sábado, 8 de septiembre de 2007

Especial, Crisis Financiera Internacional


Trabajadores de la construcción en EE.UU.
Endeudados y desempleados



Por: Celeste Murillo Fuente: La Verdad Obrera N° 249 (PTS de Argentina),
con quien actualmente mantiene relaciones fraternales la LRS de Costa Rica
Miércoles 29 de agosto de 2007


El lector memorioso quizás recuerde al Secretario del Tesoro Norteamericano, Paul O’Neil, que en 2001 le negaba ayuda financiera a la Argentina, diciendo: “Los carpinteros y plomeros norteamericanos, que ganan 50.000 dólares al año, no tienen por qué sostener financieramente a los países y a los bancos que hacen locuras”. Evidentemente O’Neil y cía. tienen menos tapujos cuando bancos y empresas norteamericanas especulan con el dinero de los trabajadores norteamericanos.
Hasta hace poco tiempo un trabajador de la construcción, incluso latinos y hasta inmigrantes ilegales, podía acceder a un crédito subprime (de alto riesgo) y comprar su propia casa. Hoy, esos trabajadores enfrentan la posibilidad de quedar desempleados y tener que afrontar una deuda hipotecaria que no saben si podrán pagar. Si se agrava la crisis, se verán afectados todos aquellos carpinteros y plomeros, cuyos intereses tan cínicamente decía defender O’Neil hace seis años.
Se estima que 2 millones de personas con créditos subprime podrían sufrir la ejecución de su hipoteca y cerca del 20% de las hipotecas subprime contraídas entre 2005 y 2006 se proyecta que caerán de acuerdo con el estudio del Centro para Préstamos Responsables.
Entre los deudores una gran porción son trabajadores y sectores empobrecidos, justamente porque era un préstamo más fácil de obtener. Según este mismo centro, es más probable encontrar deudores con hipotecas subprime en barrios con mayoría latina (1,5 veces más) o negra (2,2 veces más), que en el conjunto de deudores a nivel nacional con este tipo de hipotecas.
Las estadísticas oficiales del gobierno yanqui reconocen que se han perdido cerca de 75.000 empleos en la construcción debido a la baja de la burbuja inmobiliaria, y se esperan como mínimo 20.000 despidos más para este año. Estas cifras, aunque modestas para semejante parate de la construcción, podrían estar ocultando que ya muchos trabajadores indocumentados han sido despedidos. Aunque todavía es muy pronto para prever las consecuencias de la crisis del mercado inmobiliario en términos de empleo, nada bueno le espera a los trabajadores de la construcción, especialmente a los latinos, que serán junto a los millones de deudores de hipotecas, los que pagarán la crisis. Junto a los trabajadores de la construcción, también se espera que los empleados del sector inmobiliario y de empresas de créditos sufran las consecuencias de la crisis. En lo que va del año ya se pedieron 40.000 puestos de trabajo en el sector y se esperan más despidos, como de hecho viene sucediendo las últimas semanas: First Magnus Financial que se declaró en quiebra el 21/8 despidió a 6.000 empleados (99% de su planta), Lehman Brothers Holdings despidió a 1.200 empleados de su sección de créditos subprime. El boom inmobiliario creó una parte importante de los nuevos empleos luego de la recesión de 2001 (29%, casi 1/3) y los latinos ocuparon cerca del 40%.A su vez es la principal fuente de trabajo para los latinos recién llegados: de los nuevos empleos creados en la construcción, 2 de cada 3 fueron ocupados por trabajadores latinos, la mitad de ellos ilegales. De los casi 18 millones de latinos que trabajan en EE.UU. (12,4% de la clase obrera), se calcula que 7 millones son ilegales (un 4,9% de la fuerza laboral). De estos trabajadores, el 30% lo hace en los servicios, el 25% en la agricultura y el 19 % en la construcción.
El salario medio (que en EE.UU. se paga por semana) de un trabajador latino legal en este sector es de 428 dólares y el de un trabajador ilegal de 388 dólares. Los latinos son el grupo peor pago entre los trabajadores (peor que negros, asiáticos y por supuesto blancos).
Los trabajadores ilegales no son despedidos, simplemente quien los llamaba para trabajar, deja de llamarlos porque “no hay más trabajo”. Sin trámites, indemnizaciones ni seguro de desempleo. Los empleadores son pequeños contratistas, que a su vez son contratados por las empresas constructoras (se contrata a diferentes empresas para cada parte de la casa).
Ya hay sectores reaccionarios que vociferan por un endurecimiento de las leyes migratorias y las represalias a aquellos que las violen, como los cientos de miles que entran ilegalmente a EE.UU. cada año. Es posible que estos discursos derechistas ganen peso si la crisis de la construcción se agrava.
Contra estos sectores reaccionarios se movilizaron masivamente los inmigrantes legales e ilegales en abril y mayo de 2006, exigiendo derechos democráticos elementales. Detrás de las pérdidas millonarias que publican los medios de comunicación alrededor del mundo hay millones de trabajadores y pobres que serán quienes cargarán sobre sus espaldas esta crisis, con sus trabajos y su única vivienda.

Fuentes: Pew Hispanic Center, Bureau of Labor Statistics, Center for Responsible Lending, US Census Bureau.