La pata izquierda del Régimen se hunde
José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa en 2004 con el principal objetivo de devolver la calma, terminar con las potentes movilizaciones que habían puesto contra las cuerdas al último Gobierno de Aznar. Las movilizaciones estudiantiles contra la LOU, la Huelga General contra el Decretazo, las manifestaciones contra la catástrofe del Prestige y ,sobre todo, las masivas movilizaciones contra la guerra de Iraq, estos fueron los “objetivos a batir” de la primera legislatura. Intentar -con el “cambio tranquilo”, con algunas concesiones como la retirada de Iraq o el matrimonio homosexual- que no se repitieran y se lograse así, devolver una paz social para que los capitalistas pudiesen seguir aprovechando la bonanza económica. Mientras la precariedad siguió extendiéndose, la vivienda se convertía en un lujo y los servicios públicos seguían degradándose y privatizándose.
En su segunda legislatura el PSOE aumentó su ofensiva. Al calor de la crisis capitalista que arrancó en 2007, y especialmente en septiembre de 2008, éste partido ha sido el encargado de llevar adelante todas las recetas de la patronal y la banca. Desde los rescates milmillonarios a los bancos, hasta los ajustes más duros desde la Dictadura contra los trabajadores y sectores populares. Finalmente todo esto le ha pasado factura. Más de 4 millones de votantes del PSOE lo han abandonado. Casi un millón y medio se ha ido al aumento de la abstención, el voto nulo y el blanco. Y casi otro tanto a apoyar formaciones políticas con un discurso más a la izquierda, sobre todo a la IU de Cayo Lara. De los casi 7 millones que todavía lo han votado son muchos los que lo han hecho con la “nariz tapada”, por el rechazo aún mayor que les produce la “alternativa” de Mariano Rajoy.
Lo que es un hecho es que para cientos de miles de jóvenes y trabajadores el PSOE ha dejado de ser una opción en la que vean representados sus intereses. Esto no ha podido ser evitado por el discurso de “vuelta a la socialdemocracia” de Rubalcaba, ni siquiera por la denuncia de los recortes de CiU que demagógicamente agitaba el PSC de Chacón y que nadie se cree a estas alturas. Uno de los engaños más duraderos, que el PSOE era un partido de “izquierdas”, que “defiende al trabajador”, que “aplica una política muy diferente a la del PP”, que “no es lo mismo”... está en cuestión para muchos. Y esto es un problema no sólo para el PSOE, sino para el mismo Régimen. Desde el ABC hasta El País coinciden en la necesidad de que el PSOE se regenere, se renueve... es decir se recomponga del desgaste al que le ha llevado Zapatero (el mayor desde la Transición) para poder seguir cumpliendo el rol de “desvío electoral” en el futuro. El Congreso convocado para febrero buscará esto, también el “desembarco” de los cuadros del PSOE en los movimientos sociales para supuestamente pelear contra las mismas políticas que ellos han aplicado. Todos los luchadores debemos denunciar y combatir estas maniobras para desenmascararlos y evitar que el PSOE vuelva a recomponer su falsa imagen de “izquierda”. Con un horizonte cargado de brutales ataques contra los trabajadores y la posibilidad de que la crisis social y política se recrudezca, que el PSOE no pueda actuar como en 2004 es un grave problema para esta “democracia” para ricos.
La derecha se refuerza y se prepara para redoblarnos la ofensiva
La victoria del PP es sobre todo fruto de la debacle del PSOE, pues su caudal de votos apenas se ha incrementado en 650.000. Se mantiene prácticamente en su techo histórico, cerca de los 11 millones de votantes. Algo igualmente preocupante porque da cuenta de la fuerza y el apoyo social que los herederos directos del Franquismo mantienen. Además de buen número de patronos, banqueros y altos profesionales, son también sectores de clase media, autónomos e incluso trabajadores que ven en el ultra-neoliberalismo económico, la demagogia anti-inmigrante, anti-sindicatos, la vuelta a las oscuras tradiciones católicas... una “alternativa”, buscando algo diferente a los terribles ajustes aplicados por los social-liberales del PSOE, creen que el PP hará algo mejor que ZP.
