El
martes 9 de octubre más de 10 mil estudiantes nos movilizamos desde la
Universidad de Costa Rica hasta el Congreso para repudiar el Veto Presidencial
a la Ley que permite el fotocopiado con fines educativos, así como para
reclamar nuestro derecho al conocimiento, cada vez más restringido por las
leyes de propiedad intelectual de la OMC puestas en práctica en el país por
medio del TLC con EE.UU.
Esta
gran movilización fue posible gracias por una parte a lo sentida que es la
demanda del derecho a fotocopiar en el estudiantado, a la unidad de distinto
tipo de organizaciones para lograr la convocatoria (asociaciones, federaciones
de estudiantes), y al impulso dado desde arriba tanto desde la UCR por parte del Rectorado como fuera de
la casa de estudios por parte de los empresarios del fotocopiado, que
intensamente convocaron a la marcha en defensa de sus intereses particulares.
Esta importante jornada de protesta, se desarrolló en el marco de un agudo
descontento social con el gobierno de Chinchilla, que no solo se expresa en que
más del 66% de costarricenses ve como mala o muy mala su administración; sino
en el tono de los cantos de la movilización y la disposición a la lucha que
quedó al descubierto en esa jornada.
Los límites de la jornada del 9 de
octubre y las acciones desesperadas que cerraron la marcha
A
pesar de su importancia y de la disposición a la lucha que quedó reflejada, la
jornada de movilización del 9 de octubre lamentablemente no fue parte de un
plan de acciones definido por las principales organizaciones dirigentes,
llámense federaciones o asociaciones de estudiantes. Al contrario, fue
utilizada tradicionalmente por las agrupaciones que participan de las
elecciones universitarias para reunir a sus equipos electorales, y no para
profundizar y abrir una dinámica generalizada de luchas en la Universidad.
La
marcha apuntaba a que terminaría como todas las anteriores: como una verdadera
“plaza pública” para ciertos Diputados de la “oposición” burguesa y pequeño
burguesa (PAC y FA), así como al servicio de ciertos “dirigentes” estudiantiles
que han convertido tradicionalmente en un circo la llegada al Congreso, con
discursos rutinarios y aburridos sobre la importancia “histórica” de la acción,
pero sin ninguna perspectiva de continuar la lucha. Como consecuencia de esta
situación, algunos sectores de forma desesperada optaron por ingresar
impulsivamente al Congreso, por lo visto sin más objetivo político que aparecer
en los medios de prensa.
El
resultado de la entrada de los compañeros al Congreso fue un forcejeo contra efectivos de la UIP, que terminó en un pequeño pero importante enfrentamiento,
cuando la policía comenzaba a agredir a los compañeros.
Si
bien desde la LRS no creemos correcto impulsar este tipo de acciones “heroicas”
aisladas como hicieron los compañeros que ingresaron al Congreso –sin mayor
objetivo político-, los defendemos frente a la represión del Estado y la
condena que han hecho los medios de comunicación respecto a sus acciones. Lejos
estamos del palabrerío “izquierdista” o de la teorización libresca
malintencionada que se ha venido haciendo sobre los hechos del 9 de octubre con
tal de condenar las acciones que se llevaron a cabo.
Como
lo demostramos los militantes de la LRS que nos mantuvimos hasta el final en
aquella acción -incluso marchando de vuelta a la Universidad-, si bien no
promovimos ni promovemos acciones aventureramente, nos quedamos en el lugar con
alrededor de 600 estudiantes, con tal de que no reprimieran a los compañeros
que habían quedado en el Congreso. Todo lo contrario hicieron grupos como el
PT, JS y otros que desaparecieron de la escena al primer anuncio de represión.
Es necesaria una gran campaña
contra la criminalización de las luchas sociales, por la defensa de los
compañeros acusados por delitos el 9 de octubre y para enfrentar la persecución
del Estado
Es
lamentable que las autoridades universitarias en conjunto con los grupos de
“izquierda” de la UCR (PT, FA y otros menos importantes) hayan formado un
“frente único” con Teletica Canal 7 y los medios de prensa más reaccionarios
del país para satanizar a los estudiantes que protagonizaron las acciones del 9
de octubre. En vez de, por ejemplo, alentar el rechazo y el odio contra el
gobierno nacional de Laura Chinchilla, terriblemente desprestigiado por la
corrupción de la que es protagonista, así como por la “violencia” que
cotidianamente su administración aplica en contra de los trabajadores y el
pueblo pobre de Costa Rica.
