sábado, 14 de julio de 2012

ANTE LA CONVOCATORIA A UN “GOLPE DE ESTADO SIMBÓLICO”: DEFENDAMOS NUESTROS DERECHOS DEMOCRÁTICOS Y PREPAREMOS UNA ALTERNATIVA OBRERA Y SOCIALISTA FRENTE AL GOBIERNO DE CHINCHILLA Y LA OPOSICIÓN EMPRESARIAL



Desde el lunes 2 de julio Telenoticias anunció que “un grupo de ciudadanos cansados del mal manejo de la administración pública, preparan una marcha en contra del gobierno [para] el próximo domingo 15 de julio”. La convocatoria que mencionaba el noticiero fue realizada desde Facebook bajo la consigna de impulsar un “golpe de Estado simbólico” en contra de la Presidenta Chinchilla, a quien califican como “la presidenta de la vergüenza”.

Este llamado, más allá de que se apoye en un hecho real, como lo es el descontento con el gobierno de Chinchilla, ni es inocente ni deja de tener sus repercusiones políticas, ya que introduce la idea del “golpe de Estado” en Costa Rica, por más cobertura “simbólica” que quieran otorgarle sus convocantes.

¿En qué contexto se desarrollan los llamados al “golpe de Estado” “simbólico”?

El llamado a dar un “golpe de Estado Simbólico”, así como la movilización del 15 de julio se presentan en el contexto de un profundo desgaste del gobierno de Laura Chinchilla, empantanado no solo con los más recientes escándalos de corrupción alrededor de la construcción de la Trocha fronteriza paralela al Río San Juan (y que constituyó el apogeo de la campaña chovinista contra Nicaragua), sino que se venía expresando desde tiempo atrás con el descubrimiento de Ministros que no pagaban impuestos, la solicitud fraudulenta de cheques por parte de militantes del PLN durante la campaña electoral, así como también las “recomendaciones” de funcionarios públicos de sus propias empresas para trabajos de consultorías, como trascendió recientemente con el Ministro de Educación Leonardo Garnier y Florisabel Rodríguez, la esposa del ex Ministro de Hacienda Fernando Herrero. Lo anterior, violando los principios más elementales de la propia “ética” burguesa, que prohíbe la utilización de puestos públicos en el Estado para favorecer empresas personales y evitar la competencia “desleal” entre capitalistas (según el fallo de la Procuraduría General de la República).

Los hechos anteriores, los más emblemáticos en cuanto a la corrupción que carcome desde adentro el propio régimen, se unen a los desaciertos políticos de la señora Chinchilla, los cuales van desde las alianzas con el PAC para aprobar nuevos impuestos, hasta el nombramiento del predicador Justo Orozco en la Presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso.

Si bien la señora Chinchilla comenzó su administración habiendo heredado la hegemonía liberacionista histórica sobre el régimen después de una aplastante victoria electoral (con cerca del 50% de los votos), lo cierto es que su gobierno se ha desgastado rápidamente, lo anterior sin que la crisis capitalista internacional todavía haya afectado directamente sobre Costa Rica.

En este marco han comenzado a desarrollarse movimientos políticos bastante acelerados e inusuales, entre los que pueden mencionarse la llegada repentina del ex Presidente Figueres Olsen proveniente desde Suiza, luego de que expirara la causa abierta en su contra por corrupción en la función pública. Este personaje, que fue protagonista por la imposición del programa del FMI durante los ’90, ha vuelto a hacer política, todavía con perfil bajo detrás de su “plan país”. En este mismo plano, Rodrigo Arias ha solicitado adelantar la convención interna del PLN, con tal no solo de dejar fuera a su principal adversario Johnny Araya, sino de anular la posibilidad de entrar en competencia con Figueres Olsen.

La lucha interna que se libra dentro del PLN en la actualidad se disputa en dos planos: el del enfrentamiento constante contra el actual gobierno por parte del “arismo”, agrupados tras Óscar y Rodrigo Arias, que parecieran querer no solo una rápida Convención interna para inicios de 2013, sino inclusive “elecciones adelantadas”, que es curiosamente la reivindicación de los convocantes a la marcha por el “golpe de estado simbólico”.

¿Qué es y qué significa un golpe de Estado?

Un golpe de Estado básicamente significa la sustitución de un gobernante burgués por otro por medio de la fuerza, generalmente apoyada en el ejército, o bien apoyada en la policía si esta es la institución armada más importante de un país. El golpe, implica la sustitución de una camarilla burguesa por otra en la dirección de los destinos del país y más ilustrativamente, significaría por ejemplo destituir a Chinchilla para colocar a un Rodrigo Arias en el poder, o en el “mejor” de los casos, a un Fernando Berrocal, que ha venido subterráneamente organizándose con más de una treintena de coroneles desde hace meses, aprovechando los fracasos de Chinchilla en la campaña chovinista contra Nicaragua para hacer crítica al gobierno con un tono abiertamente derechista, anti-inmigrante, y patriotero.

