En la última semana se
ha transformado rápidamente el escenario político nacional. Por un
lado han brotado a lo largo y ancho del país manifestaciones de
distintos sectores (transportistas, pescadores, docentes y
estudiantes), y por otro se ha dejado ver una aguda crisis política
en el equipo que gobierna desde la Casa Presidencial. La prueba más
contundente: el primer ministro que renuncia producto de la
movilización social, en el marco de un gabinete que se percibe cada
vez más fragmentado y erosionado, registrando ya 16 dimisiones o
destituciones en apenas un año de gestión presidencial.
Con nuevos y más
potentes actores sociales, el país atraviesa una situación muy
similar a la de julio de 2018 cuando con virulencia pequeños grupos
hacían exigencias de contenido migratorio al Presidente; sumergiendo
en una aguda crisis coyuntural al Poder Ejecutivo. El momento
político, también combina elementos similares a setiembre del año
anterior, cuando imponentes jornadas de protesta de los trabajadores
públicos se combinaron con bloqueos e incidentes en todo el país;
ocasionando el faltante de combustibles, paralización del comercio y
la circulación por las vías nacionales, un escenario que generó
temor en distintos sectores de la población y llevó a la senda de
la “negociación”, entre el gobierno y una oposición política
que apesar de tener una histórica fortaleza en la calle; desactivó la movilización social participando de las mesas de
“diálogo”.
El “Diálogo a manos
vacías” propuesto una y otra vez por Carlos Alvarado y
lamentablemente también por Albino Vargas, es una artimaña
usada por el PAC y su gobierno para simular que “cede” ante sus
detractores; mientras reprime y gana tiempo para que otras
instituciones como la Asamblea Legislativa avancen con los proyectos
contra los trabajadores que prohiben el derecho a huelga; o mientras
entra en vigencia el IVA porque “ya es Ley de la República”,
como dice con su tradicional prepotencia el señor Alvarado. El
“diálogo” es una herramienta del gobierno para reacomodarse en
el ejercicio del poder y lamentablemente Albino Vargas, es parte de
esa estrategia; favorable a un PAC despreciado cada vez más
intensamente, pero que todavía muestra recursos para reconstruirse
en el manejo del Estado.
El “diálogo” le
permitió el año pasado al gobierno derrotar la huelga más larga de
la historia costarricense, dividir a las organizaciones de los
trabajadores, imponer el miedo a quienes luchaban, así como lograr
la estabilidad política necesaria para que fueran impuestas las
nuevas cargas tributarias contra el pueblo, como el 1% de impuestos a
la canasta básica o el IVA del 13% que entró a regir precisamente
desde el primer día de julio.
Tanto el gobierno como
los líderes sindicales aliados con Albino Vargas insisten en que el
carácter del “costarricense” consiste en el diálogo y no en la
confrontación, y en el caso de Casa Presidencial dicen que Costa
Rica es “la democracia más antigua de la región”. Lo que no
dicen ni los “líderes sindicales” ni el gobierno es que fue
precisamente hace 100 años que las profesoras del Liceo de Señoritas
quemaron el periódico “La Información” por ser el punto de
apoyo de la dictadura de los hermanos Tinoco; y en 1948 el pueblo
entero se levantó contra un partido y un gobierno que apesar de
contar con múltiples méritos históricos en una primera etapa (como
crear la CCSS, UCR, Código de Trabajo; algo que NUNCA tendrá en su
historial una mediocre y parasitaria mafia como el PAC), finalmente fue
carcomido por la corrupción y el pueblo tuvo que levantarse a
balazos para desplazarlo del poder y resguardar “la democracia”.
Es el camino hacia esta radicalización y este espíritu de lucha, el que buscan bloquear para el pueblo el gobierno y sus conciliadores, que en
nombre del “diálogo” están desactivando el movimiento de masas;
mientras los medios de comunicación (manipulación) avanzan en una
campaña para promover el miedo (para quienes realizaron o realicen
bloqueos) y golpear la disposición a la lucha que muestra una y otra
vez el pueblo y la juventud. Mientras las energías se dirigen al “diálogo”
se pierde de vista que la principal tarea del pueblo es mantenerse
movilizado, unido, absolutamente desconfiado hacia el gobierno y en
la lucha; tanto contra las intenciones gubernamentales, como contra
la criminal estrategia de las cámaras empresariales de redoblar los lazos de dominación hacia los
trabajadores, lo que es apoyado por los grandes canales de televisión evasores
de impuestos del país.
El “diálogo” solo
fortalece al PAC, que demuestra ser capaz de recurrir una y otra vez
a la mentira y a los métodos más bajos con tal de acomodarse en el
ejercicio del poder. Y hace debilitarse a los trabajadores tanto en el alcance de sus objetivos y acciones, como en su espíritu de lucha.
Independientemente de la
campaña de mentiras del gobierno y sus fanáticos defensores, el
pueblo debe seguir movilizado y en organización, en pie de confrontación contra
las intenciones autoritarias y saqueadoras del PAC y sus aliados en
los distintos poderes de la república.