por : Eduardo Molina
Jueves 18 de noviembre de 2010
La dirección cubana convocó al Congreso del Partido Comunista por primera vez en 13 años. Seguiremos este importante proceso político en una serie de notas en próximos números de LVO.
El objetivo central del Congreso es aprobar el “Proyecto de Lineamientos de Política Económica y Social”, que propone profundizar el plan económico que el gobierno de Raúl Castro viene aplicando, mediante nuevas reformas y duros ajustes.
El impacto de la crisis capitalista internacional, agravado por el bloqueo norteamericano, está golpeando severamente a la economía cubana, pero la respuesta de La Habana -expresada en los Lineamientos- profundiza un rumbo estratégico que amenaza las bases de la economía nacionalizada, entraña graves ataques a los trabajadores y sus conquistas y acerca aún más a Cuba al borde del despeñadero de la restauración capitalista aunque en una estrategia “gradualista” y manteniendo el poder político en manos de la burocracia “comunista” como en China o Vietnam.
Raúl se ha preocupado por poner un límite: “No hay reforma, es una actualización del modelo económico. Nadie piense que vamos a ceder la propiedad, la vamos a administrar de otra forma” (Gramma 15/11/2010). Pero no es casual que diversos medios burgueses, incluidos voceros de Washington, saluden las propuestas del documento aunque el imperialismo presiona por una apertura económica y política amplias que favorezcan una acelerada restauración y semicolonización de la Isla.
Los “Lineamientos…”
El texto presenta un programa de conjunto a ser aplicado durante los próximos 5 años. En un primer y rápido análisis de algunos ejes centrales se destaca que:
Promueve mayores concesiones a la inversión extranjera, creando Zonas Especiales de Desarrollo y garantizando el pago de la deuda externa. Aunque mantiene el control de cambio, debilita aún más el control del comercio exterior, dejando amplios márgenes para que cada empresa efectúe sus operaciones, con lo que la economía cubana queda más expuesta a las presiones del mercado capitalista internacional.
Se impulsa un cambio en la gestión de las empresas y servicios estatales en función de la eficiencia y rentabilidad individual, otorgando a las gerencias más autonomía y diluyendo aún más el plan, se habilita la posibilidad de quebrar y liquidar toda empresa ineficiente.
Amplia los espacios para la iniciativa de particulares, contemplándose la existencia de empresas mixtas, además de la extensión de las cooperativas, especialmente en el sector agropecuario y diferentes formas de trabajo por cuenta propia que si bien no constituyen un sector propiamente burgués, sino un sector de “pequeña producción mercantil simple”(y reservorio del desempleo), al debilitarse al sector nacionalizado, no haber un programa integrado de industrialización estatal y no poder pesar la clase obrera para articular a estas capas en la economía de transición, tenderá a servir de base social y caldo de cultivo para las fuerzas más abiertamente restauracionistas.
Entraña ataques inéditos a la clase trabajadora como el despido de más de 500.000 empleados estatales en una primera etapa (desplazados al “cuentapropismo”) y el recorte de viejas conquistas para imponer mayor productividad y disciplina laboral. Es decir, que el grueso del esfuerzo por enfrentar la crisis se impondrá a los trabajadores. Todo esto, bajo una campaña contra el “igualitarismo”, la “indisciplina” laboral, etc., que es funcional a “reeducar” a la clase obrera para aceptar condiciones de “mercado de trabajo” que habían sido erradicadas hace medio siglo por la revolución.
Los privilegios de la burocracia no se tocan
El documento ni habla de la responsabilidad en la crisis que tiene la desastrosa gestión de la burocracia, que por un lado siembra desorganización y despilfarro en la economía nacionalizada y por otro acumula privilegios y estrecha lazos con las nuevas capas acomodadas que medran en los espacios “de mercado”, el turismo y los acuerdos con inversores extranjeros; en contraste con el pobre nivel de vida de los trabajadores y campesinos.
