viernes, 5 de junio de 2020

POR UNA JORNADA MUNDIAL DE PROTESTA CONTRA EL RACISMO Y LA BRUTALIDAD POLICIAL

El asesinato de George Floyd en la ciudad de Minneapolis en los Estados Unidos y su consecuente oleada de movilizaciones y acciones masivas contra el abuso policial, amenazan con impactar con su ejemplo en la juventud y la disposición a la lucha de los pueblos alrededor de todo el mundo.

Es que el asesinato del afroamericano en los Estados Unidos no solo generó protestas violentas masivas protagonizadas por la juventud, con imágenes sublimes de jóvenes brincando de euforia en los jardines de la Casa Blanca en Washington -después de burlar los controles policiales- y concentraciones y movilizaciones en los 50 Estados de ese país norteamericano; sino que amenazan con propagarse por el mundo, casi tan rápido como la pandemia del Coronavirus, no solo como expresión activa de solidaridad internacional contra el racismo; sino contra los abusos policiales cada vez más frecuentes en todo el planeta.

Si el asesinato de George Floyd dentro de los EE.UU ha tenido un impacto tan estremecedor en ese país y en el orbe, se debe a principalmente a dos razones: por un lado el clima de desesperación y desencanto generado por la pandemia en una juventud que paga con desempleo, reducción de ingresos y penurias económicas las decisiones políticas de los gobiernos; y por otro, y quizá el hecho más importante: el cansancio de las grandes masas populares con las medidas represivas de los Estados con la excusa del control de la pandemia; el terreno más fértil para los abusos y la “brutalidad policial”, cada vez más frecuente en todos los rincones del mundo.

Al tiempo que el movimiento en solidaridad y denuncia por el asesinato de George Floyd en los Estados Unidos no termina de desarrollarse y se vuelve más masivo, y en algunos casos más violento con saqueos, incendio de edificios gubernamentales y de la policía; comienzan a extenderse acciones de solidaridad a países como Francia, donde otro joven negro de 20 años habría muerto a manos de la policía en el año 2016, y los abusos policiales contra la población negra son frecuentes. En otros países, como México, se recuerdan los 46 desaparecidos de Ayotzinapa con la complicidad de las fuerzas seguridad del Estado; mientras crece el repudio contra los abusos policiales como el más reciente, donde un joven ha muerto a consecuencia de los golpes que durante toda una noche, le habría protagonizado un policía que lo mantenía bajo custodia.
Es por todo lo anterior que se hace necesario promover la solidaridad más activa y combativa de la juventud mundial contra el racismo en los Estados Unidos, pero también de modo urgente, convocar a una jornada mundial contra los abusos y la brutalidad policial, que se ha profundizado y convertido en norma bajo las imposiciones y restricciones implementadas por Estados que tienden al autoritarismo en el contexto de la pandemia del Coronavirus.

Guardando las distancias, en Costa Rica no solo se han presentado repudiables acciones de violencia y abusos racistas –principalmente con el asesinato de líderes indígenas, que siguen impunes bajo el gobierno del PAC-, sino que son frecuentes los abusos policiales contra la juventud y la población; agravados por las atribuciones que se ha tomado el Estado con la supuesta intención de mantener bajo control el coronavirus.

Es el momento de una jornada mundial de protesta, en solidaridad contra el racismo en los Estados Unidos, pero especialmente contra los abusos policiales que se han vuelto la norma también Latinoamérica y todo el planeta, incorporando decididamente las exigencias de los trabajadores y el pueblo que día a día se enfrenta no solo a la desesperación por las consecuencias de la emergencia sanitaria; sino por los abusos a manos de las fuerzas del “orden” al servicio de los poderosos.

jueves, 26 de marzo de 2020

CARLOS ALVARADO FRACASA EN SU INTENTO DE IMPONER UN NUEVO IMPUESTO AL PUEBLO EN MEDIO DE LA EMERGENCIA MUNDIAL POR EL CORONAVIRUS


Sin piedad y sin ningún tipo de consideración con el pueblo, aún en medio de una dramática crisis económica y social generada por la pandemia del coronavirus a nivel mundial Carlos Alvarado y el PAC, han intentado imponer un nuevo impuesto del 5% a los trabajadores del sector público.

No es ‘una pifia’ ni un ‘error de comunicación’, como han intentado dar a entender los medios de comunicación y distintos ‘analistas’ que hacen incapié en una supuesta falta de ‘coordinación’ entre Rodrigo Chávez y Carlos Alvarado, al día de hoy cabeza del Poder Ejecutivo.

