cuál “coordinó” la actividad) en la mesa principal, y no chistó ante su ya conocida e incómoda demagogia oportunista.
La secuela principal de éste hecho no sólo se pudo observar en la actividad del 27 de octubre, misma que este individuo terminó “dirigiendo” y en la que no se tomó ningún acuerdo de peso; sino que el principal golpe fue dado en la asamblea del 3 de noviembre donde, para mantener su posición dentro de ciertos sectores de base del movimiento y continuar con su estrategia de apaciguamiento y “diálogo”, Eugenio Trejos en conjunto con el Frente Amplio maniobraron con una “moción de orden” para imponer la ruptura orgánica de los comités patrióticos con el conjunto de organizaciones sindicales y políticas que han estado de lleno en la lucha contra el TLC.
¡Por la construcción de órganos de Frente Único para enfrentar en mejores condiciones la Agenda de Implementación y al gobierno! ¡Por la construcción de Comités Obreros y Populares Unificados!
En la asamblea del 3 de noviembre, fueron presentadas varias propuestas por parte de la LRS tendientes a conformar una coordinación unificada y democrática de los comités patrióticos y las distintas organizaciones en lucha; tomando como base lo que hemos venido citando en nuestros artículos, cuando nos referimos a que si tan solo ANDE con sus 47.000 afiliados, el FIT en representación 15.000 trabajadores del ICE, junto con APSE y SEC con cantidades de afiliados importantes también, instaran a por lo menos el 1% de sus afiliados a una asamblea nacional, o al 50% de los afiliados a incorporarse a los comités patrióticos y organismos de lucha de sus regiones respectivas; se lograría obtener una fortaleza organizativa enorme que le daría estabilidad y un nuevo impulso a la lucha. Este tipo de organización es precisamente la que tanto han intentado destruir los personajes ajenos a la clase trabajadora por medio de la falsa retórica de la “autonomía” por la que pretenden seguir posicionándose aún más para arremeter con su estrategia de adormecimiento, esperando solamente que el tiempo transcurra brindándole al régimen la posibilidad de una recomposición lo más duradera posible. Este nuevo discurso lo han empleado de forma muy astuta varios individuos afines a la burguesía “patriótica”, inyectando el veneno de una autonomía meramente reaccionaria que nada tiene que ver con las masas obreras de Costa Rica, y que en nada ha contribuido a la verdadera unidad y fortalecimiento de la lucha como se pudo ver con la convocatoria cerrada que en un inicio pretendían para el día 27 de octubre y con lo ocurrido el 3 de noviembre, o el vergonzoso paro del 26 de noviembre convocado por las dirigencias sindicales del ICE.
Sólo la conformación de una Coordinadora Unificada de Lucha, junto con la denuncia, y el combate de esa “autonomía” destructiva que ha dividido en los hechos al movimiento anti-TLC, se logrará obtener una revitalización que logre encaminar nuevamente la lucha hacia la derrota de las leyes de Implementación, y por ende, del TLC. Sólo con una política de este tipo, que permita coordinar en forma verdaderamente democrática desde la base y en forma masiva acciones y planes de lucha entre comités patrióticos, coordinadoras regionales y organizaciones sindicales y políticas; es como se logrará abrir nuevamente la posibilidad de entablar una lucha directa contra el régimen y obtener así un segundo aire en el movimiento de masas que permita restarle al conjunto de la burguesía (representada en los Arias y el empresariado) las fuerzas que ha venido recuperando desde el 7 de octubre. ¡La construcción de Comités Obreros y Populares Unificados que le den expresión a esta democracia obrera y popular directa de masas, es nuestra consigna!
La secuela principal de éste hecho no sólo se pudo observar en la actividad del 27 de octubre, misma que este individuo terminó “dirigiendo” y en la que no se tomó ningún acuerdo de peso; sino que el principal golpe fue dado en la asamblea del 3 de noviembre donde, para mantener su posición dentro de ciertos sectores de base del movimiento y continuar con su estrategia de apaciguamiento y “diálogo”, Eugenio Trejos en conjunto con el Frente Amplio maniobraron con una “moción de orden” para imponer la ruptura orgánica de los comités patrióticos con el conjunto de organizaciones sindicales y políticas que han estado de lleno en la lucha contra el TLC.
