sábado, 8 de febrero de 2014

Organicémonos para enfrentar al próximo gobierno y sus políticas pro empresariales



Los resultados de las recientes elecciones presidenciales confirmaron la posibilidad de una segunda ronda  luego de que ningún candidato alcanzara el porcentaje necesario para ser electo, y muestran un panorama marcado entre otros aspectos por el sorpresivo ascenso del PAC  a través de su candidato Luis Guillermo Solís, y las ilusiones de cambio que hoy lo rodean.

Luego de aparecer ubicado detrás del PLN, el FA y el ML, Solís logró quedarse con el primer lugar con un 30.7% de los votos, cerca de 25,000 votos más que el PLN que alcanzó 29,6%, lo que dejó a Araya en segundo lugar; lo cual ha dejado a la luz fricciones internas en el PLN, donde varios dirigentes incluso han planteado incluso que Araya se retire de la disputa con el PAC.

A pesar de ser prácticamente desconocido al  iniciar la campaña, Solís supo aprovechar las distintas apariciones públicas para mostrar al PAC como una opción aún más moderada y conciliadora que el Frente Amplio, lo que le valió atraer el respaldo de un importante sector de la población que busca desplazar al PLN del gobierno.

Más allá de todo esto,  tal como ya lo señalábamos en un comunicado previo, cualquier candidato que resulte electo no cumplirá otro objetivo que administrar el estado capitalista costarricense por los próximos años, y Solís no sería la excepción. Sobre todo porque el próximo gobierno tiene desde ya un reducido margen de maniobra producto de un escenario económico atravesado por un déficit fiscal que alcanzó el 5,4% del PIB al cierre del 2013, y por importantes niveles de endeudamiento interno y externo.

Mientras tanto a nivel internacional la creciente volatilidad e inestabilidad de las llamadas economías "emergentes" como China (de la que Costa Rica necesita para mantener estable su economía) y otros países latinoamericanos como Brasil o Argentina, ya generan tensiones y alertas de nuevas turbulencias por un posible reinicio de la crisis capitalista internacional.

Este panorama afirmamos desde ya que le pondrá un límite al próximo presidente, que muy probablemente deberá poner en marcha ajustes y recortes presupuestarios austeridad (en aspectos como la salud y la educación públicas) con tal de mantener el capitalismo costarricense con vitalidad, lo que implica dejar intactos los millonarios subsidios, exenciones y privilegios que hoy reciben los empresarios. En el caso del PAC, su principal antecedente constituyó el pacto de su cúpula representada por Otton Solís (que vuelve al Congreso) con el PLN para aprobar el proyecto de Plan Fiscal de Chinchilla.

Pero además del factor económico, no debe perderse de vista el importante nivel de abstencionismo  de la primera ronda,  superior incluso al respaldo obtenido por ambos candidatos, y el hecho de que el próximo gobierno se enfrentará con la Asamblea Legislativa más fragmentada de la historia, tal como algunos diarios ya lo señalan; lo que limitaría aún más el margen de acción de cualquier variante que llegue el poder. Lo anterior se presenta en momentos en que podría estallar una grave crisis dentro del PLN, lo que golpearía duramente las filas de uno de los principales partidos de la clase dominante.

Resulte ganador el PAC o el PLN, garantizarán que los intereses del empresariado nacional y transnacional sigan siendo protegidos  en el próximo gobierno, en detrimento de las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares.

Los trotskistas de la LRS reiteramos nuestro llamado a prepararnos y  organizarnos desde ya en cada centro de trabajo y estudio, en la perspectiva  de enfrentar al gobierno entrante y las distintas políticas anti obreras y antipopulares que pondrá en marcha.

Invitamos a los compañeros del PT y otras organizaciones de izquierda a debatir las vías para organizar la lucha contra la próxima administración gubernamental de los negocios de los capitalistas, así como las vías para poner en pie un verdadero partido de los trabajadores que este apoyado en una estrategia revolucionaria para vencer.

La devaluación argentina no es un caso aislado

Por Juan Chingo, FT-CI

La fuerte devaluación Argentina que impactó a los mercados latinoamericanos y mundiales, aunque ha sido la más pronunciada, no es un caso aislado. Mientras el peso argentino se hundió un 15,1% la semana pasada, la lira turca cayó un 4,4% , el real brasilero un 2,3%, el rublo ruso 2,9%, el rand sudafricano 2%, el peso chileno igual que el anterior, el peso colombiano 1,5% , el won surcoreano 1,9% y el peso mexicano 1,6%.

En especial en Argentina, los operadores atribuyeron el colapso del peso justamente a la ausencia del banco central en los mercados cambiarios. Desde hace años, a pesar del cepo cambiario implementado en 2011 para frenar el drenaje de divisas y asegurar los dólares para el déficit energético y para pagar deuda [1] la entidad ha estado apoyando el peso, gastando miles de millones de dólares de sus reservas internacionales. Tanto los intentos de este último de preservar su declinante posición de reservas (como la dramática respuesta del mercado) es una reminiscencia de las acciones de los bancos centrales del sudeste asiático durante la crisis de 1997, aunque la Argentina, por no haber podido cerrar del todo las consecuencias del default de 2002 a pesar de la vocación pagadora de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y también por el cepo cambiario establecido en 2011 no tuvo entrada de capitales comparable a la de los países asiáticos en ese momento o del conjunto de los llamados “emergentes” en los últimos años, más bien todo lo contrario. Luego de dos años de intentar contener la situación utilizando miles de millones de reservas y mediante medidas restrictivas, el banco central comenzó a perder la batalla por la aceleración de las salidas de fondos en la Argentina [2] la semana pasada. Pero no solo ahí. En Turquía, la lira alcanzó una cotización mínima récord tanto frente al dólar como el euro, a pesar de que el banco central del país gastó una parte considerable de sus reservas de divisas para apoyar la moneda [3] La moneda de Turquía es la de peor desempeño en el mundo solo detrás del peso argentino en el último mes después de que una prueba anti- corrupción contra el gobierno desatara un espiral de crisis política obligando a tres ministros a dimitir. Hoy lunes frente a la intensificación de la crisis el gobierno ha llamado a una reunión de emergencia. Pero si Argentina y Turquía son los casos más extremos, el hecho de que en los últimos días, las acciones, los bonos y las monedas de números países semicoloniales y dependientes (los llamados mercados emergentes usando la jerga económica de la prensa burguesa) sufrieron duros golpes, es expresión de que un gran número de estos países está teniendo problemas para adaptarse a un crecimiento mundial más débil, agravado en los últimos meses por la disminución del “narcótico estimulador” del QE decidido por la FED. Este nuevo panorama ya había provocado el año pasado, un retiro de fondos de los inversionistas de mercados emergentes después de las primeras convulsiones en estos mercados en mayo. Los acontecimientos de la última semana podrían estar marcando una aceleración de los ritmos de fuga de capitales de estos países de imprevisibles consecuencias.

