Por Bryan Brenes
Se consolida tercera fuerza electoral para la administración del Estado capitalista costarricense
El domingo 4 de abril en segunda ronda electoral quedó ratificado
Luis Guillermo Solís -candidato del Partido Acción Ciudadana- como
Presidente de Costa Rica. Con este acontecimiento quedó también
ratificada la consolidación de una tercera fuerza electoral en el país,
después de vencer 77.8% a 22.1% a su contrincante Johnny Araya Monge,
referente del histórico Partido Liberación Nacional.
El nuevo Presidente llega al Poder Ejecutivo con el respaldo de
grandes ilusiones, lo que se refleja en los mas de 1.300.000 votos
conseguidos -la mayor cantidad obtenida por un mandatario en el país- y
la fuerte disposición al cambio de parte de un sector de la población
después de 8 años de gobierno liberacionista, valga la pena recordar,
marcados por la corrupción, medidas neoliberales y delitos en la función
pública.
El nuevo gobierno ante grandes desafíos
Mas allá de las ilusiones de cambio que existen en importantes
sectores de la población, existen problemas objetivos que le pondrán
límites desde ya a la nueva administración, solo por mencionar algunos
ejemplos: el déficit fiscal, la presión de los grandes empresarios que
buscan flexibilizar las condiciones laborales de los trabajadores o
sanear las finanzas públicas, lo que probablemente pasará por la
aprobación de nuevos impuestos y leyes como la del empleo público para
flexibilizar la relación entre patrones y trabajadores.
A propósito de las medidas neoliberales ya el nuevo presidente ha
anunciado que comprará energía a las compañías privadas de generación de
electricidad, cambiando inclusive la posición oficial del PAC, que se
había negado a la generación eléctrica privada, ya que esto atentaba
contra el monopolio estatal en manos del ICE.
En el plano de las finanzas públicas, Solís no ha tardado en saludar
la gestión del Ministro de Hacienda Edgar Ayales, señalando que tomará
en cuenta propuestas del rechazado Plan Fiscal durante su gestión. Estos
anuncios, se unen a la presión de grandes sectores empresariales y de
la política nacional que, después de la reducción drástica de
operaciones por parte de Intel en el país; exigen una flexibilizacion en
las condiciones laborales, ya que el país estaría perdiendo
competitividad a nivel internacional, lo que termina alentando la
deslocalización productiva.
Perspectivas
La nueva administración de Luis Guillermo Solís iniciará con el
respaldo de un sector de la población del país, en el marco de un
acercamiento con las demás fracciones burguesas. Tendrá la obligación de
establecer las contrarreformas neoliberales necesarias para que los
capitalistas nacionales conserven competitividad, y para esto tendrá
que propinarle golpes a los trabajadores. Es un gobierno que mas allá de
la cantidad de votos que obtiene, no cuenta ni con la estructura ni
con el entramado cantonal que le daba vigorosidad a las administraciones
liberacionistas; y como si fuera poco, con el Congreso mas dividido de
la historia; en el cual el PAC cuenta apenas con 12 Diputados, lo que ha
obligado al señor Solís a buscar alianzas y acuerdos con fuerzas
políticas tradicionales del entramado nacional como el propio PLN, el
PUSC o el Movimiento Libertario.
Difícilmente los asalariados de Costa Rica podemos esperar cosas
favorables del nuevo gobierno, ya que Solís se ha propuesto con toda
claridad para administrar los negocios de los capitalistas nacionales y
cuidar los intereses de las grandes compañías y no necesariamente para
defender los intereses de los trabajadores. Por esto es necesario
preparar una perspectiva independiente, obrera y socialista, no solo
para enfrentar los ataques inminentes que propinara el nuevo gobierno,
sino que se proponga para capitalizar la debacle de los partidos de la
burguesía.