Por Brayan Brenes
Liga de la Revolución Socialista (LRS)
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El pasado domingo 9 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones municipales en Nicaragua. El resultado fue de lejos favorable al partido de gobierno, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) según los últimos datos disponibles logró ganar por lo menos 101 municipalidades de las 146 existentes en toda Nicaragua,[1]con un Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que obtuvo aproximadamente 31 gobiernos locales.
Desde antes de las elecciones la oposición burguesa encabezada por el PLC venía anunciando no reconocer los resultados si el FSLN ganaba la contienda electoral en la mayor parte de las municipalidades, especialmente en la de Managua, de importancia crucial en términos político-electorales. Pero lo que era apenas una amenaza se convirtió en realidad cuando Montealegre declaró nulos los resultados emitidos por el tribunal electoral, desembocando durante prácticamente toda la semana importantes enfrentamientos entre sus simpatizantes y los simpatizantes del FSLN de Daniel Ortega Saavedra. Los principales choques entre grupos de ambos bandos se dieron en las ciudades de Managua y Matagalpa, con algunos incidentes en otras localidades, generando además de decenas de heridos la suma de dos muertos. Para el domingo 16 Montealegre convocó a dos nuevas grandes manifestaciones, principalmente en Managua y otra en la provincia de León.[2]
En este escenario no se ha quedado solo Eduardo Montealegre, que ha sido apoyado fielmente por José Miguel Insulza, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), la embajada yanqui en Nicaragua, y la iglesia católica. Por su parte Daniel Ortega tampoco se ha quedado solo, que ha sido apoyado por el gobierno nacionalista burgués de Hugo Chávez, los integrantes del ALBA y el Grupo de Río.
Los socialistas revolucionarios frente a la crisis en Nicaragua
A pesar de que no le damos el menor respaldo ni apoyo político al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, rechazamos categóricamente la ingerencia del imperialismo norteamericano en este país de Centroamérica. Es que aunque el imperialismo ha mantenido en apariencia un bajo perfil político, el 12 de noviembre Eduardo Montealegre se reunió con Robert Callahan, el recién acreditado Embajador de Estados Unidos en Nicaragua y “le entregó copia electrónica de las mil 977 actas (…) que no concuerdan con los resultados brindados por el Consejo Supremo Electoral”.[3]Desde luego la Embajada norteamericana tiene la misión de intervenir en el país, buscando como desestabilizarlo y hacer un contrapeso a las cada vez más profundas relaciones que Daniel Ortega y su gobierno vienen estableciendo con Hugo Chávez y su bloque político. El imperialismo norteamericano sabe que no puede seguir permitiendo un debilitamiento en la región tanto latinoamericana como centroamericana, y subterráneamente viene alentando a la desestabilización y distintos golpes violentos eminentemente reaccionarios, como lo ha venido haciendo en Bolivia con los departamentos derechistas de la Media Luna y en algunas coyunturas en Venezuela.
Pero a la vez que rechazamos categóricamente la ingerencia del imperialismo norteamericano, llamamos a los trabajadores nicaragüenses a organizarse y luchar con una política completamente independiente del Frente Sandinista y la oposición burguesa más directamente vinculada con el imperialismo como es el PLC. También creemos que se debe mantener total independencia de otras fracciones vinculadas a la tradición sandinista como el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) que bajo el pretexto de mantener limpio el régimen democrático y la tradición sandinista, viene alineándose en los hechos con el PLC en su acusación de fraude contra el FSLN; colocándose detrás de la burguesía y el imperialismo norteamericano que respalda a Montealegre.
Contra el programa burgués de reformas de Ortega y el FSLN: por un programa obrero y socialista que responda a las necesidades de los trabajadores nicaragüenses
Aunque millones de trabajadores nicaragüenses se sientan ilusionados con el FSLN y Daniel Ortega, lo cierto es que este partido y su dirección representan los intereses de los capitalistas. En un plano histórico ni el Frente Sandinista ni Ortega cumplieron con las necesidades históricas más sentidas por las masas durante su primer gobierno en la década de los 80 instaurado luego de la caída de la dictadura de Somoza: nunca expropiaron a la burguesía, nunca nacionalizaron el comercio exterior, y mucho menos hicieron una reforma agraria radical que diera tierra a los campesinos pobres. Bajo el pretexto de “no ser otra Cuba” tal y como recomendaba el propio Fidel Castro, la dirección del FSLN se encargó de congelar y estrangular la revolución nicaragüense convirtiendo a Nicaragua en el escenario de una tibia y timorata economía de capitalismo mixto que terminó beneficiando a las más acaudaladas familias de la burguesía, como Los Pelas, que acumularon sumas enormes de capital a costa de la explotación “a destajo” sobre los trabajadores nicaragüenses, que sufrían las más grandes privaciones en nombre de la “revolución”.
