Por Liga de la Revolución Socialista
Lunes 15 de febrero de 2010
Después de cinco semanas transcurridas desde el terremoto de 7º en la escala de Richter que dejó como saldo 200 mil muertos y un 70% de edificios destrozados en Haití, aún no es posible afirmar que la calma o la “normalidad” hayan retornado a este país caribeño. La isla, oprimida históricamente por los imperialismos español, francés, y luego norteamericano, es actualmente el escenario del caos y la desesperación más acuciante: el único Hospital General del país no da abasto y se encuentra repleto de heridos, hay carencia de medicamentos y de agua, y aunque una intensa campaña internacional de recolección de alimentos y víveres ha sido puesta en marcha a nivel internacional por ONG’s, así como por organizaciones vinculadas a gobiernos, la falta de alimentos define en buena parte la situación en las principales calles de Puerto Príncipe; desembocando por lo general en irritación y descontento por parte de la población. La lentitud y la desconsideración con que las tropas de la ONU distribuyen la ayuda que llega desde distintas partes del mundo, solo está llevando a que la desesperación y la impaciencia se apoderen de las masas haitianas hambrientas y agobiadas. Ante esta inutilidad de las tropas de la ONU y Estados Unidos -que demuestran que su presencia solo responde al resguardo de los intereses imperialistas- ya se ve circular por Puerto Príncipe a grupos de jóvenes y niños armados con machetes saqueando los supermercados que quedaron arruinados o semiarruinados por el terremoto, optando por esta salida para no morirse igual que sus seres queridos, pero esta vez de hambre y sed. Algunos periodistas y activistas predicen desde Haití que “lo peor está por venir”, y que la desesperación de la muchedumbre podría generar “un terremoto social”.
Esta realidad desoladora es la que se desarrolla en las barriadas más pobres de la capital haitiana, acompañada de una represión constante de parte de las tropas de EE.UU y la Misión Humanitaria de las Naciones Unidas para Haití (MINUSTAH, enviada desde el 2004 para sofocar los levantamientos populares que condujeron derrocaron a Jean Bertrand Aristide); en una labor verdaderamente indignante. Como si fuera poco Brasil, que mantiene el mayor contingente de tropas latinoamericanas en la isla, ha enviado recientemente más de 1300 nuevos soldados, acompañados de machetes, bombas de gas lacrimógeno, y armas con balas de goma bajo el argumento de reforzar la “ayuda humanitaria”; disputando a la vez un espacio en la “reconstrucción” del país, lo que puede ser un gran negocio para los países involucrados en la administración de la ayuda.
De acuerdo a ciertas ONG’s la población de Haití “se enfrenta a una crisis de derechos humanos”, donde los niños, especialmente los más vulnerables “podrían convertirse en víctimas de los traficantes”; mientras las mujeres se hayan “especialmente expuestas a la violencia sexual”. Todo esto en el marco de familias destruidas por el terremoto, que han dejado a miles de niños, mujeres (y hombres) sin parientes y sin hogar.
La hipócrita filantropía de gobiernos y corporaciones burguesas
Todo este drama que intentamos reproducir tiene lugar al propio tiempo que los gobiernos de la mayor parte del mundo -comenzando por el de EE.UU.- y las empresas detrás de estos, organizan hipócritas campañas para “ayudar a Haití” consistentes en recolectar las donaciones que hacen los trabajadores y los pueblos, evitando las compañías tocar sus ganancias e incluso sus mercancías para reconstruir a la isla devastada por el terremoto. Ni estos gobiernos ni los empresarios “bondadosos” que administran la ayuda tampoco dicen nada sobre la repugnante deuda externa de miles de millones de dólares que el pueblo de Haití carga sobre sus espaldas, tampoco sobre las denuncias contra las tropas de ocupación de la ONU, donde más del 66% (según algunas fuentes) tienen que ver con casos de abuso sexual y maltrato a mujeres; mucho menos dicen palabra alguna sobre el hecho de que las tropas norteamericanas de lo primero que se han preocupado es por controlar los puntos estratégicos del país, como los Puertos, el Aeropuerto, y otros lugares clave. Sobre todas estas cuestiones candentes mantienen un silencio absoluto.
En el caso de Costa Rica, empresas y distinto tipo de organizaciones se han lanzado a hacer recolectas de víveres y dinero, pero no puede garantizarse que estos víveres o dinero lleguen al supuesto destino, y mucho menos de que cuando lleguen, verdaderamente sean utilizados por la gente que los necesita en la isla; lo anterior porque si en el terremoto que afectó el área de Cinchona en Costa Rica durante enero de 2009 se “perdieron” los víveres y más de mil millones de colones en donaciones ¿qué pensar del dinero y los víveres que supuestamente serán enviados fuera del país, sobre los cuales los donantes no tienen en realidad ningún tipo de control? Quisiéramos pensar que todo está lo enviado está llegando a su destino, pero hay algunas razones que nos obligan a desconfiar, especialmente los informes desde Haití de carencia de productos, y desabasto en algunas regiones.