La sobreacumulación y sobre-especulación, las fuerzas de fondo que preanuncian una gran crisis 

La sobreacumulación en determinadas ramas de producción, en especial en el sector manufacturero chino y del resto de Asia a la vez que en el sector productor de materias primas a nivel global, el excesivo flujo de capitales y las burbujas financieras e inmobiliarias que dieron origen son las razones de fondo que preanuncian una fuerte crisis en los llamados países emergentes, cuando comienzan a revertirse los factores que permitieron el ascenso de estos. Comencemos por lo más evidente y volátil: aproximadamente 4 billones de dólares de fondos extranjeros han invertido en mercados emergentes desde el pico de la crisis financiera de 2008-2009, gran parte de este "dinero caliente" fue a bonos, acciones e instrumentos líquidos que se pueden vender rápidamente. En este marco, el tema de los préstamos soberanos y corporativos en deuda denominados en dólares (y en euros y yenes) se ha convertido en un problema crítico. Más de cinco años de un exceso de liquidez global sin precedentes impulsaron un auge histórico en los préstamos denominados en dólares. El mercado asumía como constante la devaluación del dólar y la apreciación de la moneda de los llamados países emergentes (Argentina por su rol de paria en el mercados de capitales no participó de esta tendencia, aunque sí de algunas otras que vamos a enumerar), dando lugar a una especulación sin límites de productos de deuda de los países emergentes cada vez más riesgosos, como fue el caso de lo subprime en los Estados Unidos y que actuó como desencadenante de la crisis en 2007. 

Pero detrás de esta tendencia especulativa y orgía de deuda se desarrollaba una fuerte tendencia a la sobreacumulación en la economía real. Los altos precios de las materias primas llevaron a un frenesí en la inversión del sector. La crisis de 2008 produjo una pausa, pero continuó en los tres años siguientes. Enormes cantidades de capital se vertieron en proyectos de alto riesgo. El riesgo para los países productores es el estallido de esta burbuja de inversión, no reducción de los ingresos debido a los precios de las materias primas más bajos per se. 

Un caso paradigmático es la economía de Australia que se encamina a una caída debido a la explosión de su burbuja de inversión minera. Lo peor pasará sólo cuando el sistema financiero liquide los activos improductivos relacionados. 

Muchas economías de África podrían verse afectadas este año. Ha habido una fiebre del oro en África. Las grandes empresas mineras han estado vertiendo dinero. A medida que el dinero se detiene, podría haber consecuencias graves. Muchas economías africanas han construido su base de costos suponiendo nuevas entradas de capital. Sera difícil adecuarse a su ausencia.

No menos importante es el histórico -y aun en curso- auge de la capacidad de fabricación en China y en toda Asia. Esto ha creado un exceso de capacidad y el aumento de presión en los precios de muchos productos manufacturados, una situación que sólo empeoró por la agresiva devaluación de la moneda de Japón. Este dilema, con paralelos con las economías de los productores de materias primas, se vuelve especialmente problemático debido a la enorme acumulación de deuda en los últimos años. Si bien este es un problema grave para toda la región, se ha convertido en un problema acuciante en China. La semana pasada los mercados parecían empezar a tomar más en serio las crecientes tensiones en los mercados de créditos chinos y los fuertes temores por el denominado sistema bancario en la sombra. Se hablaba a principios de la semana de los esfuerzos concertados para salvar al atribulado el fondo de inversión llamado China Credit Equals Gold #1 Collective Trust Product”, que tiene que devolver 500 millones de dólares y no podría pagarlos, evitando un inminente default (sería el primer default de este tipo en la historia china) el 31 de enero. En este marco, cualquier endurecimiento significativo del crédito chino reverberaría en todo el mundo, especialmente en las economías y los sistemas financieros ya vulnerables de los mercados emergentes.

La enorme inversión y los flujos de "dinero caliente" se manifiestan en el crecimiento de varios billones de dólares de las reservas internacionales de los bancos centrales de los “países emergentes”. Este flujo de liquidez y especulación externo ha creado una dependencia sistemática de los flujos de capitales externos. También creó burbujas crediticias en estos países con sus consecuentes estallidos, el último de los cuáles se vio en Vietnam, que creó hace unos meses un llamado “mal banco” para absorber cientos de millones de dólares en deuda tóxica que amenazaban su sistema financiero. A la vez, las burbujas prolongadas han inflado las expectativas sociales, como se ha visto en Brasil, China, Sudáfrica Turquía y otros países por nombrar los procesos más importantes.

Todos estos procesos hoy en día se encuentran en un punto de inflexión. Hoy, muchas de las economías de los mercados emergentes se enfrentan exactamente a lo contrario: aumento de las fuerzas deflacionarias para las mercancías que se venden en los mercados mundiales. La caída de precios, especialmente en todo el complejo commodities, ha presionado a las monedas nacionales. Esto se convirtió en un importante riesgo sistémico después de los enormes flujos especulativos que llegaron a la espera de las monedas pujantes, mercados de valores atractivos y oportunidades de negocios. El auge de los commodities permitió alimentar booms económicos generales y sostenidos. A su vez, la expansión global de las cadenas de producción de las corporaciones multinacionales que pegó un salto en las últimas décadas, inflando al comercio mundial, está perdiendo velocidad. Ahora, las burbujas están comenzando a desinflarse y los capitales están buscando vías de salida. Y, a medida que la reserva global de las finanzas especulativas revierte el curso, la escala de desajuste económico y el deterioro del sistema financiero comienzan a verse más claramente. En otras palabras, son estos desequilibrios productivos y financieros excesivos que afectan a los mercados emergentes los que están detrás del fin de su espejismo y no meramente la decisión de la FED de reducir a partir de enero su inyección de dinero [4]. En realidad, el “Fed tapering” es un mero catalizador de problemas más profundos de gran parte de la economía internacional como los señalados, aunque obviamente su manejo por las autoridades monetarias norteamericanas puede tener consecuencias en los ritmos y formas de la crisis. De alguna manera, la necesidad de la FED de poner un cierto límite a la burbuja de la bolsa y de otros activos en especial en los EEUU, está abriendo consecuencias negativas para la economía mundial. Es que este exceso de euforia que llevó a muchos a creerse el cuento de un nuevo paradigma está construido sobre pilares de barro, en otras palabras la desenfrenada especulación alcista no se condice para nada con una economía que languidece, el empleo sigue débil y sin visos de recuperación, las empresas no invierten, etc.

