El primero en exponer fue Bryan Brenes, quien sostuvo que para analizar la vida y obra de Trotsky era necesario seguir un método similar al que utilizaba Riazanov para pensar la obra de Marx y Engels, que era precisamente partir del tiempo y las condiciones materiales en que les había tocado vivir, con tal de comprender de los orígenes y razones de sus ideas. Que ese método propuesto por el propio Marx, había que tomarlo en cuenta para abordar a Trotsky, que pensó en llamarle a su autobiografía “Medio siglo”, en alusión alos grandes acontecimientos que le tocó vivir, como las tres revoluciones rusas, la de Alemania en el ’18, en el ’23, la revolución china, la española, el surgimiento del nazismo, así como la burocratización del primer estado obrero de la historia. Además señaló que hoy, a diferencia de muchos procesos revolucionarios del siglo XX, partíamos desde muy atrás en la "subjetividad" revolucionaria, ya que hoy las masas no tenían el horizonte de la revolución social como sucedía cuando todavía estaba en pie la URSS.
Además señaló como esta crisis de perspectiva revolucionaria se había profundizado con la caída del muro de Berlín, pero que lentamente venía reconstruyéndose una subjetividad revolucionaria, y que a pesar de que hoy no se dispone de héroes revolucionarios de la talla de Trotsky, es en los nuevos combates al calor de la crisis capitalista que se libran en países como Egipto, Túnez o Turquía; donde se viene reconstruyendo una nueva disposición de lucha y se espera con optimismo el surgimiento de nuevos y grandes combatientes.
Posterior a esta reflexión sobre la situación internacional repasó la actividad del CEIP y de los grupos de la Fracción Trotskista en Latinoamérica y Europa, donde se vienen presentando las obras de Trotsky como parte de los esfuerzos de la corriente internacional de la que forma parte la LRS costarricense por rescatar la figura y las ideas revolucionarias de los más grandes dirigentes marxistas del siglo XX.
Posteriormente sostuvo que la presentación de la autobiografía Mi Vida se hacía en Costa Rica en medio de la peor crisis capitalista desde la década del ’30 que ya se expresa en Costa Rica por medio de cientos de despidos que ya comenzaron en empresas como Faber Castell, Avianca-TACA, Jockey y otros lugares más, lo que preanuncia escenarios parecidos al 2009 cuando hubo huidas patronales, huelgas duras, ataques patronales, y ataques en general a los trabajadores. También señaló que se vienen grandes luchas, pues la burguesía costarricense está combinando la represión y el amedrentamiento de la vanguardia para imponer la destrucción de la salud pública, la educación y de las conquistas que lograron los trabajadores en el país durante el siglo XX. Que frente a esa situación para los revolucionarios que presentan el libro tiene una gran importancia la teoría y las ideas revolucionarias.
Después de la apertura de la actividad por parte del militante de la LRS tomó la palabra el Dr. Quesada, que en una densa exposición se orientó a rescatar la figura de Trotsky así como a replantear la vigencia de las herramientas metodológicas, teóricas y analíticas legadas por los revolucionarios del siglo pasado.
El historiador comenzó reconociendo que se sentía emocionado al ver ese tipo de actividades para compartir reflexiones y que él proviene de aquella generación que luchó y tiró piedras en la década de los ’70. Señaló como en la actualidad en muchos partidos comunistas europeos muchos viejos militantes dicen sentir vergüenza por su pasado y que no debería ser así, ya que más bien deberían hacer un esfuerzo por participar en la reconstitución de los movimientos que se vienen desarrollando a escala mundial.
Según dijo había que superar la nostalgia de haber vivido de las cosas pasadas, de las cosas que pudieron haber sido y no fueron, y apoyándose en Lenin insistía en que cuando hay crisis, cuando hay nostalgia, hay que ser más imaginativos para producir y generar utopías y convertir a la nostalgia en una herramienta de combate, en una herramienta que permita reconstituir los sueños temporalmente derrotados, en alusión al período que comprende 1989-1991.
Después de esta breve introducción, Quesada explicó que si hay alguien que ofrece un método y una teoría de ubicación en el presente, ese es León Trotsky, del que se habían publicado en el mundo anglosajón alrededor de cuatro/cinco biografías entre el 2003 y 2009. Preguntándose ¿por qué? este interés en la figura del revolucionario planteaba que lo más extraño de eso era que eran obras donde los autores se dedicaban a destruir y tirar estañones de estiércol a sus biografiados.