La
entrada de un pequeño grupo de jóvenes al Congreso no significa nada frente a
un país que se lo vienen robando a pedazos con los negocios de la Trocha, con
Ministros o directivos de instituciones públicas que ganan decenas de millones
de colones y que además están envueltos en diversos actos de corrupción. Una
pequeña refriega con la policía es poco o nada en relación con el recorte del
presupuesto en las instituciones públicas, puesto en práctica por el gobierno
desde el año pasado. No se compara mucho menos con los violentos desalojos que
impulsa Chinchilla con su brazo armado –la Fuerza Pública- en comunidades como
Medio Queso, o la pasada represión en Pocora y en el Puerto de Moín, acontecido
hace pocos meses cuando los trabajadores de JAPDEVA protagonizaban una huelga.
En
buena medida el escenario político nacional, caracterizado por una parte por la
violencia de las acciones del gobierno de Chinchilla sobre los trabajadores y
los sectores populares, el agudo descontento con la actual administración; así
como la ausencia de un plan de lucha estratégico que de dirección y canalice el
descontento social acumulado, explican la irrupción de acciones aisladas.
A
la vez que lo anterior sucede, el gobierno de Chinchilla viene incrementando el
protagonismo de la policía en la vida nacional, con importantes aumentos de
presupuesto, así como ampliando los acuerdos con fuerzas represivas de otros
países, como Colombia, Israel, Chile y los Estados Unidos. En relación a este
último país, ya es conocido que vienen ingresando sus barcos de guerra por el
Pacífico, después de la autorización de entrada que dieron los Diputados,
especialmente los del PLN y del PAC. Todo esto se suma al dispositivo de
condena de la protesta social reactivado desde la invasión del OIJ al campus de
la UCR.
Y
como si fuera poco, además de los más de 30 compañeros amenazados de enfrentar
severos cargos penales por los hechos del 9 de octubre; ya se han reportado más
de 200 procesos de amonestación en curso contra docentes que supuestamente no
asistieron a los congresos de sus respectivos sindicatos, para el caso
concreto, el del SEC.
Más
allá de coincidir o no con acciones como la de la marcha del fotocopiado, es
imperante unir fuerzas entre los luchadores para enfrentar la represión del
Estado, formando una gran coordinadora por tirar abajo los cargos en contra de
los compañeros estudiantes y docentes perseguidos por la actual administración,
así como para luchar a través de una gran campaña contra el creciente
fortalecimiento de la policía y los cuerpos represivos que ya han venido siendo
puestos a prueba por el gobierno por ejemplo en la represión de Pocora y las
acciones ante la huelga de los trabajadores portuarios, o en los desalojos de
Medio Queso y más recientemente en Curubandé de Liberia.
Más
concretamente hacemos un llamado al PT (que dirige la FEUCR), así como al
conjunto de asociaciones y organizaciones estudiantiles de las distintas
universidades, sindicatos, y organizaciones políticas y populares, a tomar como
una bandera de lucha la defensa del derecho a la movilización y la protesta social.
Sostenemos
firmemente que todo lo anterior debe estar dirigido a tomar como punto de
partida la defensa de los compañeros como vía para reactivar la movilización,
tanto en las Universidades como en el sector de la secundaria, y así
reorganizar nuestras fuerzas para enfrentar unificadamente los grandes planes
antiobreros que prepara Chinchilla, como el recorte del salario de los
trabajadores públicos, la disminución sistemática de presupuesto en la
educación superior, así como para acabar de una vez por todas con la dinámica
de un régimen político que se militariza aceleradamente con tal de formar una
coraza alrededor de los despreciados gobernantes que dirigen los destinos de
Costa Rica.
LIGA DE LA REVOLUCION SOCIALISTA | LRS