por : La Verdad Obrera
Jueves 19 de mayo de 2011
Entrevistamos a Santiago Lupe, dirigente de Clase contra Clase del Estado español.
Buenas noches, les hablo desde la Plaza Cataluña de Barcelona, rebautizada esta misma noche por la masiva asamblea de más de 5.000 personas como Plaza Tahir, en homenaje a la plaza que fue epicentro de la revolución egipcia y al grito de “aquí comienza, la revolución!!”. En el día de hoy, la Junta electoral amenazó con reprimir todas la acampadas, en especial la de Madrid, donde el movimiento es aún más masivo, y eso provocó que fuera más gente todavía a las plazas.
LVO: Santiago, contanos cómo empezó todo este movimiento
Bueno, el Estado español es uno de los países que más fuertemente está viviendo la crisis económica internacional y hasta el momento tanto la clase trabajadora como la juventud habían dado escasa respuesta a los ataques que se están sufriendo. Sin embargo venía creciendo un malestar en contra de los efectos de la crisis como de los ajustes que el gobierno viene aplicando. Este malestar se ha ido expresando puntualmente en manifestaciones como la del 7 de abril en Madrid que reunió a 5.000 jóvenes, en la lucha contra los recortes a la salud en Cataluña, las manifestaciones del 1ro de mayo del sindicalismo alternativo, etc. Todo esto fue un “calentamiento de motores” que hizo eclosión este domingo, el 15 de mayo, con una jornada de manifestaciones en más de 60 ciudades de todo el Estado, que fueron verdaderamente multitudinarias. Fue una jornada que se convocó por las redes sociales, y que congregó decenas de miles sobre todo de jóvenes pero también de trabajadores. Las dos más importantes fueron las de Barcelona con cerca de 15.000 personas y la de Madrid con unas 25.000. Es un movimiento que plantea sobre todo una denuncia a la situación de desempleo de masas, de desahucio para miles de familias, de falta de perspectivas para toda una generación de jóvenes a la que el propio FMI nos llama la generación perdida. Al mismo tiempo que se denuncian todos los ajustes como la reforma laboral, el pensionazo, la liquidación de las negociaciones colectivas que están acordando ahora mismo entre el gobierno y la burocracia sindical, y otros más que vendrán después como los recortes en la salud y educación que ya se están ensayando en Cataluña; el movimiento también plantea una crítica bastante profunda, una denuncia, al régimen político, a la democracia existente actualmente. Hay un cansancio y una crítica constante a las instituciones, a los partidos del régimen.
LVO: ¿Cómo surgió el tema de los plantones, el método de lucha de las acampadas?
Mira, el epicentro de la protesta está en Madrid, que tuvo el precedente de la manifestación del 7 de abril y donde la movilización fue mucho más masiva. El gobierno implementó una política de represión selectiva, no reprimiendo el conjunto de las protestas pero sí tratando de reprimir a la que era la cabeza del movimiento, la de Madrid. Cuando terminó la movilización, la policía cargó sobre los manifestantes apaleando a la gente y realizando 23 detenciones. Fue a raíz de esta represión que los jóvenes que habían realizado la marcha, decidieron concentrarse en la Puerta del Sol, fundamentalmente para exigir la libertad de los compañeros. Esto fue entre el domingo por la noche y el lunes. El lunes por la madrugada, la policía nuevamente reprimió y desalojó el campamento deteniendo a otro compañero. Contra esta nueva represión, se empiezan a generalizar este tipo de acciones en otras muchas ciudades. La primera de ellas es Barcelona, donde el mismo lunes por la noche se hace la acampada, al mismo tiempo que en Madrid los jóvenes vuelven a ocupar la Puerta del Sol, más de 2.000 jóvenes, y reinstalan la acampada. El martes, podemos decir que el movimiento vuelve a pegar un salto porque las acampadas se extienden a más de una decena de ciudades y sobre todo, tanto la de Madrid como la de Barcelona, se masifican llegando la de Madrid a reunir más de 10.000 personas.
LVO: ¿Y cuáles son los principales rasgos del movimiento?
En el movimiento prima sobre todo la espontaneidad. La gente que participa de las acampadas y que participó de las manifestaciones, sobre todo gente joven, están dando rienda suelta a un malestar que hasta ahora no se había expresado en forma de protesta por el efecto paralizador que tiene semejante crisis económica y por la política criminal de las burocracias sindicales de paz social que mantienen con el gobierno. Sobre todo a partir de hoy miércoles, cuando las movilizaciones han vuelto a pegar un salto, el movimiento se está haciendo extensivo a muchos otros sectores. Está empezando a empalmar con sectores, por ejemplo, del movimiento estudiantil o de trabajadores que están luchando contra los recortes en la salud en Cataluña, contra los despidos en muchas empresas, en defensa de sus convenios colectivos como los autobuseros en Zaragoza. Es decir, esta juventud, ha empezado a confluir con estos sectores que previamente al 15 de mayo estaban en lucha. Entonces, lo que ha ocurrido hoy es que el proceso se masificó, las asambleas se han duplicado y triplicado, y además algunos sectores de trabajadores que ya estaban en lucha, han empezado a dirigirse a la acampada a mostrar su solidaridad con los jóvenes y a tratar de confluir. Como ejemplos te puedo mencionar, los conductores de autobuses de Zaragoza que hoy tenían una marcha por su convenio, y han terminado esa manifestación en la acampada, o aquí en Barcelona, trabajadores de Alstom una fábrica de ferrocarriles que enfrentan el despido del 40% de la plantilla y han venido por la mañana aquí a la acampada; trabajadoras de la sanidad que también se han hecho presentes, o los bomberos (que son un cuerpo civil, no policías) que también se encuentran en lucha por su convenio y han venido.
LVO: ¿Qué perspectivas se pueden pensar a raíz de esta situación?
En primer lugar, el movimiento está en acenso, es probable que el mismo éxito que han tenido hoy las asambleas en cuanto a la asistencia y en cuanto a confluir con otros sectores, va a provocar probablemente que las próximas asambleas sean todavía más numerosas. Todas las previsiones indican que estamos lejos en este sentido de haber llegado al máximo. Pero en perspectiva, hay que señalar que esta irrupción de la juventud va a tener un efecto en los sectores que se vienen movilizando y de hecho ya lo estamos viendo. Crean un clima más favorable para que puedan surgir una cierta radicalización y extensión de las luchas existentes actualmente. Incluso se empieza a plantear en las asambleas es la necesidad de que estas acampadas actúen como un centro de resistencia y coordinación de todas las luchas existentes.
Probablemente la irrupción de la juventud el pasado 15 de mayo puede significar un punto de inflexión entre una etapa en la que la crisis golpeaba muy fuerte pero no se producía ningún tipo de respuesta y otra etapa en la que el gobierno va a seguir aplicando durísimos planes pero va a tener que enfrentarse a una resistencia creciente por parte de los trabajadores y la juventud. Podemos decir que la paz social en la que el gobierno ha estado trabajando con la burocracia sindical durante todos estos meses, empieza a tener un serio oponente y a ver una posibilidad real de empezar a naufragar.