Profundizando en su análisis argumentaba que si se revisan las últimas biografías en inglés o francés sobre Trotsky son obras de 600 o más páginas que se dedican a poner el énfasis en dos o tres cosas, como por ejemplo que era judío (antisemitismo), en que se hacía morisquetas y se daba besitos tras la puerta con Frida Calho (lo que al extraordinario pintor mexicano Diego de Rivera le importaba un pepino), así como otras cuestiones como que tenía desacuerdos con Lenin, que según Quesada “eran realmente insignificantes”.
Seguidamente lamentó de que a pesar de haber sido abiertos entre 7 y 60 millones de documentos sobre la oposición de izquierda (1923-1929), historia económica, o los problemas políticos y movimientos sociales dentro de la URSS, toda esa documentación no fue tomada en cuenta para la elaboración de las nuevas biografías. Al contrario, dijo que la documentación fue ignorada para que saliera un monstruo de siete cabezas, una serie de biografías que se dedican sistemáticamente a sacar a Trotsky de cualquier manera de la historia.
Se refirió concretamente al inglés Robert Service, que en una de las presentaciones de la última biografía dijo que si el piolet/zapapico de alpinista de Ramón Mercader no hizo su tarea destruyendo a Trotsky que él se proponía con esa biografía aniquilarlo de la historia definitivamente. Dijo que esta afirmación de Service refleja a cuerpo entero la enorme angustia que hay en ciertos sectores intelectuales, académicos, económicos y financieros frente a un proceso donde la izquierda está recuperando a sus grandes pensadores, a sus grandes héroes. Según Quesada esta preocupación de Service pasa por intentar destruir la biografía de Isaac Deutscher (el Profeta Armado, Profeta Desarmado, Profeta Desterrado [1]) así como la de Pierre Broué (…)
Estas biografías, especialmente la de Service se dirigirían a parar un proceso muy peligroso que se expresa en hechos concretos como que a Marx lo están leyendo en la Citi de Londres, en la Bolsa de Nueva York, en las bolsas de Japón y Berlín. ¿Qué pasa con Marx? ¿Por qué Marx tenía razón? como dice Terry Eagleton.
Para Rodrigo Quesada Trotsky nos está compartiendo la recuperación de una caja de herramientas metodológicas, teóricas y analíticas excepcionales. Además explicó como el dirigente revolucionario hizo la revolución de octubre con Lenin, organizó y dirigió a tiempo completo un ejército de cinco millones de hombres para hacer frente a una invasión extranjera aterradora, con un organizado sabotaje interno contra los logros más importantes de la revolución… y al mismo tiempo escribió una parte de sus obras en más de cincuenta volúmenes.
Continuó afirmando que toda esta obra descomunal, toda esta masa de métodos, de comprensión analítica, cómo asumir la vida cotidiana, la disciplina de trabajo, la labor del estudiante militante por ejemplo, el papel de la cultura, del artista, del intelectual en la sociedad, constituyen una caja de herramientas muy valiosas en el presente. Que era imposible comprender al siglo XX si no se estudiaba la revolución de octubre, y que no se podía comprender el siglo XX a su vez, sin analizar por medio de la teoría de la revolución permanente la revolución china, la revolución mexicana, la cubana…y otras que se quedaron a medio camino, frustradas, saqueadas, malversadas.
Quesada recordó como el propio historiador inglés Edward Carr siempre le agradeció a Trotsky haber escrito una obra como la Historia de la Revolución Rusa de seiscientas páginas cada tomo.
Sostuvo que la elaboración de la autobiografía de León Trotsky entre 1928-1929 no era una simplemente exhibición narcisista de su currículum revolucionario, sino una oferta para el lector, para el investigador, el antropólogo, economista, historiador, sociólogo e incluso el filólogo. Puso como ejemplo la obra de Trotsky Literatura y Revolución donde se desarrollan los primeros pasos de la crítica literaria inspirada en Marx. Invitó con urgencia a los asistentes a la presentación a ir todos juntos a las fuentes originales del pensamiento de Trotsky así como al disco duro de toda su propuesta: la Teoría de la Revolución Permanente, tanto para comprender los procesos revolucionarios de Centroamérica y el Caribe como para entender por qué el imperialismo norteamericano es un imperialismo de nuevo cuño después de 1898.