No es ni una pifia ni un error de comunicación, sino que ya es una estrategia sistemática, premeditada y sin ningún tipo de contemplación, recargar sobre los hombros de los trabajadores la crisis económica y posiblemente social generada por la pandemia global del coronavirus.

Hay que recordar que tres semanas atrás la Casa Presidencial fue allanada, se abrió un escándalo nacional por la formación de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos al servicio del PAC y el gobierno en pleno fue obligado a comparecer, Ministro tras Ministro, a la Asamblea Legislativa. Para ‘suerte’ del gobierno, la crisis mundial por la pandemia del coronavirus arreció, generando de inmediato un clima de emergencia nacional entre los medios de comunicación y los distintos poderes de la república, a tal punto que los Diputados que hacían ‘juicio sumario’ a los diferentes funcionarios de Casa Presidencial, se colocaron de inmediato a las órdenes del Poder Ejecutivo, aprobando una a una las ‘leyes’ provisionales de emergencia para enfrentar la crisis del coronavirus, que se han dirigido en contra de los trabajadores, sus salarios contratos y jornadas laborales, pero a favor de los grandes empresarios, a los que se les aliviará de obligaciones fiscales, pagos de servicios y alquileres, y se les apoyará por medio de distintos planes de estímulo.

En ese contexto, el gobierno de Carlos Alvarado se ha sentido nuevamente sólido, creyendo no solo que los procesos abiertos con la crisis de la UPAD finalizaron –cuando todavía la Fiscalía y el Poder Judicial tienen en su poder las computadoras y teléfonos del Presidente y los funcionarios de la Casa Presidencial- sino que además cualquier iniciativa dirigida contra el pueblo será aprobada por los Diputados. Solo a partir de lo anterior se entiende la aparición de Rodrigo Chávez en el Museo de los Niños –donde sesionan los Diputados para evitar el Hacinamiento- promoviendo entusiastamente un nuevo impuesto sobre los salarios de los empleados públicos –y privados- superiores a 500 mil colones, así como la posterior publicación en redes sociales de Carlos Alvarado, donde desmentía o anulaba los intentos por establecer un nuevo impuesto contra el pueblo, visiblemente como producto del rechazo unánime que expresaron no solo los Congresistas de la República, sino crecientes sectores del pueblo que repudian los golpes que diariamente el gobierno del PAC descarga contra el pueblo con el pretexto de la crisis del coronavirus.

El FRACASO de Carlos Alvarado por imponer nuevos tributos es un duro revés contra el gobierno, en momentos de gran consternación y volatilidad en el estado de ánimo del pueblo costarricense, debido a una pandemia mundial que ha afectado todos los rincones del mundo, generando millones de desempleados, la parálisis de la economía, el cierre de fronteras en la mayor parte de los países, así como miles de muertos por el nuevo virus, que ha rebasado con numerosos sistemas de salud en el mundo. El frustrado intento de imponer un nuevo impuesto es además un golpe brutal contra uno de los principales cuadros ‘neoliberales del gobierno’ y de los organismos financieros internacionales, nada más y nada menos que el hombre que trabajó ininterrumpidamente 27 años para el Banco Mundial, 7 de los últimos, como Director país de ese organismo para Indonesia, lo que no dejará de tener agudas repercusiones en el vapuleado equipo de gobierno.   

Los perversos esfuerzos de Carlos Alvarado por empobrecer y llevar a la miseria a los costarricenses, y sus intentos sin piedad por arrebatarle al pueblo su sustento y el de sus hijos, es una razón de peso para no ofrecerle ningún tipo de tregua al PAC y a sus aliados, ni aún en tiempos de amenaza mortal por el Coronavirus, ya que si no nos mata la pandemia, nos matará el gobierno del sucio y criminal PAC con despidos, hambre y desempleo contra el pueblo.

Al tiempo que se mantienen las medidas básicas de aseo y cuidado físico y social necesarias para preservar nuestra vida en lo inmediato, es evidentemente necesario prepararse para una dura batalla de vida o muerte contra un partido que ha usado la crisis y la emergencia sanitaria mundial para intentar lavarse la cara, pero con un programa de estafa y violencia económica contra los trabajadores y el pueblo de Costa Rica. Es el momento en donde las organizaciones de los trabajadores tienen la obligación histórica de prepararse para defender el nivel de vida del pueblo, lo que necesariamente conllevará a un enfrentamiento directo contra el gobierno del PAC y sus aliados, así como las grandes cámaras empresariales, que pretenden preservar intactas las fortunas y los intereses de los poderosos, mientras hunden en la miseria y la desesperación a los pobres y a los humildes del pueblo.