Un nuevo capítulo de la crisis mundial de consecuencias aún inciertas 

Desde el comienzo de la crisis mundial en 2007, a pesar de las desigualdades de crecimiento después del primer shock entre los países de la periferia y el centro, siempre nos negamos a avalar la teoría del desacople. Así, en julio de 2012 frente a los primeros síntomas de agotamiento del crecimiento del modelo chino anticipábamos que el último capítulo de la crisis próximo a abrirse iba a ser los países semicoloniales y dependientes. Allí decíamos: “Analizando a China, el ‘emergente’ por excelencia, queda claro que no hay nada más falso que un posible desacople de estas economías (dependientes como China o semicoloniales) de la crisis mundial. Lo que ha sucedido es que la transmisión de la crisis de las economías avanzadas a éstos se ha postergado. Dicho de otra manera, la estabilidad relativa actual de la que gozan estos regímenes comparada con la crisis económica y debilidad política de los países centrales, no nos debe impedir ver que esta es una tendencia coyuntural, una discordancia de los tiempos de la crisis. Ya en la crisis de acumulación capitalista de la década de 1970 se había dado un fenómeno similar. En ese momento fue el reciclaje de los petrodólares lo que evitó que la primera gran crisis capitalista desde el fin del boom de la posguerra golpeara inmediatamente a la periferia, dando lugar a un período de ‘plata dulce’… ahora, el fin del dinero fácil y los nubarrones del motor de crecimiento chino marcan un rudo cambio de escenario para los países semicoloniales exportadores de materias primas [5] . (Subrayado nuestro). El balance gris del año 2013 [6], la aceleración de enero 2014 y las oscuras perspectivas que se vislumbran en todo el año para estos países confirman este pronóstico.

Viendo las fuerzas subyacentes a la crisis, el estallido final de la burbuja de los mercados emergentes , puede provocar -si nuestro análisis es válido- otra crisis que es similar (aunque no idéntica) a la crisis financiera asiática de 1997, y hay una gran posibilidad de esta será aún peor esta vez debido a la hecho de que más países están involucrados (América Latina, China y el sudeste asiático y África), y debido a que la economía mundial está en un estado mucho más débil de lo que era durante los pujantes finales de la década de 1990.

Si esta es una variante en el mejor de los casos, no puede descartarse una perspectiva aun peor: ¿Será la crisis de los mercados emergentes el preludio de un nuevo salto en la crisis mundial, o dicho de otra manera, el prolegómeno de una nueva caída recesiva, o depresiva de la economía mundial, afectando de nuevo a su centro? Normalmente, los problemas en la "periferia" darían lugar a una huida de los activos de riesgo, a un desapalancamiento y los resultantes efectos de contagio que afectarían a los países imperialistas. Pero en 2013, con la liquidez global sin precedentes, junto con la especulación también sin precedentes, las grietas iniciales en las “burbujas” de la periferia estimuló un alza especulativa sobre las acciones y los mercados de deuda corporativa de los países centrales. Dicho de otra manera, la dinámica de 2013 exacerbaron significativamente las fragilidades sistémicas globales. De conjunto, los sistemas financieros mundiales y las economías se hicieron cada vez más dependientes de la abundante liquidez barata. Este “telón de fondo” o backup de liquidez mantuvo la dinámica de crisis en los países emergentes a raya, pero también prolongó una peligrosa expansión de fin de ciclo de la deuda. Junto a los efectos directos del fin del espejismo de los mercados emergentes en los países centrales, en particular a los países fabricantes de máquinas herramientas o de productos suntuarios [7] , un cambio en la percepción de los activos de riesgo podría generar nuevos episodios ampliados de la crisis financiera, como fue luego del default ruso de 1998 y el desplome subsiguiente de Wall Street y la cesación de pagos de varios monopolios capitalistas norteamericanos, es decir que una fuerte crisis de los países emergentes puede hacer desencadenar una nueva oleada de catástrofe financiera y económica en el centro que a comienzo de 2014 está saludando los primeros síntomas, débiles de recuperación. En conclusión: la crisis mundial no está cerrada y su final sigue estando abierto.

Por otra parte, lo que ya ha comenzado es una fuerte presión de los “mercados” y las autoridades financieras como el FMI que presionan a los productores de materias primas a avanzar en duras reformas estructurales antes que confiar en un revival del moribundo súper- ciclo de las commodities que los pueda rescatar. En países como Brasil, la prensa internacional ya habla de la liberalización de industria y servicios para facilitar la llegada de fondos foráneos, la reforma de un sistema de protección social presentado como a todas luces excesivo en el que la participación del gasto en pensiones respecto al PIB equivale al de naciones europeas cuya proporción de jubilados es tres veces superior, según su propia descripción. Es decir, un ataque “a la europea” a los derechos de los trabajadores y el fin de los márgenes de autonomía estatal de que gozaron en el sistema internacional de la última década varios de estos países, en especial los BRICs. Es decir, una vuelta de tuerca en la semicolonización.
  
[1Desde que en 2010 se creó el Fondo del Bicentenario el Banco Central transfirió en promedio 8 mil millones de dólares anuales de reservas al tesoro para pagar deuda externa. 

[2Las autoridades han reconocido que han consumido buena parte de su munición para defender su moneda y que deben bajar el ritmo intervencionista. Desde finales de 2012, el país ha consumido más de 15.000 millones de dólares de sus reservas internacionales para acudir en auxilio de su divisa, de los cuales 9.400 millones de dólares se destinaron para pagar deuda. Pero el nivel de las mismas ha bajado la pasada semana hasta los 29.443 millones de dólares, el nivel más bajo desde 2006, y el banco central ha reconocido que no puede seguir actuando con la misma intensidad. 

[3Aunque menos agudo, el paralelo con Argentina es sorprendente. Así, el 25/1 el título de Bloomberg decía: “Turkey’s ‘Embarrassing’ Intervention Fails to Curb Lira Selloff.”, refiriéndose al fracaso de una operación llamada de “shock and awe”, por la decisión del banco central de intervenir agresivamente en el mercado de divisas comprando entre 3,5 y 4 billones de dólares en liras sin impedir la caída en el precio de esta. Luego de alcanzar un pico de $115 mil millones a mediados de diciembre, las reservas internacionales de Turquía esta semana cayeron a $107 mil millones. 