De la misma forma en que resaltó los aportes de la Teoría de la Revolución Permanente, afirmó que Trotsky forma parte de los autores de mayor nivel de sofisticación teórica, que hablaba con perfecta soltura aproximadamente nueve idiomas, y que tenía un manejo de la literatura de esta época impresionante: en francés, inglés, alemán, ruso; por lo que estábamos en frente de un gigante, del testimonio revolucionario, del testimonio político, e incluso, como decía George Orwell –el gran ensayista inglés- de uno de los grandes monstruos literarios del siglo XX por la exquisitez para expresarse y por el estilo literario que lo hace ser uno de los más grandes estilistas en el ensayo político de que se tenga memoria.
En un esfuerzo por establecer un paralelo histórico Rodrigo Quesada recordó cuando Thomas Carlyle estaba escribiendo la biografía de Oliver Cromwell (el cerebro de la primera revolución burguesa, la revolución inglesa de la segunda parte del siglo XVII) y expresó que era una desgracia que para haber escrito la biografía de Cromwell había tenido que sacarlo de una pila de perros muertos que tenía encima, de una pila de basura, de chismes, de maledicencia; desde que Cromwell era un viejo fornicario a tiempo completo, hasta un viejo vagabundo y borrachín, etc… y que una labor parecida había que hacer con relación a Trotsky.
A propósito de las biografías reaccionarias que se vienen publicando, recordó como el profesor norteamericano Jonathan Sperber escribió una una biografía de 650 páginas para revelar el gran descubrimiento de que Marx era judío [y] que pertenecía al siglo XIX y que ahí debería quedarse. Con vehemencia replicó a estas conclusiones de Sperber en el sentido de que lo mismo podría decirse entonces de teóricos como David Ricardo y Adam Smith, cacharros viejos de jardín, que pertenecen también al siglo XIX y que son de quienes se nutre el pensamiento neoliberal.
Al final de su exposición invitó a abalanzarse sobre las obras de Marx y Engels a los jóvenes asistentes, resaltando la cantidad de seminarios y congresos que se realizan en Inglaterra, Italia, Francia, Alemania; y encuentros en los Estados Unidos sobre el pensamiento de estos revolucionarios. Puso como ejemplo los cuatro volúmenes de más o menos 500 páginas cada uno sobre los conversatorios que realizó la Universidad de Nueva York en torno a la idea del comunismo para el siglo XXI.
Invitó a revertir una dinámica en donde mientras los gringos hacen eso en otras partes se busca enterrar a Marx a palazo limpio. Concluyó que la burguesía en Costa Rica es una de las clases dominantes más entreguistas de América Latina, pero que además es increíblemente lúcida respecto al proyecto político que tiene y sabe que cualquiera que mencione a Marx está haciendo un conjuro de todos los demonios habidos y por haber, y que busca enterrar no solo a Marx sino a todos aquellos que creen en él lo más pronto posible.
Frente al gran esfuerzo por enterrar la figura de Trosky que despliegan las grandes casas editoriales imperialistas, resaltó el trabajo del CEIP León Trotsky de Argentina por difundir la biografía de uno de los más grandes revolucionarios del siglo XX.
Para finalizar hizo un llamado a repetir encuentros similares, a impulsar reuniones, a leer colectivamente porque nos estamos quedando atrás de lo que está sucediendo en otras partes del mundo, y que si el movimiento neonazi está adquiriendo una fuerza tan espectacular en Grecia donde están matando a la gente simplemente porque tienen color de piel distinta, si el movimiento neonazi tiene un enorme empuje en un país periférico de Europa; nosotros por estas partes del mundo debemos fortalecer nuestra conciencia y nuestro pensamiento leyendo a hombres y mujeres como Rosa Luxemburgo que nos enseñaron cómo se hace la revolución y cómo se debe socializar este tipo de cuestiones.
[1] La base de la ponencia de Rodrigo Quesada se titula “Trotsky: el profeta recobrado”. Y puede consultarse en www.rebelion.org