En la última fase el partido de Ortega constituyó una pieza clave para que el imperialismo norteamericano pudiera avanzar con el TLC en esa nación, y el FSLN votó a cuatro manos en el parlamento la aprobación del TLC. Hoy el FSLN de Ortega a pesar de dárselas de antineoliberal y “socialista” ni siquiera es capaz de tirar abajo el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos que él mismo facilitó; dándole continuidad a la explotación y al saqueo que protagoniza el imperialismo norteamericano en Nicaragua.
Para rematar el FSLN en la voz de Ortega ha dicho que no haría “cambios dramáticos” en la economía durante su gobierno, es decir que no tocará la propiedad de los grandes empresarios, terratenientes y explotadores; sino que administrará el Estado para la burguesía nacional y el imperialismo. En este último sentido el gobierno de Daniel Ortega sigue pagando la deuda externa y mantiene todos los pactos de entrega con el imperialismo.
El FSLN ya tuvo su examen y no lo pasó, lo reprobó. Es por eso que lo que corresponde es una salida obrera y socialista a los grandes problemas nacionales de Nicaragua: reforma agraria para dar tierra a todos los campesinos pobres, expropiación de las grandes industrias y medios de producción, estatización y puesta bajo control de los trabajadores sobre la banca y el crédito, monopolio del comercio exterior y construcción de una economía planificada. Todas estas medidas nacionales, complementándolas con la instauración de un gobierno obrero y del pueblo pobre en Nicaragua, que luche por la construcción de los Estados Unidos Obreros y Socialistas de Centroamérica y Latinoamérica, contra la estafa de las ALBA o los Grupos de Río; que no son más que variantes de distintos acomodos burgueses, con la particularidad de que se llaman “nacionalistas”, “patrióticos” o “bolivarianos”.
La derecha proimperialista asoma la cabeza con ímpetu
Si bien es cierto el FSLN logró una victoria electoral holgada sobre el PLC, incluso pasando de más o menos 87 municipalidades en Nicaragua a 101; lo que no puede negarse es el incremento de las distintas acciones de la derecha proimperialista representada por el partido de Eduardo Montealegre, y un ascenso importante en la actividad de numerosos sectores que se encuentran descontentos con la política de Daniel Ortega.
En los primeros meses del año se han dado numerosas movilizaciones en Nicaragua, que ante la desilusión de amplios sectores de masas en el FSLN le han permitido a la derecha tomar banderas democráticas y reivindicativas sumamente importantes, como por ejemplo la lucha contra la carestía de vida y el rechazo al pacto Ortega- Alemán.
Apenas el 27 de junio se dio una movilización multitudinaria en Managua donde los ejes eran el rechazo al pacto entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán así como el repudio contra el aumento desenfrenado en el costo de la vida. En estas movilizaciones no solo andaba la oposición burguesa del PLC encabezado por Montealegre sino que también ha estado involucrado el MRS y otras fuerzas secundarias de oposición al gobierno. Lo que es visible es que la derecha proimperialista trata de sacar ventaja de la desilusión de un importante sector de las masas con el gobierno, para intentar capitalizar la movilización para los intereses de uno de los bandos de la burguesía. Por otra parte la pasividad de Ortega frente a la propiedad privada, frente al imperialismo, y su trato privilegiado para los grandes terratenientes, han venido envalentonando aún más a la derecha.
Los revolucionarios de la LRS y la FT creemos que solo puede enfrentarse a la derecha y al imperialismo atacando sus bases materiales de apoyo: expropiando las grandes industrias, estatizando la banca bajo control de los trabajadores, nacionalizando el comercio exterior, planificando la economía y creando organismos de tipo soviético como consejos obreros que se encaminen a la lucha por un verdadero cambio, revolucionario y socialista en Nicaragua.
