viernes, 7 de septiembre de 2007

Instituto Costarricense de Electricidad, ICE


Un nuevo golpe de la patronal a los trabajadores y trabajadoras del
Proyecto Hidroeléctrico El Diquís


Por Tonia Tumánovich, En Clave Revolucionaria N°4

LRS agosto- setiembre de 2007, Costa Rica


Con argumentos falsos y confusos la patronal del PHED[1], en carta del 23 de julio del 2007 da por establecido y aprobado el nuevo horario para los trabajadores y trabajadoras del proyecto hidroeléctrico. Este nuevo horario es una manera más de coartar los derechos y sobreexplotar a los trabajadores(as), ocultándose en justificaciones que solamente benefician a la patronal.
Según el nuevo horario los trabajadores(as) que viajan desde San José deben entrar un día antes de la jornada laboral, y cada semana de por medio deben viajar el lunes en horas de la madrugada.
La dirección del proyecto en representación de la Coordinación de Proyectos y la UEN PySA, y por supuesto en respuesta a los grandes intereses políticos y económicos que se tienen en esta represa; señala que este cambio va en dirección de “aprovechar el tiempo según los intereses del proyecto”
[2]; sin importar obviamente, el gran desgaste que representa este para las y los trabajadores.
Este nuevo horario bisemanal, el cual se divide en una semana laborada de lunes a viernes y la siguiente de martes a sábado, implica que los y las trabajadoras vean arrebatado gran parte de su poco tiempo libre, debido a que deben trasladarse a la zona del proyecto durante este lapso, sin ningún tipo de derechos como lo son las horas extras o viáticos, recordemos que aspectos como alojamiento y comida son considerados “beneficios”, y no como derechos adquiridos; además, se exponen a un mayor peligro debido a que se viaja en horas de la noche y la madrugada.
Se debe tener en cuenta que las y los trabajadores invierten más de 20 horas al mes solamente en el tiempo de viaje de San José a la zona sur, sin contar el traslado de vuelta; teniendo que suplirse ellos todos los gastos que esto implica, ya que cada uno debe trasladarse por sus propios medios a las paradas establecidas que realiza la buseta asignada, lo que implica un gasto adicional tanto de tiempo como de dinero.
El gran desgaste físico y emocional que este nuevo horario representa se refleja en:

1) la gran cantidad de horas de viaje, en una buseta pequeña donde además en su interior se deben acomodar las pertenencias (salveques, etc.) lo que hace aún más estrecho el poco espacio disponible y más incómodo un viaje que dura entre 5 y 6 horas;
2) el peligro que representa viajar en horas de la noche y la madrugada por la carretera Interamericana, sumado a que estas horas (madrugada y noche) las paradas donde se espera la buseta, ya sea el centro de San José, el parque de San Pedro u otras se vuelven un espacio perfecto para los asaltos o agresiones;
3) el tener que disponer del poco tiempo libre para realizar el traslado, le arrebata a los trabajadores(as) derechos laborales básicos;
4) a la bisemana, el trabajador(a) tiene solamente el día domingo (ya que sale de la jornada laboral el sábado en horas de la tarde y llega hasta la noche a San José) y debe prepararse para volver a viajar el lunes en la madrugada e iniciar ese mismo día su jornada laboral; es decir, sumando las horas de viaje y el horario reconocido por la patronal, ese día se traduce en 16 horas trabajadas;
5) a estas circunstancias, las cuales implican prácticamente vivir en el lugar de trabajo, hay que agregarle las condiciones diarias, particularmente en el campamento destacado en Cajón de Buenos Aires, donde los trabajadores(as) no tienen acceso más que a las oficinas y sus cuartos (algunos de ellos compartidos).

En la carta de la dirección dirigida a los “colaboradores” del proyecto, la patronal trata de engañar a la clase trabajadora, según ellos como primer punto entre las razones para el cambio de horario se muestran “muy preocupados” porque “con el horario actual (de lunes a viernes) nuestros trabajadores no poseen un día hábil para realizar trámites personales”
[3], aspecto totalmente cierto, y el cual vuelve a demostrar en la práctica que la burguesía solamente responde a sus intereses, esto porque en la realidad, actualmente si un trabajador(a) requiere un día debe usar las horas extras acumuladas (ya que estas no son pagas sino que se cambian por días solo con previa autorización) o bien solicitar un permiso sin goce de salario, esto refleja en la realidad la hipocresía de la supuesta preocupación de la patronal.
Después de una serie de puntos, cierran diciendo que “por último es importante indicar que es potestad del patrono establecer el horario laboral que mejor convenga a sus intereses…”
[4] por si a los trabajadores(as) les hubiese quedado alguna duda de quien impone a sus anchas en el sistema burgués.
Estas nuevas medidas responden a la necesidad de la burguesía de cada paso ir duramente a la ofensiva contra la clase trabajadora, para que esta con su fuerza de trabajo lleve adelante lo antes posible este proyecto, el cual es de vida o muerte para el sector empresarial, y que utilizando los apagones del 19 de abril se ha catalogado por estos mismos sectores como imprescindible, aprovechando para impulsarlo con todos sus medios a disposición, ya que le sirve para aumentar sus ganancias, debido a que la energía que se pretende producir no es para “cubrir el aumento del consumo nacional” – como han dicho-, es para lograr los objetivos que se han establecido, como lo es la venta de esta energía a la burguesía internacional.
Aunque en este momento el cambio de horario afecta más duramente a las y los trabajadores de la meseta central, es una clara muestra del camino que recorre a paso firme la burguesía y que en un momento u otro afectará con otras medidas a los demás trabajadores y trabajadoras del proyecto hidroeléctrico, ya que bajo estas circunstancias, es perfectamente representado lo que Karl Marx en su obra “Capital, precio y trabajo asalariado”; y reafirmada también en “El Capital” y el “Manifiesto Comunista” señalaba: que dentro del capitalismo, la fuerza de trabajo pasaba simplemente a ser una mercancía más; sujeta a las mismas fluctuaciones de las demás mercancías y materias primas.
De esta forma Marx explica una sencilla pero avanzada fórmula para definir el precio de la fuerza de trabajo dentro del capitalismo, Marx llega a la conclusión de que el patrón paga al obrero únicamente lo que este último necesita para preservarse como una mercancía viva y en condiciones para regresar cada día a trabajar para reproducir el capital del patrón, del burgués.
No tenemos que olvidarnos que aunque público y estatal, el ICE forma parte del sistema capitalista costarricense y como tal responde a sus intereses, explotando a sus trabajadores. Esto anterior va acompañado de una situación privilegiada para ciertas partes de trabajadores de la institución, lo que es utilizado por la patronal en forma reaccionaria para evitar la inclinación a la lucha. Desde la militancia de la LRS, dentro de las posibilidades que el régimen policíaco de la institución hace posible, llamamos a la organización de los trabajadores y las trabajadoras, porque solamente organizados tendremos la fuerza necesaria para arrancarle a las jefaturas cuanta mejora en nuestras condiciones laborales podamos, en la perspectiva de colocar al ICE bajo control de sus trabajadores y usuarios, y que verdaderamente responda los intereses de la clase obrera y el pueblo pobre.


¡Por un ICE bajo control de obreros y de usuarios!
¡Por la defensa de los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras del PHED!¡Por la declaración de los “beneficios complementarios” como derechos de los trabajadores y las trabajadoras!


[1] Proyecto Hidroeléctrico El Diquís
[2] Carta de la Dirección del PHED, 23 de julio del 2007, pág. 1
[3] Ídem
[4] Ídem