por : Juan Chingo
Fuente: La Verdad Obrera nº 332. PTS, Argentina.
Jueves 23 de abril de 2009
Durante los días 11,12 y13 de abril de 2009 se realizó, en las afueras de París, la Primera Conferencia Europea de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional. De la misma participaron delegados de Clase contra Clase del Estado Español, Internationaler Klassenkampf de Alemania, miembros de la FT-CI que militan en el Collettivo Comunista de Via Efeso de Roma, miembros del ex-grupo CRI e invitados y simpatizantes de la tendencia Claire del NPA en Francia. La misma fue un pequeño pero importante paso adelante que se reflejó en los vivos intercambios y el clima fraternal de la reunión. A continuación, trataremos de sintetizar algunos de los principales debates y discusiones que se desarrollaron en base a los documentos presentados, que próximamente estarán en Internet.
Europa frente a la crisis capitalista mundial
La Conferencia discutió cómo se expresa la crisis histórica del capitalismo mundial en la Unión Europea (UE), la cual está sometida a una serie de crisis combinadas. En primer lugar, sus bancos más importantes fueron uno de los principales receptáculos de los activos tóxicos emitidos en el mercado inmobiliario y financiero norteamericano. En segundo lugar, algunos países de la UE, que se habían beneficiado de fuertes flujos de financiamiento externo durante el período anterior o del crédito fácil gracias a las condiciones iniciales de adhesión al euro, están experimentando el ajuste de la burbuja inmobiliaria y crediticia, como Inglaterra, España e Irlanda, y en menor medida Francia y otros países del viejo continente. En tercer lugar, los bancos ingleses y los de Europa continental tienen una gran participación en los préstamos a las llamadas economías emergentes. Como porcentaje del PBN, los bancos europeos (21%) y británicos (24%) están cinco veces más expuestos a dichos mercados que las entidades de Japón (5%) o Estados Unidos (4%), lo que puede tener un peligroso efecto boomerang sobre ellos y las economías que los sostienen. Europa del Este ha sido el mayor destino de los préstamos bancarios. La fenomenal crisis de la deuda que se ha abierto en esta región puede afectar duramente a Europa occidental, no sólo por el riesgo crediticio sino también por la potencial fuga de capitales que pueda producirse en algunos países, por ejemplo en Austria, cuya exposición crediticia a estas “economías emergentes” supone un porcentaje tan excesivo en términos de su PBN que hace que se les pueda asignar el mismo riesgo soberano que a sus deudores. Otro elemento son las mayores dificultades de financiación de las economías que tienen déficits de cuenta corriente semejantes a los de países en proceso de convergencia con el euro y, además, mantienen igualmente una proporción importante de su PBN vinculado a la evolución de los países emergentes, como es el caso de España (23%). Y por último, pero no menos importante, en gran parte de Europa, en especial en Alemania, donde las exportaciones han sido la locomotora del crecimiento, la abrupta caída del comercio mundial y la falta de financiamiento del mismo los hace extremadamente vulnerables a esta contracción, al igual que a los países del Este donde habían tercerizado buena parte de su producción.
Estos factores explican por qué la UE ha sido una de las zonas donde la crisis financiera internacional golpeó más fuerte, a la vez que la caída del producto bruto se ha desmoronado, no sólo en los pequeños países de Europa del Este o Islandia sino en algunas de las principales economías europeas.