[4La FED ha incrementado su balance desde el 2008 a la fecha en más de 3 billones de dólares, mediante diversos programas de compra de bonos. El pasado 18 de diciembre, decidió, por primera vez, reducir en 10 mil millones de dólares mensuales, a partir de enero, sus dos programas vigentes de inyección de dinero que a lo largo de todo el año pasado inyectaron 85 mil millones mensuales. 

[5Estrategia Internacional N° 28 

[6Su estabilidad presupuestaria está afectada en presencia de déficit público creciente, y a la balanza por cuenta corriente, suma de un déficit comercial en 2013 que ha sido el más elevado en 13 años y de unas fugas de capital foráneo que son las mayores vividas por Brasil en los últimos doce; el fenómeno constructor se acerca a su fecha prevista de caducidad sin haberse quitado de encima la certeza de la ineficiencia administrativa y la corrupción estructural; y el consumo se ha ralentizado a niveles no vistos en 30 meses tras sufrir la peor campaña navideña en una década. El mercado automotriz, fuertemente subsidiado, encuentra ahora problemas en colocar su producción. Con la inflación cercana al 6% debido a un repunte en diciembre sin igual desde abril de 2003, su banco central se vio obligado la semana pasada a subir de nuevo el tipo de referencia (Selic) hasta el 10,5%. La depreciación acelerada del real aumenta a su vez el coste de las importaciones completándose de este modo el círculo vicioso inflacionario. Mientras la industria languidece ante la falta de ingresos, la rentabilidad exigida por los inversores en el mercado de bonos se dispara mientras la bolsa sigue en caída libre (menos 6% en lo que va de año para completar un menos 22% en doce meses); y la sombra de un downgrade por parte de las agencias de rating flota peligrosamente en el ambiente. 

[7Mientras los países imperialistas están sumidos en su peor crisis económica desde la Gran Depresión, el sector de lujo tiene la burbuja de los mercados emergentes como responsable por la explosión de sus ventas.

Cumbre de la CELAC en La Habana: Ni unidos, ni soberanos. Una cumbre de conciliación con el capital extranjero

Por Eduardo Molina, FT-CI

La segunda Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que integran todos los países del continente con excepción de Estados Unidos y Canadá, se realizó en La Habana del 28 al 29 de enero. Asistieron 31 de los 33 jefes de Estado de la región (Funes de El Salvador no asistió por las elecciones del domingo, y Martinelli, de Panamá, no viajó enemistado con Cuba por el supuesto hallazgo hace un tiempo de armas cubanas en un barco norcoreano que atravesaba el Canal). Además, participaron Ban Ki Moon, Secretario Gral. de las Naciones Unidas, y el Sec. Gral. de la propia OEA, José Miguel Insulza, en una visita inédita desde que ese organismo expulsó a Cuba en 1962, en represalia por la revolución.

El encuentro fue formalmente un éxito diplomático y político, puesto que contribuyó a instalar la CELAC como mecanismo de negociación entre los países de la región, tal como se autodefine: “un espacio de diálogo y concertación política”. [1] ubicándose como un “contrapeso” y “complemento” a la OEA y otras instancias controladas por el imperialismo. “Unidad en la diversidad” fue la consigna que protagonizó la cumbre de la Celac. Muchos de los presidentes la repitieron e hicieron hincapié en sus discursos en la necesidad de profundizar la integración más allá de las diferencias políticas de los países en un bloque que incluye, por ejemplo, a Cuba, Venezuela y Bolivia y a Chile, Colombia, México y Perú (la Alianza del Pacífico). Laura Chinchilla, de Costa Rica, insistió en que la Celac “no había nacido para oponerse a otros bloques, sino para proponer, para sumar [2]

En el desarrollo y resoluciones de la cumbre, dieron la tónica la moderación “discursiva”, los “consensos”, y la búsqueda de distención, como en la recomposición de relaciones entre Cuba y México o el encuentro de Piñera y Humala tras el fallo del Tribunal de La Haya por la disputa de límites marítimos entre Perú y Chile.


A pesar de las visiones entusiastas que presentan desde la izquierda chavista o castrista, no fue una cumbre de confrontación con el imperialismo, ni siquiera retórica, sino de tono dialoguista, negociador. Y en ese marco se ubican los pedidos a la “comunidad internacional” de reformas en el orden financiero, comercial o diplomático, así como la reiteración de reclamos contra Estados Unidos como el cese del bloqueo a Cuba, el pronunciamiento ante “el carácter latinoamericano y caribeño de Puerto Rico”, si bien tibiamente limitado a “tomar nota de las resoluciones sobre Puerto Rico adoptadas por el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas”, o frente a Gran Bretaña, el apoyo a la reivindicación argentina de Malvinas [3] .

Panorama de dificultades e incertidumbre

El encuentro se realizó en un escenario teñido por la común preocupación de las burguesías y gobiernos latinoamericanos ante la “desaceleración” de las economías regionales y las amenazantes “turbulencias” comerciales, financieras y cambiarias como las que están generando las devaluaciones en Argentina, Turquía y otros países. El ciclo de alto crecimiento de la década pasada, motorizado por los altos precios y crecientes volúmenes de exportación de materias primas, ha quedado atrás. Los “mercados emergentes” han entrado en una fase de declinación, y eso ya afecta a los principales países latinoamericanos, tanto los alineados con el neoliberalismo, como los que adoptaron “modelos” de tipo desarrollista y nacionalista, en lo que emergen los fuertes desequilibrios y contradicciones de los capitalismos dependientes latinoamericanos. Si bien la región aún exhibe un modesto crecimiento -alrededor de un 3%- el freno es evidente. México estuvo prácticamente estancado con sólo un 1,3% durante 2013 y tendría una modesta recuperación este año. Para Brasil se pronostica un incremento en el PBI de apenas 2,6% en 2014, y algo similar para Argentina [4]. Los cambios en la política económica norteamericana y el menor crecimiento en China y Asia están acotando fuertemente las perspectivas latinoamericanas, en lo comercial como en lo financiero, y promoviendo devaluaciones en Brasil (a fines del 2013) y más espectacularmente en Venezuela y Argentina, lo que a su vez, repercute sobre otros países como Chile, Uruguay, etc.