Al día siguiente de su victoria ya recibió instrucción de Merkel por teléfono, y los “mercados” mantuvieron la prima de riesgo al alza -por encima de los 460 puntos- para dejarle claro que no van a dejar que se “duerma en los laureles”. Los editoriales de la mayoría de los periódicos piden que se anuncie ya el programa de ajuste que durante toda la campaña se ha ocultado, ¡qué democrático! Sáenz de Santamaría y Arias Cañete piden que se acelere -incluso pasándose por encima los trámites constitucionales- la formación del nuevo Gobierno. Otros hablan de que se forme uno provisional de unidad PP-PSOE...
Empiece cuando empiece, lo que está claro es que el PP va a usar su “marea azul” para hacernos tragar los mayores ataques de la historia reciente de nuestro país. Su control del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial -tiene que renovar el Constitucional y el Consejo del Poder Judicial-, de 15 de 17 comunidades autónomas -en todas gobierna, co-gobierna o es un apoyo clave, salvo en Andalucía, que tiene elecciones en marzo, y Catalunya, donde quieren llegar a un pacto con CiU-, los principales ayuntamientos y diputaciones... le da todas las herramientas necesarias para llevar adelante un Gobierno firme.
A pesar de este control casi absoluto del aparato estatal hay algunos elementos que pueden llevar a que el Gobierno de Rajoy empeore la crisis que el Régimen empieza a padecer por arriba. Las elecciones también han significado un fortalecimiento significativo del nacionalismo vasco, con la irrupción de AMAIUR y el mantenimiento del PNV (suman el 52% de los votos en el País Vasco y el 26% en Navarra). En Catalunya CiU se refuerza y lo hace con un discurso más independentista, haciendo bandera de la reivindicación del concierto fiscal. Las disputas entre las distintas alas de la burguesía por la crisis fiscal, como repartir los ajustes, como redefinir el “Estado de las autonomías”... la quiere solventar el PP con más centralismo. Además la “gestión” del fin de ETA la tiene complicada por su promesa de “no negociar con terroristas”, no ceder en materia penitenciaria siquiera y la presión del sector ultra. Todo un coctel explosivo para que si el PP sólo mide la aritmética parlamentaria termine agudizando mucho más los choques y la crisis por arriba.
Hacia una mayor polarización social
En Catalunya la derecha se mantiene y crece, aunque permanece dividida entre el PP que sube 100.000 votos, CiU con 235.000 más y la ultra Plataforma per Catalunya que repite los 60.000 que ya sacó en las municipales. En Madrid y Valencia es igualmente preocupante la buena salud del PP y el gran crecimiento de la españolista UPyD, que es ya la tercera fuerza de la capital con 346.000 votos. Teniendo en cuenta que es en Catalunya y Madrid donde más ofensivamente se están llevando los ataques contra educación y sanidad y mayores respuestas está habiendo, es todo un adelanto de la polarización que vamos a ver en los próximos meses, con una derecha a la ofensiva, que golpea y se trata de hacer una base social reaccionaria que le apoye, y crecientes luchas de la juventud y los trabajadores.
Esta polarización se va a ir dando cuantitativa como cualitativamente, pues el espíritu de “victoria” de la derecha va sin duda a animar a la parte más militante de su electorado para organizarse y empezar a movilizarse. Bien sea en defensa de su Gobierno, o bien para exigirle que vaya hasta el final con su política reaccionaria, especialmente en cuestiones como el derecho al aborto, los matrimonios homosexuales, liquidar derechos sindicales, mantener la política penitenciaria contra los presos políticos vascos... El ala ultra del PP y todo el lobby mediático de “TDT Party” (Intereconomía, COPE, La Gaceta, La Razón, Veo Tv...) serán un sujeto animador de todo esto. Con este respaldo electoral y social Rajoy se prepara para pasar a la ofensiva cuanto antes.