Despleguemos ya en Costa Rica una gran campaña de solidaridad internacionalista obrera y popular con el pueblo haitiano como ya se desarrolla en otras partes de Latinoamérica
La Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional (FT-CI), organización internacional de la que formamos parte, ha comenzado a desarrollar una gran campaña internacionalista de solidaridad obrera y popular con el oprimido pueblo haitiano. Mientras en países como Argentina hemos participado de iniciativas unitarias como la marcha de miles hacia la Embajada norteamericana, las mujeres de la FT-CI que impulsan la agrupación Pan y Rosas en distintos países de Latinoamérica como Chile, Brasil, México, y Bolivia; han lanzado una gran campaña de solidaridad en conjunto con otras organizaciones feministas latinoamericanas, enviando compañeras al lugar de los hechos, llevando nuestra solidaridad a la isla e informando sobre la verdadera situación que ahí se vive. Todas estas acciones las desarrollamos levantando como banderas la anulación de la deuda externa haitiana, la salida de las tropas imperialistas y de la ONU de la isla; que sean los trabajadores y sus organizaciones quienes administren la ayuda proveniente de distintas partes del mundo; y sobretodo que sean los capitalistas los que con sus ganancias y mercancías paguen la reconstrucción del país.
Es necesario que desde Costa Rica, contra la hipócrita filantropía de los empresarios que se hacen de la vista gorda de la deuda externa, la opresión histórica y la ocupación de Haití; formemos parte activa de la solidaridad con nuestros hermanos haitianos, convirtiendo a las Universidades y en la medida lo posible a los lugares de trabajo en centros activos de solidaridad internacionalista. En el caso de la Universidad de Costa Rica, uno de los puntos más dinámicos a nivel nacional, hacemos un llamado al Movimiento al Socialismo (MAS) que dirige la Federación de Estudiantes de la UCR, para que encabece esta campaña de solidaridad, convirtiendo la Semana de Bienvenida, o cuando menos sus actividades y conciertos centrales en verdaderas jornadas de solidaridad con Haití; exigiendo la anulación de la deuda, el retiro de las tropas, y que sean los capitalistas, costarricenses y extranjeros (como los de la Corporación de Supermercados Unidos o los de Wall Mart) los que paguen la reconstrucción del hermano país caribeño. En el mismo sentido, instamos a los compañeros del PRT, que tienen influencia sobre el Sindicato de Empleados Universitarios (SINDEU), para que apoyen e impulsen junto con nosotros esta campaña.
A la vez que creemos que es posible y necesario convertir la Semana de Bienvenida universitaria en un gran acto internacionalista, influyendo sobre la conciencia de miles nuevos estudiantes que apenas ingresan a la UCR; demandamos al Frente Amplio (FA) costarricense que, consecuente con su programa electoral, le exija públicamente a los gobiernos de Brasil (el PT de Lula), al FA uruguayo y a Evo Morales, entre otros gobiernos que reivindica como “amigos”; el retiro definitivo de las tropas que forman parte de la MINUSTAH. Es que el FA costarricense liderado por José Merino del Río, y que será representado en el próximo Congreso por José María Villalta ha sostenido que rechaza “toda acción militar o intervencionista por parte de cualquier potencia”. Esperamos que en consecuencia con este rechazo a “toda acción militar o intervencionista” exijan el retiro de las tropas imperialistas yanquis de Haití, así como el retiro de sus ayudantes de la MINUSTAH, aunque no provengan necesariamente de una “potencia”.
Llamamos a todas las organizaciones obreras y populares, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos, a la izquierda; y a los activistas independientes, a poner en pie un gran movimiento de solidaridad internacionalista, que tenga únicamente como inicio la Semana de Bienvenida Universitaria. Desde ya nos proponemos para participar en la primera línea del frente en esta tarea.
Por la anulación de la deuda externa de Haití
Fuera las tropas yanquis y de la MINUSTAH de Haití y de toda América Latina
Que las organizaciones obreras y populares controlen los recursos recibidos en la isla, y que sean los capitalistas los que paguen la reconstrucción de Haití con sus mercancías y sus ganancias
Por un gran movimiento obrero y popular de solidaridad con nuestras hermanas y hermanos haitianos