Esa capa social parasitaria utiliza el monopolio del poder político del PCC y el ahogo de toda actividad sindical y política independiente de las masas, y constituye el mayor peligro interno para la revolución, con sectores que ya se preparan para convertirse en una nueva burguesía, en particular sectores de la cúpula de las FAR que dirigen las empresas estatales fundamentales para la economía y muchas de las asociaciones con el capital extranjero.
Los “Lineamientos” no se dirigen a la clase trabajadora y los campesinos cubanos salvo en alguna frase retórica, derivando en ellos, cínicamente, la responsabilidad por la baja productividad y la acusación de “igualitarismo”, cuando lo que provoca desmoralización y desencanto en las masas, es precisamente la escandalosa desigualdad, la corrupción y los privilegios de los estratos dirigentes.
Un proceso burocrático
Aunque Gramma declara que “en este proceso quien decide es el pueblo” presentando como si se abriera una discusión democrática de masas en Cuba, lo cierto es que la burocracia mantendrá un férreo control, y como ya se mostró en el Primer seminario de altos dirigentes, su objetivo es alinear a los estratos dirigentes del Partido, del Estado y de las organizaciones de masas (CTC en primer lugar), para “bajar” el Plan a las bases sin posibilidad de una verdadera discusión que incluya otros planes alternativos.
El liderazgo de Raúl es menos popular que el que ejerciera Fidel, y las disputas entre las distintas alas de la burocracia provocan frecuentes “crujidos”; el Congreso busca lograr un consenso ante sectores recelosos de la burocracia y “legitimar” el plan ante el eventual descontento o resistencia entre sectores de masas.
Posteriormente se haría una Conferencia que discutirá otros problemas cruciales, como la composición de la dirección y la implementación en detalle del plan adoptado.
El secante control del aparato del PCC impide la formación de tendencias dentro del partido, sanciona rápidamente a cualquier crítico que se “extralimite”, y reprime y ahoga cualquier espacio de vida política independiente; mientras la dirección negocia con la Iglesia “el partido católico de la contrarrevolución- y le permite funcionar en locales, celebrar seminarios y prepararse para ser laoposición reconocida”.
Que los trabajadores puedan discutir y decidir realmente sobre los grandes problemas nacionales, el rumbo adoptado por la dirección y la vida política del país es incompatible con el régimen de partido único.
Un programa obrero y socialista contra el programa del VIº Congreso
Ni justificar los Lineamientos como hace la izquierda que apoya a la dirección castrista (“progresistas”, populistas y viejos stalinistas), encubriendo bajo la retórica de “defensa del socialismo” el contenido de las medidas; ni denunciarlo como un simple “ajuste neoliberal” como hace otro sector de izquierda (como el PSTU brasileño/LIT) que al considerar que Cuba ya es capitalista y abandonar la caracterización marxista de Estado Obrero Deformado (sometido a un proceso de descomposición desde el período especial), cierra los ojos a la necesidad de defender lo que queda en pie de las conquistas estructurales de la revolución. Es preciso alertar sobre el verdadero carácter del plan y rechazarlo porque socava las conquistas de la revolución como la economía nacionalizada y afecta a los intereses de los trabajadores, oponiéndole un programa obrero y socialista.
Los trabajadores deben tener plenos derechos de reunión, expresión y organización sindical, incluyendo el derecho de huelga y a formar nuevos sindicatos independientes de la tutela del Estado y del PCC, así como el establecimiento de un genuino control obrero colectivo en todos los aspectos de la producción y la vida económica, para poder enfrentar el ataque a las condiciones de vida y empleo y combatir la corrupción y otros males que brotan de la conducción burocrática.
Son puntos fundamentales la defensa de la centralización estatal de los medios de producción como condición para enfrentar la restauración capitalista y planificar democráticamente la economía, la reintroducción del monopolio estatal del comercio exterior, la liquidación los privilegios de la casta burocrática y la revisión de las medidas y concesiones “de mercado” implementadas desde elperíodo especia y bajo el gobierno de Raúl, manteniendo sólo aquellas compatibles con el fortalecimiento estratégico de la economía de transición, para sanear y restablecer ésta en función de los intereses de los trabajadores.