Por la izquierda, la debacle “socialista” se ha expresado en el crecimiento que han experimentado otras formaciones que hablan desde la “izquierda del PSOE”. Esto es expresión de una inicial polarización por izquierda para cientos de miles de trabajadores y jóvenes que buscan opciones que consideran más radicales. El aumento del voto nulo y blanco en el Senado -que ha pasado de 1.100.000 a 2.167.000- es también parte de esta tendencia, muchos han optado por este voto de protesta contra el Régimen en esta institución reaccionaria y carente de contenido.
Es el caso de IU o EQUO -los antiguos “ecosocialistas” de IU- que sumándolos han obtenido un millón de votos más que en 2008. Aunque están lejos de los casi tres millones que llegó a obtener la IU de Julio Anguita, se trata de un crecimiento muy notable. No han tenido la misma suerte los nacionalistas de izquierda gallegos (BNG) y catalanes (ERC) que siguen descontando adeptos. Tanto unos como otros han sido en los últimos años los socios menores del PSOE. Bien como soporte parlamentario de Zapatero en la primera legislatura, bien co-gobernando con éste partido en numerosas ciudades, Galicia, Baleares o Catalunya. Todos ellos cuentan con un siniestro historial como gestores de “izquierda” de las políticas de la patronal y la banca. La misma IU, junto a sus socios catalanes de Iniciativa per Catalunya, fue la responsable de los Mossos d´Escuadra durante el Tripartit, contando entre sus “méritos” la brutal represión al movimiento estudiantil anti-Bolonia de 2008. Debemos contar con que estos partidos pueden “izquierdizar” su discurso todo cuanto quieran, con la única intención de repetir la gesta que ya realizaron en los años 70, cuando desviaron todas las luchas obreras y populares contra la Dictadura a la trampa de la Transición, la matrona del actual Régimen.
El avance de AMAIUR es aún más impactante, llegando a ser la segunda fuerza en el País Vasco (284.000) y la primera en diputados (6), pero lejos de constituir una fuerza que vaya apostar por derribar el Régimen del 78 -el mismo que niega el derecho de autodeterminación al pueblo vasco- este proyecto es parte del giro hacia posiciones de integración en el Régimen que la izquierda abertzale viene protagonizando. Además su estrategia de unidad con la burguesía vasca -materializada en los llamamientos al PNV para presentarse juntos, o en la presencia de EA- hace que no pueda significar ninguna alternativa para los trabajadores.
Desde Clase contra Clase estamos lejos de considerar el fortalecimiento electoral de estos partidos como una buena noticia, tal y como lo ven otros grupos de la extrema izquierda como En Lucha o Izquierda Anticapitalista1. La re-edición o recomposición de estas formaciones reformistas y gestoras del capitalismo se convierte en una traba para que los trabajadores y la juventud puedan desechar estas estrategias que nos han llevado de mal en peor a lo largo de la historia. Frente a todos estos proyectos que apuestan por la reforma, la conciliación de clases y la integración al Régimen, creemos que hay que poner avanzar en construir una alternativa revolucionaria de los trabajadores para terminar con el Régimen del 78 y el sistema capitalista. Los mismos grupos de la extrema izquierda que se alegran de estos buenos resultados -e incluso les llaman a votar allí donde ellos no se presentan- conformaron para el 20N una candidatura cuyo programa estaba lejos de atentar contra el capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción y proponer una via revolucionaria para liquidar al Régimen heredero de Franco2. Esta rebaja del programa concuerda con el balance y las espectativas que de él se desprende de poder unificar a todo lo que está a la izquierda del PSOE. El dirigente de Izquierda Anticapitalista, Migule Romero al valorar los resultado de la candidatura “Anticapitalistas” dice: “Los resultados me parecen malos. No importa que fueran más o menos previsibles. Muestra a Anticapitalistas muy por debajo de lo que significa y lo que hace en el día a día. No nos sitúa en buen lugar para el trabajo inmediato en algunos de los temas políticos centrales, por ejemplo, la convergencia de la izquierda a la izquierda del PSOE”.3
El futuro del Gobierno Rajoy y sus planes se decidirá en la calle