En este marco y frente a posiciones que, siguiendo anteriores crisis de la UE, dan como inevitable que la respuesta a la misma será un nuevo salto en la integración burguesa y reaccionaria de Europa, la Conferencia señaló que aunque no podemos descartar la variante hipotética de una salida pro europea más federal como la emisión de un bono común de la UE en el mercado de capitales, la actual crisis enfatizaba que el euro y la misma UE no son invulnerables y que frente a la magnitud y profundización de la misma son plausibles (lo cual no quiere decir que sea alegremente fácil) escenarios en donde estos podrían concretamente darse. Entre ellos se barajó no sólo la salida de algún país menor de la zona euro -mientras los demás continúan-, sino incluso variantes que ponen en riesgo la máxima conquista de la integración, el euro y por ende la UE misma, como devaluaciones competitivas de los países de la zona extra euro como Suiza (primer país con deflación en Occidente después de Japón que acaba de devaluar su moneda) o Inglaterra( también en deflación), combinadas a su vez con fuertes presiones de la lucha de clases que lleve a salidas populistas de los grandes países imperialistas de la UE o una cadena de defaults de deuda soberana en el Este o en el mismo Oeste.
En este marco cobra toda su vigencia la afirmación de que la unidad de Europa sólo puede realizarla el proletariado mediante la revolución obrera. Que en este sentido, el avance en la interpenetración de capitales, tendencia que ha avanzado significativamente con respecto a la época del imperialismo de principios de siglo XX analizado por Lenin, no puede ser analizado en forma abstracta y ahistórica sin tomar en cuenta las presentes contradicciones señaladas anteriormente. Más aún, que en comparación con la formación de los Estados nacionales, por ejemplo el francés que necesitó de una revolución o el de EE.UU. en el que fue necesaria no sólo la lucha por la independencia sino una guerra civil; pensar la formación de la unidad burguesa de Europa en forma evolutiva no sólo es reaccionario sino utópico, ya que la visión de una cesión de soberanía para la formación de una entidad supranacional europea sin grandes enfrentamientos es impensable.
Las primeras respuestas a la crisis y las nuevas mediaciones que surgen
La Conferencia constató que la violencia de la crisis hace que países que no son conocidos por el nivel de la lucha de clases, como Islandia, sufran explosiones agudas en este aspecto. A la vez expresó que, tomando en cuenta el estado de poca preparación relativa del proletariado europeo como consecuencia del retroceso de su subjetividad y organización después de años de ofensiva neoliberal, privado de un partido revolucionario –e incluso en la mayoría de los casos de partidos centristas de envergadura nacional (Francia constituye desde este punto de vista una excepción)–, el nivel de respuesta a los ataques del capital para hacerle pagar la crisis es sorprendente.
La Conferencia pasó revista de los distintos movimientos que se venían dando desde la rebelión ampliamente espontánea, fuerte, violenta y prolongada de la juventud griega y los paros generales en este país, las luchas estudiantiles contra el Plan Bolonia en el Estado Español, las manifestaciones masivas en Irlanda, la creciente lucha de clases que desde el año pasado atraviesa Italia, y por último las dos jornadas de acción masivas y demás movimientos de lucha de la juventud liceísta, universitaria y de los trabajadores en Francia, que ubican a este país –una de las principales potencias imperialistas– a la vanguardia hoy día de la respuesta obrera y popular a la crisis mundial (aunque ésta se encuentra todavía por detrás de la magnitud de la misma). Estos movimientos muestran algunas características comunes: la juventud ocupa un lugar muy importante, en especial los jóvenes en edad escolar, mientras los jóvenes trabajadores precarizados y mal pagos son también un sector cada vez más numeroso; la recuperación de la participación de la clase obrera industrial en las luchas no es algo generalizado pero hay una clara tendencia que se empieza a desarrollar en este sentido, la reaparición de métodos de lucha desde hace mucho tiempo desaparecidos -aunque no todavía en forma generalizada ni masiva-, como el secuestro de patrones en Francia, huelgas con piquetes y con ocupación de fábrica (Francia, Ucrania, España, Reino Unido, Irlanda, Italia y Alemania). Esto indica un comienzo de radicalización obrera, lo cual constituye una respuesta a la violencia de la crisis. Ligarse a esta nueva vanguardia obrera, a sus luchas y a su bronca, y ganarla para las ideas del marxismo revolucionaria constituye un desafío mayor para los que nos reclamamos trotskistas.