Por otro lado, si bien el “retorno de Estados Unidos a América latina” insinuado en el otoño pasado no se materializó en un avance cualitativo del imperialismo (que enfrenta serios problemas, en el marco de la crisis capitalista internacional, la debilidad de la propia economía yanqui y la erosión de su hegemonía), Washington se ha apoyado ampliamente en sus aliados latinoamericanos para presionar en los más diversos temas, desde la promoción de la “alianza del Pacífico” con México, Colombia, Perú y Chile, con los que ha sellado acuerdos de libre comercio (TLC), o el respaldo a los gobiernos “posgolpistas” de Honduras y Paraguay, a las políticas de seguridad y control del narcotráfico. Sin poder recomponer plenamente su “autoridad”, Washington pone límites a los intentos de agrupamiento latinoamericanista bajo liderazgo brasileño y trata de aprovechar el declive de la influencia chavista tras la muerte de su líder. Con todo ello, se replantea la cuestión de las relaciones de los países de la región con Estados Unidos.

En este marco, los distintos gobiernos enfrentan una serie de dificultades políticas. En Brasil, el proceso de protestas juveniles y obreras iniciado en junio, desnuda el descontento social con el “modelo” progresista del lulismo. En Argentina, la crisis del gobierno “nacional y popular” de Cristina Fernández de Kirchner marca un escenario de “fin de ciclo” en el que crece el descontento obrero y popular. Por otro lado, en Venezuela, Maduro expresa un gobierno débil, presidiendo la decadencia del chavismo en medio de la crisis económica. Incluso el gobierno de Evo Morales, que va por una tercera elección este año, debe contabilizar cierto desgaste de las ilusiones obreras y populares. Entre tanto, la derecha latinoamericana en su conjunto no puede mostrarse fortalecida. En Chile, tras el descrédito del gobierno de Piñera, enfrentado a importantes procesos de movilización estudiantil y de trabajadores, ha sufrido una dura derrota electoral. En México, el gobierno de Peña Nieto carga con dificultades políticas y económicas y la sombra de la “guerra narco” que conmueve a varios estados. 

Aun con un panorama de relativamente baja lucha de clases, las huelgas e intervenciones del movimiento obrero en el Cono Sur (Bolivia, Argentina, Chile, Brasil) durante 2013, las protestas juveniles en Brasil, como antes en Chile, y otros procesos, son indicadores del descontento con el incumplimiento con las expectativas de mejoras y la erosión de las escasas conquistas logradas durante los años de crecimiento, quizás anticipan la resistencia que pueden despertar los intentos de descargar las crecientes dificultades económicas con medidas de ajuste y devaluatorias sobre los trabajadores y el pueblo.


“Integración” de la mano del capital extranjero y como “pagadores seriales”

Desde el punto de vista económico, en consecuencia, se trasluce a cada paso la discusión de cómo mantener y aumentar el flujo de inversiones y préstamos internacionales necesarios para dinamizar las dependientes economías latinoamericanas. En rigor, las diferencias están en cómo establecer la colaboración con el capital internacional. Podría decirse que todo el texto de la declaración final está recorrido por la tensión y los compromisos entre la lógica de plena apertura y mayores concesiones impulsada por los gobiernos más proimperialistas, y los intentos de regatear condiciones por parte de los gobiernos “posneoliberales”, pretendiendo -para emplear la frase acuñada por Evo Morales-, que el capital extranjero concurra “como socio, no como patrón”.

Al inaugurar la cumbre, Raúl Castro “advirtió que seguimos regidos por un orden internacional injusto y excluyente, en el que las amenazas a la paz y la injerencia externa continúan; los centros del poder no se resignan a perder el control de esta rica región, ni renunciarán a los intentos de cambiar el curso de la historia en nuestros países para recuperar la influencia perdida y beneficiarse de nuestros recursos”. Pero añadió que “son innegables los beneficios de la inversión extranjera directa para las economías de la región [5] y “olvidó” mencionar, como escribe un analista, que “no pocos gobiernos regionales son los que solícitamente han abierto la puerta de par en par, y lo siguen haciendo, a la injerencia foránea con todo y su orden injusto y excluyente, al tiempo que contribuyen a la pérdida de soberanía y procuran los pingües beneficios para los grupos internos y externos de control [6] (como México, Perú, Colombia o Chile).

Diversos apartados de la declaración final plantean la discusión, En el punto 9 se llama a “la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para hacer frente a las fragilidades y desequilibrios sistémicos”. […] El punto 10: propone “trabajar para fortalecer el orden económico mundial en beneficio de nuestros países, fomentar la complementariedad, la solidaridad y la cooperación, y exigir el cumplimiento de los compromisos de ayuda al desarrollo, por parte de los países desarrollados.” […] En el 44, “...reafirmamos la importancia de desarrollar herramientas que permitan fortalecer el sistema financiero internacional, lo cual debería contemplar una regulación más estricta y efectiva de las grandes entidades financieras, y la adopción de medidas concretas para lograr mejores prácticas internacionales en flujos financieros internacionales [...]”. En el 45 se pide tímidamente “ mayor estabilidad y predictibilidad del sistema financiero internacional, la reducción de la dependencia excesiva de las agencias calificadoras de riesgo y que se permitan los flujos de pagos a los acreedores cooperativos según lo acordado, desarrollando instrumentos que posibiliten acuerdos razonables y definitivos entre acreedores y deudores soberanos [7] lo que parece trasuntar la posición argentina ante los “fondos buitres” y trasluce que la autocalificación de Cristina como “pagador serial” de la deuda externa, podrían compartirla los demás gobiernos presentes.

El documento no puso en discusión -ni podía hacerlo de la mano estos gobiernos garantes de la estabilidad burguesa y los negocios capitalistas- los problemas estructurales: dependencia de las transnacionales, peso de la expoliación financiera y la deuda externa, penetración imperialista. Trasunta, a fin de cuentas, la dependencia del capitalismo latinoamericano y la impotencia de las burguesías nacionales, que, más allá de los diferentes planes económicos y políticos, comparten básicamente la intención de obtener la colaboración del capital internacional para enfrentar las amenazas de la crisis, aunque ofreciendo algunos tímidos reparos a su voracidad.

“Zona de paz” con 77 bases norteamericanas y Haití ocupado

Una resolución central fue la declaración de América Latina y el Caribe como “zona de paz”. Pero allí no se habló de que la mayor “amenaza para la paz” en América latina es la presencia dominante del imperialismo norteamericano, con su IV Flota, las 77 bases e instalaciones con facilidades aéreas y militares a lo largo del continente -albergadas por varios de los gobiernos presentes-.

En cuanto a la adscripción a los acuerdos de no proliferación nuclear en la región, ni se menciona que el gran arsenal atómico en esta parte del mundo es el que está al norte del Río Grande, en manos del Pentágono (que hace circular sus naves y submarinos a propulsión atómica y con ojivas nucleares por el Caribe y otras aguas latinoamericanas).
En lugar de condenar la ocupación de Haití mediante la fuerza militar y policial integrada por efectivos de Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y otros países, que actúan como gendarmes de su conversión en un virtual “protectorado” del imperialismo, fue reivindicada de hecho, proponiéndose “continuar contribuyendo al esfuerzo de reconstrucción y desarrollo de Haití, de conformidad con los ámbitos prioritarios definidos por su gobierno, y con pleno respeto a su autoridad y soberanía [8].