Desde antes de las elecciones la oposición burguesa encabezada por el PLC venía anunciando no reconocer los resultados si el FSLN ganaba la contienda electoral en la mayor parte de las municipalidades, especialmente en la de Managua, de importancia crucial en términos político-electorales. Pero lo que era apenas una amenaza se convirtió en realidad cuando Montealegre declaró nulos los resultados emitidos por el tribunal electoral, desembocando durante prácticamente toda la semana importantes enfrentamientos entre sus simpatizantes y los simpatizantes del FSLN de Daniel Ortega Saavedra. Los principales choques entre grupos de ambos bandos se dieron en las ciudades de Managua y Matagalpa, con algunos incidentes en otras localidades, generando además de decenas de heridos la suma de dos muertos. Para el domingo 16 Montealegre convocó a dos nuevas grandes manifestaciones, principalmente en Managua y otra en la provincia de León.[2]
En este escenario no se ha quedado solo Eduardo Montealegre, que ha sido apoyado fielmente por José Miguel Insulza, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), la embajada yanqui en Nicaragua, y la iglesia católica. Por su parte Daniel Ortega tampoco se ha quedado solo, que ha sido apoyado por el gobierno nacionalista burgués de Hugo Chávez, los integrantes del ALBA y el Grupo de Río.
Los socialistas revolucionarios frente a la crisis en Nicaragua
A pesar de que no le damos el menor respaldo ni apoyo político al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, rechazamos categóricamente la ingerencia del imperialismo norteamericano en este país de Centroamérica. Es que aunque el imperialismo ha mantenido en apariencia un bajo perfil político, el 12 de noviembre Eduardo Montealegre se reunió con Robert Callahan, el recién acreditado Embajador de Estados Unidos en Nicaragua y “le entregó copia electrónica de las mil 977 actas (…) que no concuerdan con los resultados brindados por el Consejo Supremo Electoral”.[3]Desde luego la Embajada norteamericana tiene la misión de intervenir en el país, buscando como desestabilizarlo y hacer un contrapeso a las cada vez más profundas relaciones que Daniel Ortega y su gobierno vienen estableciendo con Hugo Chávez y su bloque político. El imperialismo norteamericano sabe que no puede seguir permitiendo un debilitamiento en la región tanto latinoamericana como centroamericana, y subterráneamente viene alentando a la desestabilización y distintos golpes violentos eminentemente reaccionarios, como lo ha venido haciendo en Bolivia con los departamentos derechistas de la Media Luna y en algunas coyunturas en Venezuela.
Pero a la vez que rechazamos categóricamente la ingerencia del imperialismo norteamericano, llamamos a los trabajadores nicaragüenses a organizarse y luchar con una política completamente independiente del Frente Sandinista y la oposición burguesa más directamente vinculada con el imperialismo como es el PLC. También creemos que se debe mantener total independencia de otras fracciones vinculadas a la tradición sandinista como el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) que bajo el pretexto de mantener limpio el régimen democrático y la tradición sandinista, viene alineándose en los hechos con el PLC en su acusación de fraude contra el FSLN; colocándose detrás de la burguesía y el imperialismo norteamericano que respalda a Montealegre.
Contra el programa burgués de reformas de Ortega y el FSLN: por un programa obrero y socialista que responda a las necesidades de los trabajadores nicaragüenses
Aunque millones de trabajadores nicaragüenses se sientan ilusionados con el FSLN y Daniel Ortega, lo cierto es que este partido y su dirección representan los intereses de los capitalistas. En un plano histórico ni el Frente Sandinista ni Ortega cumplieron con las necesidades históricas más sentidas por las masas durante su primer gobierno en la década de los 80 instaurado luego de la caída de la dictadura de Somoza: nunca expropiaron a la burguesía, nunca nacionalizaron el comercio exterior, y mucho menos hicieron una reforma agraria radical que diera tierra a los campesinos pobres. Bajo el pretexto de “no ser otra Cuba” tal y como recomendaba el propio Fidel Castro, la dirección del FSLN se encargó de congelar y estrangular la revolución nicaragüense convirtiendo a Nicaragua en el escenario de una tibia y timorata economía de capitalismo mixto que terminó beneficiando a las más acaudaladas familias de la burguesía, como Los Pelas, que acumularon sumas enormes de capital a costa de la explotación “a destajo” sobre los trabajadores nicaragüenses, que sufrían las más grandes privaciones en nombre de la “revolución”.