Estas contradicciones por arriba se arreciaran aún más conforme la presión por abajo vaya en aumento. Lo duro del ajuste que se quiere imponer tendrá que lidiar y derrotar fuertes luchas de los trabajadores y el pueblo para poder pasar, y esto no va a ser tarea fácil. La paz social que logró Zapatero quedó herida de muerte después del 15 de mayo. La irrupción de miles de jóvenes indignados ha animado a otros muchos sectores sociales a organizarse y pasar a la acción. Lo estamos viendo en los barrios, con el movimiento contra los desahucios, o más recientemente en la universidad e institutos, con una recuperación del movimiento estudiantil con asambleas, ocupaciones, huelgas, manifestaciones...En el movimiento obrero los trabajadores de le educación y la sanidad ya están saliendo a la calle. Los profesores no universitarios de Madrid, Castilla la Mancha, Navarra y Galicia, la sanidad catalana y canaria, el PDI y PAS de la UAB y otras universidades catalanas...Todavía este malestar no ha llegado al conjunto de la clase trabajadora y la juventud, pero su extensión es muy posible frente a los ataques que promete lanzar Rajoy, ninguneando incluso a la burocracia sindical, que puede verse forzada a llamar a movilizarse. Cospedal ya se lamentaba de que el PP iba a tener que enfrentar movilizaciones contra sus recetas, y seguramente no le falta razón.
Es necesario empezar a organizarse en todos los centros de estudio y trabajo. Debemos exigir a las direcciones sindicales, tanto de los mayoritarios como de la izquierda sindical, deben empezar a levantar asambleas en las empresas y polígonos para discutir cómo nos preparamos, qué plan de lucha ponemos en pié antes de que sea demasiado tarde. En las universidades hay que extender y masificar el proceso que se ha abierto y que tuvo como acto más importante la jornada de huelga del 17N. El movimiento 15M debe buscar confluir con los trabajadores y los estudiantes para enfrentar a Rajoy y las Comunidades Autónomas.
Queremos derrotar los planes de ajuste, el Gobierno del PP y el mismo Régimen del 78. Debemos prepararnos para combates históricos, ellos así lo están haciendo. El aumento de la represión que estamos viendo en forma de cargas, detenciones, procesos y multas, es sólo un aperitivo. Por poner un ejemplo el economista burgués Bernard Connolly, del The New York Times, reconocía cómo “la actual política europea acabará provocando malestar social. Y no hay que olvidar que en esos países (Grecia, Irlanda, Portugal y España) ha habido guerras civiles, dictaduras fascistas y revoluciones. Ese es el futuro si esta locura maligna de la unión monetaria prosigue”.
Así pues cada combate que demos en adelante hay que asumirlo como una escuela de guerra, en la que la juventud y los trabajadores debemos poner en pie organismos de auto-organización, construyan alianzas entre distintos sectores de trabajadores, con los estudiantes, con otros sectores populares... hay que poner en pie un contundente movimiento, dirigido y controlado desde la base, hasta derrotar los ajustes e imponer una salida obrera a la crisis. Un programa que reparta las horas de trabajo sin reducción salarial, nacionalice sin indemnización y bajo control obrero la banca, las principales empresas del país y toda aquella que cierra o despida, garantice una educación y sanidad gratuita, pública, de calidad, bajo control y al servicio de los trabajadores y el pueblo, resuelva todas las demandas democrático-estructurales pendientes como el derecho de autodeterminación y el fin de la Monarquía...
Para que esto pueda ser llevado hasta el final, al calor de este proceso de lucha debemos construir un partido de trabajadores revolucionario, con una estrategia basada en las mejores experiencias de lucha revolucionaria de nuestra clase, como la revolución española o las luchas de los años 70. Un partido que combata los desvíos que seguramente nos intentará colar la burguesía, que esquive el Frente Popular u otra Transición, como demandan ya algunos sectores del Régimen. En definitiva un partido luche por una verdadera alternativa revolucionaria, que la defienda entre los luchadores que van a surgir en los centros de trabajo y estudio, que pelee abiertamente por terminar con el Gobierno de los capitalistas y sus lacayos y luche por imponer un Gobierno de los trabajadores y el pueblo.