En Costa Rica los golpes de Estado fueron constantes durante una buena parte del siglo XIX, y se traducían a menudo en la sustitución de un coronel por otro en la administración del Estado, lo que en general se traducía en regímenes de terror en contra de los peones rurales mayoritarios en aquel período histórico. Por otra parte, en el siglo XX se dio el golpe de Estado de los hermanos Tinoco, que apoyándose en el descontento popular contra el gobierno “reformista” de Alfredo González Flores, instauró un régimen de opresión y persecución, especialmente contra los trabajadores públicos que ya contaban con un importante peso social en esa época. No es casualidad que después de dos años de dictadura, el 1919, el descontento creciera a tal punto que se detonó la movilización encabezada por las profesoras del Liceo de Señoritas contra la dictadura, y que llegaron a quemar el diario La Información (del oficialismo) y a detonar un importante proceso de oposición popular.

Pero si esta ha sido en términos muy generales la muy “agradable” experiencia de Costa Rica, los golpes de Estado en otras partes de Latinoamérica han demostrado aún más contundentemente que se pagan con sangre, torturas y muerte. La mejor prueba de lo anterior son los 30 mil compañeros asesinados en Argentina después del golpe de Estado de Rafael Videla en 1976, los más de 10 mil muertos en Chile bajo Pinochet, así como los miles de luchadores asesinados en Brasil, Uruguay y Paraguay en los años ’70. Y ni hablar de Centroamérica, con centenas de miles de muertos si se suman las dictaduras de El Salvador, Honduras o Nicaragua con los Somoza.

Quien pide un golpe de Estado en Costa Rica (como hace Alberto Cañas por ejemplo) o es un viejo senil que representa el pensamiento más desesperado de una de las alas de la burguesía, o una persona que ignora totalmente el pasado Latinoamericano o de la propia Costa Rica, pues los golpes rara vez se quedan en lo “simbólico”, ya que la burguesía tiene todos los recursos para trascender el terreno de los “símbolos”, y lo han demostrado cada vez que han desaparecido luchadores o han construido campos de concentración en distintas partes de Latinoamérica para “disciplinar” a los trabajadores y estudiantes.

La política de los revolucionarios de la LRS

Desde la LRS no estamos por sustituir un gobernante burgués por otro, por el “menos malo” o el más patriótico. Desde la LRS aspiramos a la acción obrera independiente de cualquier fracción burguesa, sea la de Rodrigo Arias, o descendiendo más bajo todavía, la de Berrocal, el PAC o el Movimiento Libertario.

Somos partidarios de la acción y organización a gran escala de los trabajadores, estudiantes, desempleados y campesinos, bajo sus propios métodos, como las huelgas, las grandes movilizaciones, las ocupaciones de tierras, así como las ocupaciones de fábricas ahí donde sea posible; en el camino de construir consejos obreros que funcionen sobre la base de la democracia directa, y que se conviertan a su vez en palancas para arrancarle el poder a la burguesía costarricense.

Nos oponemos y denunciamos todo cambio desde las alturas, y llamamos a los trabajadores a enfrentar independientemente al gobierno de Chinchilla y a la oposición empresarial que la presiona para que descargue con más virulencia la crisis en contra de los asalariados. 

También, denunciamos el curso policíaco del régimen costarricense, y que va desde la Ley que prohibe los Grafittis en los sitios públicos, la más reciente Ley que penaliza la divulgación de “informaciones políticas secretas” relacionadas con los altos funcionarios del gobierno; así como la práctica creciente de las detenciones y persecuciones policiales en contra de la juventud y los trabajadores, como quedó demostrado en Puerto Moín, en Pocora, así como en la comunidad campesina de Medio Queso.

Llamamos a todas las fuerzas que se reivindican obreras y socialista de Costa Rica a impulsar una gran campaña democrática en contra del fortalecimiento represivo del régimen, a denunciar los intentos de hacer cambios desde las alturas y militarizar más el país; así como preparar la construcción de un partido de los trabajadores revolucionarios, que aprenda de la experiencia histórica del marxismo-trotskista y la ponga en práctica en Costa Rica; ya que esta es la única forma de preparar una alternativa frente a la derecha costarricense que comienza a asomar la cabeza y demuestra estar dispuesta a implementar salidas extremas para solucionar a su favor la relación de fuerzas existente.

Liga de la Revolución Socialista (LRS)
Viernes 13 de julio de 2012