En la última fase el partido de Ortega constituyó una pieza clave para que el imperialismo norteamericano pudiera avanzar con el TLC en esa nación, y el FSLN votó a cuatro manos en el parlamento la aprobación del TLC. Hoy el FSLN de Ortega a pesar de dárselas de antineoliberal y “socialista” ni siquiera es capaz de tirar abajo el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos que él mismo facilitó; dándole continuidad a la explotación y al saqueo que protagoniza el imperialismo norteamericano en Nicaragua.
Para rematar el FSLN en la voz de Ortega ha dicho que no haría “cambios dramáticos” en la economía durante su gobierno, es decir que no tocará la propiedad de los grandes empresarios, terratenientes y explotadores; sino que administrará el Estado para la burguesía nacional y el imperialismo. En este último sentido el gobierno de Daniel Ortega sigue pagando la deuda externa y mantiene todos los pactos de entrega con el imperialismo.
El FSLN ya tuvo su examen y no lo pasó, lo reprobó. Es por eso que lo que corresponde es una salida obrera y socialista a los grandes problemas nacionales de Nicaragua: reforma agraria para dar tierra a todos los campesinos pobres, expropiación de las grandes industrias y medios de producción, estatización y puesta bajo control de los trabajadores sobre la banca y el crédito, monopolio del comercio exterior y construcción de una economía planificada. Todas estas medidas nacionales, complementándolas con la instauración de un gobierno obrero y del pueblo pobre en Nicaragua, que luche por la construcción de los Estados Unidos Obreros y Socialistas de Centroamérica y Latinoamérica, contra la estafa de las ALBA o los Grupos de Río; que no son más que variantes de distintos acomodos burgueses, con la particularidad de que se llaman “nacionalistas”, “patrióticos” o “bolivarianos”.
La derecha proimperialista asoma la cabeza con ímpetu
Si bien es cierto el FSLN logró una victoria electoral holgada sobre el PLC, incluso pasando de más o menos 87 municipalidades en Nicaragua a 101; lo que no puede negarse es el incremento de las distintas acciones de la derecha proimperialista representada por el partido de Eduardo Montealegre, y un ascenso importante en la actividad de numerosos sectores que se encuentran descontentos con la política de Daniel Ortega.
En los primeros meses del año se han dado numerosas movilizaciones en Nicaragua, que ante la desilusión de amplios sectores de masas en el FSLN le han permitido a la derecha tomar banderas democráticas y reivindicativas sumamente importantes, como por ejemplo la lucha contra la carestía de vida y el rechazo al pacto Ortega- Alemán.
Apenas el 27 de junio se dio una movilización multitudinaria en Managua donde los ejes eran el rechazo al pacto entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán así como el repudio contra el aumento desenfrenado en el costo de la vida. En estas movilizaciones no solo andaba la oposición burguesa del PLC encabezado por Montealegre sino que también ha estado involucrado el MRS y otras fuerzas secundarias de oposición al gobierno. Lo que es visible es que la derecha proimperialista trata de sacar ventaja de la desilusión de un importante sector de las masas con el gobierno, para intentar capitalizar la movilización para los intereses de uno de los bandos de la burguesía. Por otra parte la pasividad de Ortega frente a la propiedad privada, frente al imperialismo, y su trato privilegiado para los grandes terratenientes, han venido envalentonando aún más a la derecha.
Los revolucionarios de la LRS y la FT creemos que solo puede enfrentarse a la derecha y al imperialismo atacando sus bases materiales de apoyo: expropiando las grandes industrias, estatizando la banca bajo control de los trabajadores, nacionalizando el comercio exterior, planificando la economía y creando organismos de tipo soviético como consejos obreros que se encaminen a la lucha por un verdadero cambio, revolucionario y socialista en Nicaragua.
[1] Mariana Peña. “Frente Sandinista ganó en 101 de los 146 municipios en Nicaragua.” La Voz del Sandinismo. Domingo 16 de noviembre de 2008.
[2] A última hora circulan informes de que la dirigencia del PLC ha cancelado su marcha programada para el día domingo 16 en la ciudad de León. Esto luego de que simpatizantes del FSLN armados de lanza morteros, piedras y palos protagonizaran violentos enfrentamientos con algunos simpatizantes del PLC, y después de que la policía vinculada al gobierno asegurara que iba a controlar a quienes se manifestaran. Al parecer la casa de campaña política del PLC en León está sitiada por simpatizantes del gobierno.
[3] Ary Pantoja. “Montealegre se reúne con embajador de Estados Unidos.” El Nuevo Diario. Nicaragua. 12 de noviembre de 2008.