Por Carlos Artavia y Johanán León
A primera vista en enero pasado parecía que la alarmante noticia sobre la declaratoria de quiebra de la multinacional Datascension, engañosamente fuera cuestión del azar. Los encargados de dicha empresa en el país se limitaron a responder que existían negociaciones con la firma CustomerSpeak que pretendía comprar la operación de Datascension en Costa Rica, así como asumir su deuda con la CCSS, dando a entender que todo seguiría con normalidad.
Sin embargo, lo cierto es que Datascencion es parte de las multinacionales de capital estadounidense que siguen siendo afectadas por la sostenida crisis financiera mundial, lo que se refleja en la incertidumbre laboral de una gran masa de trabajadores frente a sus condiciones materiales, quienes quedan a merced de la negociaciones en las altas esferas multinacionales que tienen garantizada la posibilidad de escapar de los países en los que tantas promesas hicieron.
En este caso tal como publicó la Prensa Libre el 21/1/2012, Datascension “podría dejar en desamparo a 1.400 empleados”, esto no sólo al no estar garantizada la compra de dicha empresa por la firma CustomerSpeak , sino que incluso de concretarse, no se puede tener garantía de que no hayan despidos en los siguientes meses, más aun teniendo en cuenta que se trata del mismo tipo de negocio que precisamente ya ha venido siendo golpeado por los efectos de la crisis.
A la declaratoria de quiebra, se suma la exagerada deuda con la CCSS por más de ¢1.264 millones, que demuestran la inestabilidad e impunidad con que empresas multinacionales como el ya mencionado call center operan en Costa Rica, donde por años se ha incentivado la confianza creciente en las multinacionales y en especial en los call centers como generadores de empleo; en ese sentido desde los distintos gobiernos se han sostenido estrategias económicas que colocan como prioridad a las IED (inversiones extranjeras directas) así como la defensa de las zonas francas provocando la consecuente vulnerabilidad y dependencia económica, y por otro lado la flexibilización laboral que han traído consigo mecanismos como el TLC con Estados Unidos.
En ese sentido, vale mencionar que detrás de los descuentos de hasta 70% en las líneas Levi´s y Dockers en febrero pasado, estaba el cierre de sus 13 tiendas en el país, a raíz de la culminación de relaciones que tuvo LS&Co., casa matriz de Levi’s y Dockers, con la firma Cimer encargada de la región centroamericana. Más allá de las promesas de los empresarios de Cimer de sostener agresivamente las marcas Lee y Van Hausen, no existe una certidumbre en la situación de empleo y condiciones laborales de los trabajadores, que vuelven a estar a la merced de los intereses de accionistas y los vaivenes del mercado; más aun teniendo en cuenta que ya a finales del 2010 Cimer había efectuado el cierre de su planta manufacturera en Cartago.
Por si esto fuera poco, Correos de Costa Rica, con una situación económica crecientemente adversa, se había venido apoyando centralmente en los servicios brindados a instituciones públicas como por ejemplo el ICE, cuestión que hoy se choca con los crecientes recortes de presupuestos y planes de “austeridad” impulsados desde el gobierno, siendo el detonante principal para que esté comenzando a llevarse adelante un proceso de “reestructuración” que incluye algunos despidos que ya se realizan de forma inicial, pero que en el siguiente período se complementarían incluso con el cierre de varias sucursales, como indicó el gerente Alvaro Goñi en un reportaje publicado en La Nación 1.
La crisis capitalista durante el 2008 y el nuevo escenario económico
La profundización en Estados Unidos de la crisis capitalista tuvo un gran impacto en la economía costarricense principalmente durante el 2008 y ese fue el escenario en el que ocurrió la huida patronal en Domino´s Pizza, una empresa que de la noche a la mañana terminó con sus operaciones y dejó en la calle a más de 150 trabajadores.
Al mismo tiempo, en este contexto, al calor de la amenaza de despidos, se dio la lucha de los trabajadores de la cartonera Envaco en Limón, una fábrica que produce para las transnacionales exportadoras de banano, también afectadas por la crisis; donde ante la amenaza de despidos se generó una importante respuesta por parte de los trabajadores.
Por su lado, el gobierno de Arias puso en marcha el Plan Escudo, que entre otras medidas incluía créditos a tasas bajísimas para el empresariado por los $119 millones que constituían el superávit fiscal en ese momento; pero que sobre todo garantizaba en el sector privado la flexibilización y suspensión de las jornadas de trabajo, al tiempo que amparaba el congelamiento de salarios, todas cuestiones que de la mano de cientos de despidos se mantuvieron en los meses siguientes.
Casi 4 años después, en el plano internacional la crisis no ha hecho más que profundizarse mientras los márgenes de maniobra de los estados se han acortado por el creciente endeudamiento. En el caso de Costa Rica, en contraste con el del 2008, hay un nuevo escenario en el que lo que impera es un profundo déficit fiscal y resultados económicos bastante frágiles que se amparan en la relativa estabilidad que por ahora hay en Estados Unidos, cuya economía se encuentra expuesta no sólo a las vulnerabilidades y contradicciones internas sino también al agravamiento de la crisis en los países Europeos; esta es la base de la “austeridad” y los recortes presupuestarios que iniciaron en el sector público, y que están amenazando crecientemente aspectos tan elementales como la salud y la educación pública.
Situaciones como la de Datascension y Cimer S.A., y más recientemente la de Correos de Costa Rica, son primeras alarmas que plantean la necesidad de que desde el sector estudiantil nos preparemos para rodear de solidaridad toda lucha en contra de despidos, recortes salariales y cualquier tipo de ataque a las condiciones de vida de los trabajadores y sectores empobrecidos.
1 Correos amplía servicios para sobrevivir a la caída de cartas, La Nación, 17 de Febrero de 2012.