En este marco, la Conferencia analizó las nuevas tendencias “anarco autonomistas”, que se fortalecen tanto en el Estado Español –en especial en Barcelona– como en Francia y otros países de Europa. Este fenómeno surge en primer lugar como expresión más general frente a las tendencias del viejo reformismo socialdemócrata (y en algunos casos stalinista) a transformarse en partidos burgueses normales. Por otro lado, refleja el avance de la subjetividad –producto de la nueva situación– de ciertos sectores, en especial de la juventud estudiantil y precarizada, constituyendo a la vez un obstáculo para la construcción de organizaciones marxistas revolucionarias. Que este surgimiento de una juventud radicalizada, anarquizante, sin base ideológica anarquista tradicional y que no carga con las derrotas del pasado, está facilitado por el giro oportunista, al pacifismo y el electoralismo de las corrientes que se reclaman del trotskismo o de la “extreme gauche” (en algunos países donde tenían peso en la vanguardia). Un ejemplo de esto eran los jóvenes de Tarnac, grupo que se hizo muy conocido –al menos en Francia–, por la detención de algunos de ellos en noviembre pasado acusados de sabotaje a las vías del sistema ferroviario francés sin más pruebas que la autoría de un libro llamado La insurrección que viene.
Este caso escandaloso jurídicamente despertó la indignación de los habitantes del pueblo donde vivían estos jóvenes, quienes organizaron comités de apoyo, además del apoyo de decenas de intelectuales de renombre lo que llevó a la liberación bajo fianza de todos ellos, con la excepción del más conocido de todos, Julien Coupat, quien continúa preso. Este grupo, que reivindica el “Que se vayan todos argentino” y los levantamientos elementales de las banlieues y el método del sabotaje, tiene una ideología que es una mezcla de Blanqui y Proudhon, las dos utopías emancipadoras del siglo XIX alternativas al marxismo.
Su ideología es la de que en esta sociedad carcelaria, hay que pelear para destruir aquello que nos destruye, luchar individualmente y colectivamente allí donde estamos para un mundo liberado de la explotación y de la dominación, y que no serán su código penal ni su moral quienes dicten lo que debemos hacer, sino la rabia y la ética de cada uno. En La insurrección que viene plantean que lo que unifica a todos es la rabia o el odio y no la pertenencia de clase, de raza o de barrio, es decir –parafraseando a Negri-, una “multitud” de rabiosos es el sujeto de cambio. Que esto requiere una lucha ideológica, estratégica y por último organizativa con este fenómeno, sabiendo cómo discutir de forma no sectaria pero intransigente, a la vez que mostramos la fuerza y el potencial de la clase obrera, y nos jugamos ofensivamente en la medida de nuestras posibilidades a construir una fuerte juventud estudiantil, de jóvenes trabajadores precarios y de las banlieues, sectores entre los cuales Olivier Bensancenot tiene simpatía pero donde el NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) no tiene una política para organizarlos de forma revolucionaria.
La reconstrucción de la IV Internacional: una bandera central
La conferencia discutió que había que resistir la presión existente en varias de las organizaciones de la “extreme gauche”, en especial en el NPA que venía de abandonar en su Congreso de fundación toda referencia al trotskismo y de reemplazar la estrategia de lucha por la dictadura del proletariado por la ambigua fórmula de “gobierno de ruptura”, o que la cuestión de la IV Internacional era una cuestión referida al pasado de lucha contra el stalinismo.
Por el contrario, la gravedad de la crisis y las condiciones de putrefacción del capitalismo donde incluso las “mayores concesiones”–como la recientemente conquistada en Guadalupe después de una prolongada huelga general– son siempre insignificantes en comparación con la miseria de las masas y la profundidad de la crisis social, hacen que: “la más inmediata de todas las reivindicaciones debe ser la expropiación de los capitalistas y la estatización [socialización] de los medios de producción” (León Trotsky, ¿A dónde va Francia?). Y que esta conclusión implica que tenemos que agitar más abiertamente la necesidad de partidos revolucionarios y la reconstrucción de la IV Internacional. Que no hacerlo nos podía llevar a ceder al sindicalismo y/o a la participación en las luchas como meros activistas pero sin elevar a lo mejor de la vanguardia a su rol como clase hegemónica.