La continuidad del régimen burocrático de partido únic lleva al desastre, ahoga toda posibilidad de vida política crítica entre las masas y da lugar a la demagogia imperialista y clerical de la “apertura política” y la “democracia” burguesa. La defensa consecuente de Cuba contra el imperialismo y el curso restauracionista de la burocracia sólo puede hacerse en la perspectiva de una revolución política que acabe con el dominio burocrático e instaure un régimen obrero revolucionario basado en consejos de trabajadores, campesinos y soldados, con plena legalidad para los partidos que defiendan las conquistas de la revolución y se reivindiquen anticapitalistas.
Luchamos contra el criminal bloqueo y las cínicas presiones de la Unión Europea y EE.UU. En el marco del aislamiento impuesto por este chantaje imperialista, defendemos el pleno derecho de Cuba a establecer relaciones económicas y diplomáticas que le sean beneficiosas con países como Venezuela o Brasil. Sin embargo, la política del régimen de apoyar y generar ilusiones en gobiernos como el de Chávez y otros gobiernos nacionalistas o progresistas burgueses va en contra de la necesidad de que Cuba sea un punto de apoyo para la movilización obrera y de masas en toda la región, que pueda abrir el camino a la derrota del imperialismo y las clases dominantes locales y la construcción de una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
El futuro de la revolución cubana está en juego. Ayudar desde un programa claro al reagrupamiento de la vanguardia contra los ataques y maniobras del imperialismo, como contra la burocracia y su curso crecientemente restauracionista, es una tarea a la que deben contribuir las fuerzas que se reclaman obreras y socialistas en Latinoamérica y el mundo.
"Perlas" del documento del PCC
Mayores concesiones al capital extranjero:
65. “estricto cumplimiento de los compromisos contraídos” y la deuda externa.
89. “Continuar propiciando la participación del capital extranjero, como complemento del esfuerzo inversionista nacional, en aquellas actividades que sean de interés del país”
96. “Promover la creación de Zonas Especiales de Desarrollo” en las que se prevé construir marinas, campos de golf y condominios de lujo para atraer turistas de mayor poder adquisitivo.
Se socava la planificación y se amplían los mecanismos de mercado
5. “la Planificación abarcará no sólo el sistema empresarial estatal y las empresas cubanas de capital mixto, sino que regulará también las formas no estatales” se asignará mayor autonomía a las empresas mediante un “proceso de separación de las funciones estatales y empresariales” lo que llevaría a someter a las empresas estatales a la “autodisciplina” de la rentabilidad y competitividad individuales.
16. “Las empresas estatales que muestren sostenidamente en sus balances financieros pérdidas (…) serán sometidas a un proceso de liquidación” es decir de quiebra sino son rentables en términos individuales.
18. “Las empresas… podrán crear fondos para el desarrollo, las inversiones y la estimulación a los trabajadores.”
Se amplía el sector cuentapropista, cooperativista y privado.
158. Amplía “el ejercicio del trabajo por cuenta propia”, habilitándose el acceso a unos 178 rubros según anteriores anuncios gubernamentales.
169. Se independizarán “las distintas formas de cooperativas de la intermediación de las empresas estatales, e introducir de forma gradual las cooperativas integrales de servicios en la actividad agroindustrial a escala local”.
Productividad y ajuste a costa de los trabajadores
Se plantea “eliminar “plantillas infladas” en todas las esferas de la economía y producir una reestructuración del empleo, incluidas fórmulas no estatales” (…) “Incrementar la productividad del trabajo, elevar la disciplina y el nivel de motivación del salario y los estímulos, eliminando el igualitarismo en los mecanismos de distribución y redistribución del ingreso. Como parte de este proceso, será necesario suprimir gratuidades indebidas y subsidios personales excesivos.”
164. Habiéndose comenzado ya a eliminar comedores obreros, donde “resulten imprescindibles” se asegurará “el cobro de sus servicios a precios no subsidiados”.
162. Habla de “una eliminación ordenada” de la libreta de abastecimiento, supresión que afectará a los sectores más pobres y está en conexión con la disminución de gastos sociales, la supresión de subsidios, el alza de tarifas, restricciones en el acceso al estudio universitario, mayor control en el sistema médico, etc.