Y en cuanto a las políticas de militarización para combatir al narcotráfico que impulsa el imperialismo, con terribles secuelas de represión y violencia contra la población como en México, no las denuncia y se limita a plantear la aspiración (punto 66): “de contar con una visión de consenso regional de seguridad ciudadana con un enfoque de desarrollo humano, y respeto a los derechos humanos […] reforzar los mecanismos de diálogo y coordinación, según proceda, para mejorar las estrategias regionales sobre seguridad ciudadana y desarrollo sostenible”. 

Por supuesto, tampoco se refiere a la “amenaza a la paz” que son los golpes de estado, avalados por el imperialismo y sus agentes internos, como los que se dieron en Honduras y Paraguay.


Un fuerte espaldarazo a las medidas “pro-mercado” en Cuba

El éxito de la cumbre benefició políticamente al gobierno cubano, su anfitrión y principal organizador en tanto que ejerció la presidencia “pro-tempore” de la CELAC durante este último año. La Habana puede mostrar el reconocimiento diplomático recibido del conjunto de los países de la región, la recomposición de relaciones con México (que condonó el 70% de la deuda que mantenía La Habana), el estrechamiento de relaciones con Brasil, e incluso, la disposición de la Unión Europea a atemperar la “posición única” (que presiona por una “apertura política”) y buscar nuevos acuerdos comerciales con Cuba.

Previo a la Cumbre, Dilma y Raúl Castro inauguraron el primer sector del megapuerto de Mariel, construido por la empresa Odebrecht y financiada por el BNDES (Banco estatal de desarrollo brasileño). “Brasil quiere ser un socio de primer orden en Cuba”, dijo Roussef, adelantando las intenciones de jugar un papel mayor en el futuro de la Isla. “Brasil está posicionándose en un momento en el que Cuba está poniendo fin al bloqueo económico”, había explicado el ex ministro Jorge, responsable de urdir el acuerdo con las autoridades cubanas y con Odebrecht. E insiste Dilma ante algunas críticas locales: “Brasil es líder en América latina, por eso tiene responsabilidades. Eso no significa que no estemos invirtiendo en los puertos de Brasil. Un país como Singapur invierte en Cuba porque es una ruta importante. Es un visión pequeña no percibir la naturaleza estratégica de esta inversión [9]. “El puerto atraerá a empresas brasileñas que podrán exportar a América Central y eso es importante [10]. El proyecto Mariel implica una inversión de mil millones de dólares y será la pieza clave de una gran Zona Especial de Desarrollo para la instalación de empresas extranjeras, lo que recuerda las “zonas especiales” que fueron un gran detonante de la restauración capitalista en China. Además, será gerenciada no por el Estado sino por una empresa de Singapur, y se espera la radicación de compañías de diverso origen: brasileñas, europeas, mexicanas, etc.

Este megaproyecto remite a los avances cada vez más extendidos en los planes de apertura a la actividad privada y a la inversión extranjera que aplica el gobierno de Raúl Castro, y que erosionan cada vez más gravemente lo que queda en pie de la economía nacionalizada, avanzando por una “vía cubana a la restauración capitalista”. Al mismo tiempo, el gobierno cubano sigue una política cada vez más conservadora en el orden regional, como muestran sus buenas relaciones con el régimen colombiano y su rol en el “diálogo de paz” con la guerrilla (que busca clausurar el histórico “conflicto armado” mediante el desarme y eventual reinserción como fuerza política de las FARC).

Son estas claves del plan económico y la política internacional que vienen aplicando los hermanos Castro las que explican en gran medida la nueva “popularidad” de Cuba entre los presidentes, incluso los más reaccionarios. Y también, que la política de dureza de Estados Unidos hacia la isla quede cada vez más desafasada. La solicitud de Washington de que los mandatarios presentes en Cuba “escucharan” a la disidencia cubana tuvo escaso eco, salvo en el caso de Costa Rica, cuyo embajador se contactó con opositores, y de Ban Ki Moon e Inzulza, quien le dijo a Castro: "Le deseamos a su Gobierno mucha suerte y ojalá que las transformaciones económicas que se están llevando a cabo también den lugar a transformaciones políticas que también se requieren" en una manifestación que no altera el tono general de reconocimiento al gobierno cubano.

Brasil vs. México, Alianza del Pacífico vs. Mercosur, mientras el ALBA se diluye

Brasil pudo aparecer en la Cumbre como principal impulsor de la CELAC, sellando firmes lazos con Cuba, lo que opacó la alianza de ésta con Venezuela (con un “bajo perfil”, a lo largo de la Cumbre, de Maduro, Evo Morales y Correa). Así, pudo renovar coyunturalmente la imagen de liderazgo regional, pese a que no pasa por el mejor momento. El gobierno de Dilma choca con las dificultades económicas derivadas del agotamiento del auge de los BRICS, y aún cuestionamientos y contratiempos en los preparativos de un Mundial que fue concebido como “vitrina” de la proyección “global” de Brasil. La emergencia de protestas juveniles y de los trabajadores ilustran las tensiones sociales del “modelo brasileño”, que está empezando a exhibir todas las contradicciones de un proyecto que descansa en la asociación entre las grandes empresas locales y el capital extranjero.

De hecho, en la Cumbre se expresó un “cruce” con México, el otro país de gran peso en América latina, que viene tratando de desplegar una política propia desde su alianza con Estados Unidos. El presidente Peña Nieto defendió la lógica de la “apertura”, desde la que promueve la privatización energética en México, y el “libre comercio” a través de una “Alianza del Pacífico” alineada con el imperialismo a través de los TLC. La prensa burguesa propagandiza insistentemente el supuesto dinamismo de los países del Pacífico contra el relativo estancamiento del MERCOSUR, por sus “restricciones al libre comercio”. Claro que ese proyecto no luce aún muy sólido, pues depende de la salud de la economía norteamericana tanto como del curso del comercio con China y Asia, además de que los propios integrantes del grupo exhiben variadas dificultades económicas. Aún así, el posicionamiento de México y sus aliados es funcional a la política norteamericana de apoyarse en sus aliados regionales y obstaculizar la estrategia de Brasil de liderar la región como punto de apoyo para su proyección como “actor global”.