Que a la vez, la necesidad de poner las banderas de la reconstrucción de la IV Internacional en un plano más ofensivo se corresponde con la necesidad de entablar una fuerte batalla política frente al proyecto de reagrupar (al menos en el continente europeo) a los distintos partidos amplios anticapitalistas, un proyecto de reagrupamiento internacional a imagen del NPA en Francia, programáticamente ambiguo y sin delimitación de clase.
La Conferencia compartió las primeras reflexiones que se vienen haciendo en el seno de nuestra corriente internacional, expresadas en los artículos de la revista Estrategia Internacional Nº 25, respecto a la necesidad de un nuevo método para buscar el reagrupamiento de los revolucionarios en el próximo período. En el pasado, frente a un bajo nivel de la lucha de clases y de la subjetividad revolucionaria, nuestro método era sacar las lecciones revolucionarias de los principales acontecimientos. Hoy vemos la necesidad de que, sin menoscabar la discusión sobre los fundamentos ideológicos y los balances de las actuaciones en la lucha de clases, el eje debe estar puesto en las cuestiones estratégicas y programáticas (que van a ser probadas en la acción). Profundizar este debate será uno de los ejes de la próxima Conferencia Internacional de la FT-CI.
La conferencia discutió que había que resistir la presión existente en varias de las organizaciones de la “extreme gauche”, en especial en el NPA que venía de abandonar en su Congreso de fundación toda referencia al trotskismo y de reemplazar la estrategia de lucha por la dictadura del proletariado por la ambigua fórmula de “gobierno de ruptura”, o que la cuestión de la IV Internacional era una cuestión referida al pasado de lucha contra el stalinismo.
Por el contrario, la gravedad de la crisis y las condiciones de putrefacción del capitalismo donde incluso las “mayores concesiones”–como la recientemente conquistada en Guadalupe después de una prolongada huelga general– son siempre insignificantes en comparación con la miseria de las masas y la profundidad de la crisis social, hacen que: “la más inmediata de todas las reivindicaciones debe ser la expropiación de los capitalistas y la estatización [socialización] de los medios de producción” (León Trotsky, ¿A dónde va Francia?). Y que esta conclusión implica que tenemos que agitar más abiertamente la necesidad de partidos revolucionarios y la reconstrucción de la IV Internacional. Que no hacerlo nos podía llevar a ceder al sindicalismo y/o a la participación en las luchas como meros activistas pero sin elevar a lo mejor de la vanguardia a su rol como clase hegemónica.
Que a la vez, la necesidad de poner las banderas de la reconstrucción de la IV Internacional en un plano más ofensivo se corresponde con la necesidad de entablar una fuerte batalla política frente al proyecto de reagrupar (al menos en el continente europeo) a los distintos partidos amplios anticapitalistas, un proyecto de reagrupamiento internacional a imagen del NPA en Francia, programáticamente ambiguo y sin delimitación de clase.
La Conferencia compartió las primeras reflexiones que se vienen haciendo en el seno de nuestra corriente internacional, expresadas en los artículos de la revista Estrategia Internacional Nº 25, respecto a la necesidad de un nuevo método para buscar el reagrupamiento de los revolucionarios en el próximo período. En el pasado, frente a un bajo nivel de la lucha de clases y de la subjetividad revolucionaria, nuestro método era sacar las lecciones revolucionarias de los principales acontecimientos. Hoy vemos la necesidad de que, sin menoscabar la discusión sobre los fundamentos ideológicos y los balances de las actuaciones en la lucha de clases, el eje debe estar puesto en las cuestiones estratégicas y programáticas (que van a ser probadas en la acción). Profundizar este debate será uno de los ejes de la próxima Conferencia Internacional de la FT-CI.