¡Por la construcción de órganos de Frente Único para enfrentar en mejores condiciones la Agenda de Implementación y al gobierno! ¡Por la construcción de Comités Obreros y Populares Unificados!
En la asamblea del 3 de noviembre, fueron presentadas varias propuestas por parte de la LRS tendientes a conformar una coordinación unificada y democrática de los comités patrióticos y las distintas organizaciones en lucha; tomando como base lo que hemos venido citando en nuestros artículos, cuando nos referimos a que si tan solo ANDE con sus 47.000 afiliados, el FIT en representación 15.000 trabajadores del ICE, junto con APSE y SEC con cantidades de afiliados importantes también, instaran a por lo menos el 1% de sus afiliados a una asamblea nacional, o al 50% de los afiliados a incorporarse a los comités patrióticos y organismos de lucha de sus regiones respectivas; se lograría obtener una fortaleza organizativa enorme que le daría estabilidad y un nuevo impulso a la lucha. Este tipo de organización es precisamente la que tanto han intentado destruir los personajes ajenos a la clase trabajadora por medio de la falsa retórica de la “autonomía” por la que pretenden seguir posicionándose aún más para arremeter con su estrategia de adormecimiento, esperando solamente que el tiempo transcurra brindándole al régimen la posibilidad de una recomposición lo más duradera posible. Este nuevo discurso lo han empleado de forma muy astuta varios individuos afines a la burguesía “patriótica”, inyectando el veneno de una autonomía meramente reaccionaria que nada tiene que ver con las masas obreras de Costa Rica, y que en nada ha contribuido a la verdadera unidad y fortalecimiento de la lucha como se pudo ver con la convocatoria cerrada que en un inicio pretendían para el día 27 de octubre y con lo ocurrido el 3 de noviembre, o el vergonzoso paro del 26 de noviembre convocado por las dirigencias sindicales del ICE.
Sólo la conformación de una Coordinadora Unificada de Lucha, junto con la denuncia, y el combate de esa “autonomía” destructiva que ha dividido en los hechos al movimiento anti-TLC, se logrará obtener una revitalización que logre encaminar nuevamente la lucha hacia la derrota de las leyes de Implementación, y por ende, del TLC. Sólo con una política de este tipo, que permita coordinar en forma verdaderamente democrática desde la base y en forma masiva acciones y planes de lucha entre comités patrióticos, coordinadoras regionales y organizaciones sindicales y políticas; es como se logrará abrir nuevamente la posibilidad de entablar una lucha directa contra el régimen y obtener así un segundo aire en el movimiento de masas que permita restarle al conjunto de la burguesía (representada en los Arias y el empresariado) las fuerzas que ha venido recuperando desde el 7 de octubre. ¡La construcción de Comités Obreros y Populares Unificados que le den expresión a esta democracia obrera y popular directa de masas, es nuestra consigna!
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Nota: en la foto, José Merino del Río, líder del Frente Amplio; uno de los principales impulsores de la política de separar y dividir a los Comités Patrióticos con respecto al conjunto de organizaciones políticas y sindicales desde la asamblea nacional del 3 de noviembre en la UCR.
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[1] Decimos que los Comités Patrióticos son víctimas de una autonomía reaccionaria, fundamentalmente por que son organismos compuestos por una muy pequeña vanguardia política, con un tamaño desde las 10 personas, hasta las 30 los más grandes. Después de la asamblea del 3 de noviembre realizada en el comedor universitario de la UCR se votó que los comités formaran su propia coordinación y se instituyeran como una entidad independiente, dejando fuera a las grandes organizaciones sindicales y a sus afiliados; y al conjunto de organizaciones políticas. En este caso la autonomía no tiene que ver con las amplias masas trabajadoras y populares unificadas, sino más bien con pequeños grupúsculos aislados de los grandes contingentes obreros, e incluso de los trabajadores organizados sindicalmente. Esta autonomía sirve únicamente para dividir más al movimiento, no para dirigirnos –inicialmente- hacia la construcción de organismos que superen el tamaño y la composición de los sindicatos y las propias organizaciones políticas.