Ante el escenario de la crisis internacional y la “desaceleración” regional, ni la estrategia de abierta supeditación semicolonial en términos “neoliberales” ejemplificada por México; ni la estrategia “desarrollista”, con cierto proteccionismo estatal pero sin romper los marcos de la dependencia económica y financiera, son alternativas desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores y los pueblos latinoamericanos.

Lo que además resulta notorio, es la disolución virtual del ALBA, en tanto bloque alternativo de orientación “bolivariana”. El congelamiento de iniciativas como el SUCRE como instrumento financiero regional, del Banco del Sur y otras, y la declinación de la renta petrolera que le permitiera a Venezuela fortalecer el intercambio con sus socios, lo fueron debilitando. El propio Chávez le dio un fuerte golpe al ingresar al MERCOSUR aceptando sus generosas normas para el comercio y la inversión extranjera. La actual orientación de Cuba, acercándose más a Brasil y distendiendo relaciones con Colombia y México, profundiza su ocaso. Sus miembros actuaron en la Cumbre a remolque de Cuba y Brasil.
Queda planteado entonces, una vez más, el balance de los inevitables fracasos del “integracionismo”, el “sudamericanismo” y el “bolivarianismo” en relación a la unidad latinoamericana.


La cumbre de los milagros... o la lucha continental contra el imperialismo

Al asumir la presidencia pro tempore, Costa Rica, estrecho aliado de EE.UU. la presidenta Laura Chinchilla, no se privó de aclarar que “la CELAC no pretende sustituir ni destruir a la OEA. Se puede seguir coexistiendo” anticipando el curso moderado que desean mantener la mayoría de los gobiernos latinoamericanos. En fin, la realidad de la 2da. Cumbre debería moderar el entusiasmo de los propagandistas de la CELAC como Atilio Borón, que anticipó que “No es un milagro, pero casi. Contra todos los pronósticos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se va consolidando como institución ‘nuestroamericana’, esto, en el camino de ‘la causa de la emancipación de la Patria Grande’” [11]. La CELAC no es un instrumento de la liberación contra el imperialismo. Como se ha visto, el signo de la cumbre no fue -ni podía ser- la lucha contra el capital extranjero sino la búsqueda de la colaboración con el mismo. Tampoco encara una lucha consecuente contra la penetración económica, financiera y militar de EE.UU. (y los imperialismos europeos), sino una vía de regateos y negociación, camino que sólo puede llevar a profundizar la dependencia de nuestros países. La necesaria unidad económica y política continental sólo será posible rompiendo con el imperialismo y no vendrá de la mano de las burguesías nacionales enfeudadas al capital extranjero, sino de la movilización obrera, campesina y popular, luchando contra el pago de la deuda externa, por la nacionalización del petróleo y los recursos naturales, por la expulsión de las bases militares y todas las formas de injerencia imperialista, hasta imponer una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. No hay otra forma de realizar la emancipación latinoamericana.

[1] Declaración de La Habana, II Cumbre de la CELACDeclaración de La Habana, II Cumbre de la CELAC
[2Página 12, 30/01/14.
[3Declaración de La Habana, II Cumbre de la CELAC.
[4Datos de CEPAL y CESLA.
[5Clarín, 29/01/14.
[6La Jornada, 28/01/14.
[7Página 12, 30/01/14.
[8Declaración de La Habana, punto 24.
[9Folha de Sao Paulo, 28/01/14.
[10El País, 28/01/14.

¿Hacia dónde va Ucrania?

Por Marius Weizenberger - Grupo RIO, Alemania, desde Ucrania

El 21.11.2013 Mykola Asarow, primer ministro ucraniano y presidente del Partido de las Regiones (PR), dispuso por decreto la detención de las negociaciones basadas en el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE). Este fue el inicio de masivas manifestaciones, como las que Ucrania no veía desde la “Revolución Naranja” de 2004. A continuación, serán analizadas estas protestas, las cuales fueron llamadas “Euromaidán”, ya que el principal objetivo del movimiento es el ingreso de Ucrania a la UE, y el mismo se emplazó en la Plaza de Maidán (o Plaza de la Independencia) ubicada en la capital ucraniana, Kiev.

La dirección nacionalista del movimiento y la oposición pro rusa

Cuando se da una mirada a los grupos y partidos que están a la cabeza de las protestas, se cae en la cuenta que todos provienen del campo de la derecha burguesa. Bastaría tan solo con nombrar a la llamada Alizanza Tripartita, la cual se ha puesto a la cabeza de las masivas protestas. Esta consta del partido fascista Swoboda, de la “Alianza democrática ucraniana por la reforma”, de Vitali Klitschko y próxima a la Fundación Konrad Adenauer (financiada por el CDU alemán), y por último del conservador Partido de la Patria de Julia Timoschenko. Además de otras organizaciones nacionalistas como el “Congreso de los ucranianos nacionalistas” y de fascistas explícitos, que junto a sectores de la iglesia ortodoxa y católica, forman la parte más significativa de quienes protestan en Maidán.

Desde el exterior, este movimiento cuenta con el soporte de John Kerry, Secretario de Exterior de EE.UU, y también con el apoyo del ex Ministro del Exterior alemán, Guido Westerwelle, quien claramente declaró: “Queremos a Ucrania a bordo de Europa”.

De ninguna manera este movimiento de protesta de derecha está arraigado en todo el país por igual. Siguiendo en orden a su magnitud, después de Kiev, las manifestaciones encuentran lugar en la región oeste del país, donde se habla principalmente ucraniano. En el este de Ucrania, donde se habla ruso y al mismo tiempo es la región industrial más concentrada del país, no sólo estas manifestaciones son marginales, sino que se desarrollan también grandes movilizaciones pro Yanukóvich, actual presidente de Ucrania. Esta división es por un lado consecuencia de los conflictos culturales de cientos de años, pero también a causa de las posiciones de clase en Ucrania. Así, las protestas son centralmente sustentadas por sectores de clases medias de las ciudades del oeste, y no por la clase obrera industrial concentrada en el este. Esta región es también el bastión del Partido Comunista, quienes junto al partido de gobierno son los únicos grupos parlamentarios opuestos al Acuerdo de Asociación con la UE. El estalinista PC, que es una fuerza importante en el parlamento ucraniano, propugna desde el 2011 por la unión aduanera y un mayor acercamiento con Rusia, por ejemplo con la distinción del ruso como segunda lengua oficial del país.

