Sin piedad y sin ningún tipo de
consideración con el pueblo, aún en medio de una dramática crisis económica y
social generada por la pandemia del coronavirus a nivel mundial Carlos Alvarado
y el PAC, han intentado imponer un nuevo impuesto del 5% a los trabajadores del
sector público.
No es ‘una pifia’ ni un ‘error de
comunicación’, como han intentado dar a entender los medios de comunicación y
distintos ‘analistas’ que hacen incapié en una supuesta falta de ‘coordinación’
entre Rodrigo Chávez y Carlos Alvarado, al día de hoy cabeza del Poder
Ejecutivo.
No es ni una pifia ni un error de
comunicación, sino que ya es una estrategia sistemática, premeditada y sin
ningún tipo de contemplación, recargar sobre los hombros de los trabajadores la
crisis económica y posiblemente social generada por la pandemia global del
coronavirus.
Hay que recordar que tres semanas
atrás la Casa Presidencial fue allanada, se abrió un escándalo nacional por la
formación de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos al servicio del PAC y
el gobierno en pleno fue obligado a comparecer, Ministro tras Ministro, a la
Asamblea Legislativa. Para ‘suerte’ del gobierno, la crisis mundial por la
pandemia del coronavirus arreció, generando de inmediato un clima de emergencia
nacional entre los medios de comunicación y los distintos poderes de la
república, a tal punto que los Diputados que hacían ‘juicio sumario’ a los
diferentes funcionarios de Casa Presidencial, se colocaron de inmediato a las
órdenes del Poder Ejecutivo, aprobando una a una las ‘leyes’ provisionales de emergencia
para enfrentar la crisis del coronavirus, que se han dirigido en contra de los
trabajadores, sus salarios contratos y jornadas laborales, pero a favor de los grandes
empresarios, a los que se les aliviará de obligaciones fiscales, pagos de
servicios y alquileres, y se les apoyará por medio de distintos planes de
estímulo.
En ese contexto, el gobierno de
Carlos Alvarado se ha sentido nuevamente sólido, creyendo no solo que los
procesos abiertos con la crisis de la UPAD finalizaron –cuando todavía la
Fiscalía y el Poder Judicial tienen en su poder las computadoras y teléfonos del
Presidente y los funcionarios de la Casa Presidencial- sino que además
cualquier iniciativa dirigida contra el pueblo será aprobada por los Diputados.
Solo a partir de lo anterior se entiende la aparición de Rodrigo Chávez en el
Museo de los Niños –donde sesionan los Diputados para evitar el Hacinamiento-
promoviendo entusiastamente un nuevo impuesto sobre los salarios de los
empleados públicos –y privados- superiores a 500 mil colones, así como la
posterior publicación en redes sociales de Carlos Alvarado, donde desmentía o anulaba
los intentos por establecer un nuevo impuesto contra el pueblo, visiblemente
como producto del rechazo unánime que expresaron no solo los Congresistas de la
República, sino crecientes sectores del pueblo que repudian los golpes que
diariamente el gobierno del PAC descarga contra el pueblo con el pretexto de la
crisis del coronavirus.
El FRACASO de Carlos Alvarado por
imponer nuevos tributos es un duro revés contra el gobierno, en momentos de
gran consternación y volatilidad en el estado de ánimo del pueblo costarricense,
debido a una pandemia mundial que ha afectado todos los rincones del mundo, generando
millones de desempleados, la parálisis de la economía, el cierre de fronteras
en la mayor parte de los países, así como miles de muertos por el nuevo virus,
que ha rebasado con numerosos sistemas de salud en el mundo. El frustrado
intento de imponer un nuevo impuesto es además un golpe brutal contra uno de
los principales cuadros ‘neoliberales del gobierno’ y de los organismos
financieros internacionales, nada más y nada menos que el hombre que trabajó
ininterrumpidamente 27 años para el Banco Mundial, 7 de los últimos, como
Director país de ese organismo para Indonesia, lo que no dejará de tener agudas
repercusiones en el vapuleado equipo de gobierno.
Los perversos esfuerzos de Carlos
Alvarado por empobrecer y llevar a la miseria a los costarricenses, y sus
intentos sin piedad por arrebatarle al pueblo su sustento y el de sus hijos, es
una razón de peso para no ofrecerle ningún tipo de tregua al PAC y a sus
aliados, ni aún en tiempos de amenaza mortal por el Coronavirus, ya que si no
nos mata la pandemia, nos matará el gobierno del sucio y criminal PAC con
despidos, hambre y desempleo contra el pueblo.
Al tiempo que se mantienen las
medidas básicas de aseo y cuidado físico y social necesarias para preservar
nuestra vida en lo inmediato, es evidentemente necesario prepararse para una
dura batalla de vida o muerte contra un partido que ha usado la crisis y la
emergencia sanitaria mundial para intentar lavarse la cara, pero con un
programa de estafa y violencia económica contra los trabajadores y el pueblo de
Costa Rica. Es el momento en donde las organizaciones de los trabajadores
tienen la obligación histórica de prepararse para defender el nivel de vida del
pueblo, lo que necesariamente conllevará a un enfrentamiento directo contra el
gobierno del PAC y sus aliados, así como las grandes cámaras empresariales, que
pretenden preservar intactas las fortunas y los intereses de los poderosos,
mientras hunden en la miseria y la desesperación a los pobres y a los humildes
del pueblo.