Jorge Calderón Franco, militante de Clase contra Clase y profesor de secundaria
El martes 22 de mayo cientos de miles de estudiantes, profesores y
trabajadores no docentes de toda la educación pública, desde la infantil
a la universidad, paramos las clases y salimos a la calle. La noche
anterior cientos de encierros, acampadas, asambleas... auguraban que la
jornada iba a ser un éxito de movilización. Y así fue, más de un 80% de
seguimiento de la huelga, y sobre todo masivas manifestaciones que
inundaron las calles de las diferentes ciudades. 150.000 en Barcelona,
100.000 en Madrid, 40.000 en Zaragoza... Muchos padres y madres de
estudiantes de infantil y primaria se sumaron a la protesta evitando
llevar a los niños a sus centros, secundando el llamamiento de la
Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA).
Un ataque contra la educación sin precedentes
Y no era para menos. El ataque del Gobierno de Rajoy es histórico.
Los 3.000 millones de euros de recorte para este año son sólo la punta
del iceberg, pues se espera recortar un 20% del presupuesto en el
próximo lustro. Las primeras medidas ya asustan. Un aumento del 20% de
alumnos por aula, 66% de subida de las matriculas universitarias,
matriculas de 380 euros para el primer curso de FP, y 180 para segundo,
aumento de la jornada de los profesores, despido de entre 20.000 y
80.000 profesores... Se quiere degradar la educación pública, las
condiciones de trabajo de profesores y no decentes, despedir a miles de
ellos y dejar fuera de la educación no obligatoria a los hijos de
familias trabajadoras y humildes.
Las direcciones sindicales “a remolque” de los trabajadores y estudiantes
El conjunto de los sindicatos del sector convocaron la huelga, lo
cual le dió un fuerte impulso, con la triste excepción de las
federeaciones de UGT de cuatro Comunidades Autónomas. Pero sin duda un
curso cargado de protestas por región -como las más de 10 huelgas
realizadas por los docentes madrileños-, de acciones en los centros,
asambleas... y sobre todo el empuje que han dado las diferentes jornadas
de huelga estudiantil que se vienen dando desde octubre, han sido las
razones del éxito. Y es que la convocatoria ha sido expresión de este
malestar y cabreo que viene creciendo por abajo, y al que las
direcciones sindicales se han visto incapaces de seguir dando “largas”.
Una huelga estatal de toda la educación estaba planteada como necesidad
desde el comienzo de curso, cuando ya se empezaron a aplicar las
primeras medidas de ajuste contra la educación pública, a despedir
profesores y trabajadores no docentes, reducir presupuestos...
Ha llegado con retraso, pero ha llegado. Y ahora toca darle
continuidad, para lo cual habrá que imponer desde las asambleas de
centro y distrito, un plan de lucha hasta el final a las direcciones de
los sindicatos educativos. Que suelde la unidad con el movimiento
estudiantil que tanto en secundaria, como sobre todo en la universidad,
se viene recomponiendo con fuerza. Y que se extienda al resto de
trabajadores del sector público, también afectados por los recortes, y
elr esto de la clase trabajadora y sectores populares, los paganos de
todos los planes de ajuste de Rajoy y los Gobierno autonómicos.
En Zaragoza se dio un buen ejemplo de esto. A propuesta de un
compañero de Clase contra Clase se consiguió que la asamblea de distrito
de la ciudad impusiese a la mesa sindical la convocatoria de una nueva
asamblea para el 28 de junio, para ver que otras medidas de lucha se
tomaban para antes de que acabe el curso. Las direcciones sindicales
querían “despedirse” hasta las vacaciones.
Aulas vacias, y miles en la calle
En Madrid la jornada arrancó con decenas de piquetes en los centros y
los diferentes campus universitarios. Fueron bajando hasta el centro
donde protagonizaron una de las mayores manifestaciones de la educación
de los últimos tiempos. La Policía intervino en varias ocasiones, tanto
durante los piquetes -deteniendo a cinco compañeros- como al final de la
manifestación, cuando efectuó algunas cargas contra grupos de
estudiantes. Este es el talante del Ministerio del Interior y la
Delegada del Gobierno de la capital, como ya vimos con los recientes
sucesivos desalojos y detenciones contra el 15M; mano dura contra la
protesta social.
En Zaragoza se produjo una de las manifestaciones más masivas en
proporción con el tamaño de la ciudad. Estudiantes de secundaria -que
vienen poniendo en pié una coordinadora de asambleas-, de la universidad
-que están levantando asambleas en diferentes facultades-, profesores y
no docentes, estuvieron desde primera hora garantizando la huelga en
colegios, institutos y los campus universitarios. Hubo manifestación por
la mañana, la más masiva, y por la tarde.
En Barcelona tuvo lugar la manifestación más numerosa, con mucho peso
de los estudiantes universitarios que vienen protagonizando diversas
jornadas de huelga desde noviembre. SE hicieron acampadas en la UAB, la
UPC, la Pompeu Fabra, en Mundet, se ocuparon facultades en la
UB-Diagonal y la UB-Raval... y por la mañana se realizaron diversos
cortes de tráfico en autopistas, rondas y entradas a la ciudad. Desde el
campus de la UB-Diagonal partió el cortejo más numeroso, que fue
hostigado por los Mossos d´Escuadra en varias ocasiones. Al finalizar la
manifestación se realizó una masiva asamblea. En ella hablaron carreras
y cursos que han entrado ya en huelga indefinida, profesores interinos y
sustitutos que se están organizando para luchar contra los despidos,
estudiantes de secundaria... Los compañeros de Clase contra Clase, junto
a otros compañeros de la agrupación revolucionaria No Pasarán de la que
somos parte, intervinimos para defender la unidad de secundaria y
universidad, de los estudiantes con los profesores, no docentes y la
clase obrera, y para exigir a las direcciones sindicales una huelga
general de todo el sector público en la perspectiva de otra huelga
general y un plan de lucha hasta derrotar los ajustes.
Si bien el curso académico está en su último mes, el movimiento
estudiantil, de profesores y no docentes, ha dado una muestra de ganas
de luchar muy importante. Cada vez son más aquellos que se están
auto-organizando en contra de la política de “diálogo” y mantener cada
lucha separada territorialmente de la burocracia sindical. Aquí reside
la fuerza para poder imponer un cambio de rumbo y poner en pié de guerra
a toda ala educación, junto con el resto de trabajadores.