Ucrania como pelota de dos potencias mundiales

Las discusiones sobre el Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania datan desde 2007. Las razones por las que la UE, y en particular el imperialismo alemán, se beneficiaría de una adhesión a Europa por parte de Ucrania, son evidentes. La burguesía alemana quiere continuar expandiendo su área de influencia, como ya lo hizo en 2004 con la ampliación de la UE hacia el este. Ucrania sería un paso más en la ampliación del patio trasero alemán, hecho que a su vez serviría para generar mano de obra más barata y de este modo también poder atacar a los estándares salariales en la misma Alemania. Además, Ucrania sería un baluarte contra la competencia rusa. No se trata tan sólo de la adhesión a la UE, sino también de pasar a ser miembro de la OTAN.

Si bien Alemania sigue siendo el principal socio comercial de Rusia, existe una crisis desde hace años en esta relación. Esta crisis tiene origen en la actitud hacia la guerra en Siria y Libia, y también en el trato hacia presos como Chodorkowskij (magnate ruso sentenciado a 9 años de prisión por fraude en 2005 e indultado por Putin en diciembre de 2013. Apenas fue puesto en libertad Chodorkowskij abandonó Rusia y se refugió en Berlín). Más allá de esto, Alemania no puede prescindir del mayor exportador mundial de petróleo crudo.

El crecimiento económico ruso se incrementó enormemente en los últimos años (aunque en los últimos trimestres su economía se ha comenzado a desacelerar y los indicadores de crecimiento se han corregido a la baja).. Si bien este incremento y la esfera de influencia del país euroasiático aún no pueden compararse con la de otros países imperialistas; con el tira y afloja sobre Ucrania, Rusia busca prevenir ser relegado como mera potencia regional. Por otra parte, Alemania no es sólo uno de los más importantes socios comerciales ruso, sino que en el comercio exterior ucraniano es el destinatario de casi la mitad de las exportaciones.

También hay una crisis profunda en la relación ruso – americana, la misma se manifiesta incluso en juegos de poder militar. Por ejemplo en Siria, la guerra puso a Rusia y a EE.UU en polos opuestos.

Ucrania depende directamente del petróleo ruso, por lo que el presidente ucraniano Yanukóvich tomó el curso de la unión aduanera con Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, lanzada oportunamente por Putin. Sin embargo, al variar mucho en su actitud, el presidente ucraniano es acusado de hacer un doble juego. Al respecto de la dependencia ucraniana al petróleo ruso, la UE está intentando encontrar otra solución. Entre otras, analizan la posibilidad que los países integrantes de la Unión le compren petróleo a Rusia, para luego vendérselo a Ucrania.

Ucrania sigue siendo un país relativamente rico en recursos, y aún no menos importante es su condición de país de tránsito para recursos como el petróleo y el gas provenientes de los países asiáticos.

La débil economía ucraniana

En el marco de la crisis económica y social del régimen de la restauración capitalista, la combinación de una postura anti Yanukóvich con un discurso marcado con demagogia social puede sonar atractiva para los trabajadores y oprimidos en Ucrania.

Ucrania se encontraba hasta hace muy poco al borde de la bancarrota nacional, debido a que la economía del país se encuentra estancada en niveles muy bajos, ya que la crisis mundial del 2009 provocó un colapso masivo, con una reducción del 15% según índices de producción económica. El presidente ruso Putin, en una reunión conjunta mantenida con Yanukóvich realizada el 17 de Diciembre de 2013, se comprometió a reducir el precio del gas y a otorgar un crédito de 15 mil millones de dólares. Esto fortaleció a Yanukóvich, pero sólo a corto plazo.

Por otra parte, si Yanukóvich se decide en avanzar en el acuerdo de asociación con la UE, este solo sería posible a partir de ataques masivos a la clase asalariada. Así lo expresa la revista Time: “Ucrania debería emprender reformas drásticas, reducir los subsidios y el gasto social y devaluar su moneda, las consecuencias para la clase trabajadora ucraniana serían catastróficas" (http://world.time.com/2013/12/16/vitali-klitschko-ukraines-revolutionary-heavyweight-vacates-title-to-lead-uprising/).

Contra la represión del estado

El movimiento Euromaidán viene desarrollando, desde hace un tiempo, violentos enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas antidisturbios. De hecho, en las últimas semanas varias personas han sido asesinadas por la policía. Como marxistas, por más que rechazamos los objetivos reaccionarios de la protesta, nuestra posición frente a la represión no puede ser neutral. Nunca apoyaremos la violencia del estado burgués, ya que la misma sirve para mantener la explotación y opresión en favor de los poderes gobernantes. El poder del estado burgués se opone a la liberación de los sectores explotados y oprimidos de la sociedad, por lo que los revolucionarios debemos condenar y exigir el inmediato cese de la represión policial.

Por los Estados unidos socialistas de Europa

Los marxistas rechazamos a las fuerzas reaccionarias y pro imperialistas que actualmente se movilizan contra el gobierno de Yanukóvich. Los intentos del imperialismo alemán de ampliar su hegemonía, ensanchando su periferia semicolonial en Europa, quedan patentes en el intento de derrocar al actual gobierno de Ucrania en favor de un gobierno pro Bruselas, o mejor dicho pro Berlin.

El acercamiento al imperialismo alemán, francés y estadounidense abrió una nueva dimensión, donde los intereses de la clase trabajadores van a ser profundamente atacados, a partir de privatizaciones y mayor precarización. La oposición de la Alianza Tripartita, con su adosamiento al imperialismo y su programa neoliberal, no representan ninguna perspectiva siquiera progresista para los intereses de los trabajadores. Muestra de ello, es que el llamado de Vitali Klitschkos a la huelga general quedó en nada.

Al mismo tiempo, la sumisión a los designios de Moscú tampoco es una opción para los trabajadores, ya que el estado ruso, en su papel de potencia regional, no guarda el más mínimo interés en la supresión de la opresión y la explotación.

La solución no puede venir del Partido de las Regiones, ni del servilismo al imperialismo europeo – americano; ni de la reaccionaria Alianza Tripartita, ni del autoritario régimen de Yanukóvich!

La clase trabajadora ucraniana, en alianza con sus hermanos de clase en Rusia y de los países de Europa, debe desarrollar su propia respuesta a la miseria social vivida y repeler a los agentes enemigos a los intereses de clase que actúan en los movimientos en favor del imperialismo alemán.

La clase trabajadora no tiene fronteras, por lo tanto, solo la lucha común de los trabajadores de Rusia, Ucrania y de los países europeos pueden dar respuesta a las penurias que la crisis capitalista hace vivir a los trabajadores y oprimidos. Hay que deshacerse del yugo del imperialismo franco – alemán, por los Estados Unidos Socialistas de Europa!

Traducción Sebastian När Alla Vet.