En nuestra primera publicación de esta sección de estudio de grandes e imprescindibles autores y obras, hemos querido iniciar[2] con el que consideramos uno de los textos más importantes, fundamentales y acertados de la historia "El Manifiesto Comunista", ya que su análisis profundo y relación con la realidad es una obligación constante para cualquiera que se llame un verdadero revolucionario o revolucionaria y no aquellos, que como escribió Lenin siguen "levantando orgullosamente la cabeza (en) la tendencia de un eclecticismo sin principios, que se adapta a cada nueva "moda", no sabiendo distinguir entre las exigencias del momento y las tareas fundamentales y necesidades constantes del movimiento en su conjunto"[3]
El análisis económico realizado por Marx y Engels, explica sin complicaciones y a profundidad la dinámica y diferentes ciclos de la burguesía[4], los cuales afectan directamente a la clase trabajadora y se producen cada cierto tiempo, ya que "la burguesía moderna (…) es por sí misma fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el mundo de producción y de cambio"[5]. En este momento podemos hablar claramente de la aguda crisis financiera norteamericana, de la cual Robert Brenner afirma que "puede transformarse en la más devastadora desde la Gran Depresión… El desastre humano que esto representa para cientos de miles de familias y sus comunidades sólo puede ser la primera señal de lo que significa una crisis capitalista"[6], y es que esta nueva crisis del imperialismo no sólo tiene a Estados Unidos en un estado de recesión, sino que implica una fuerte crisis en el sistema financiero, nada más y nada menos que en las grandes corporaciones de Wall Street.
Estos ciclos de crisis que presenta el sistema capitalista y por ende la burguesía son periódicos, ya lo advertían Marx y Engels, estos episodios de decadencia representan una gran amenaza para la existencia de toda la sociedad burguesa. "Durante cada crisis comercial se destruye sistemáticamente no sólo una parte considerable de productos elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas productivas ya creadas"[7], en la crisis estadounidense actual, uno de los sectores más afectados ha sido el de créditos subprime (de alto riesgo), a los cuales, hasta hace poco tiempo, casi cualquier trabajador, inclusive los latinos y migrantes ilegales podía acceder para la compra de su propia casa; hoy esos trabajadores y trabajadoras enfrentan la posibilidad de quedar sin empleo enfrentando una deuda hipotecaria; "se estima que 2 millones de personas con créditos subprime podrían sufrir la ejecución de su hipoteca y cerca del 20% de las hipotecas subprime contraídas entre el 2005 y 2006, se proyecta que caerán de acuerdo con el estudio del Centro para Préstamos Responsables".[8]
En época de crisis, los que más sufren las consecuencias directas y duras es el proletariado, el cual se enfrenta a la acciones que toma la burguesía para aplacar las consecuencias de la misma, la más común es el despido de cientos de trabajadores de las empresas que están en riesgo, ahorrándose con esto "el gasto que generan estos trabajadores y trabajadoras", sometiendo de esta manera a más pobreza a este sector, a como planteaba Marx, a una miseria creciente.
Las crisis del sistema capitalista se caracterizan por darse en épocas de sobreproducción, en la cual la sociedad se ve sometida a un estado de "barbarie momentánea", esto porque en momentos históricos dados hay excesos de industrias, comercio, "las fuerzas productivas de que dispone no sirven al desarrollo de la civilización burguesa y de las relaciones de propiedad burguesas; por el contrario, resultan demasiado poderosas para estas relaciones que constituyen un obstáculo para su desarrollo"[9]. En otras palabras, "toda esta sociedad burguesa, moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominarlos poderes infernales que ha desencadenado con sus conjuros (…)"[10].
Pero, advierte Marx, la burguesía también tiene sus armas para vencer las crisis que debe de enfrentar, una de las acciones más recurrentes es la destrucción obligada de una gran parte de las fuerzas productivas, y por la otra la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. La burguesía y la patronal, cuando se ve en la necesidad de recortar gastos, el primer paso es el despido masivo de trabajadores y trabajadoras, cuando consideran que en el proceso productivo ya no es necesaria su fuerza no les importa desecharla, dejando en el desempleo, miseria y hambre a cientos de familias.
Con la conquista de los mercados pasa algo similar, cuando la burguesía ha agotado las materias primas y ha sobreexplotado al proletariado, busca nuevos territorios para obtener más riquezas, el medio más eficaz que ha utilizado es la firma de Tratados de Libre Comercio con países pequeños que no ofrecen mayor competencia y donde pueden encontrar "mano de obra barata" a la cual superexplotar; donde "estos obreros, obligados a venderse al detalle, son una mercancía como cualquier otro artículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado”.[11]
Estas crisis a pesar de que afectan a la burguesía, también las usan de herramienta de conquista y explotación, en la realidad la otra parte de la solución, es la preparación de crisis más extensas y más violentas, así como la disminución de los medios para prevenirlas; no obstante Marx y Engels rápidamente subrayan que así como la burguesía crea las crisis afectando a las y los trabajadores y al pueblo pobre "ha producido también los hombres que empuñaran esas armas: los obreros modernos, los proletarios"[12], y es que el proletariado ciertamente es la única fuerza que hará caer el orden económico imperante, la gran lucha que debemos dar los y las trabajadoras, los estudiantes, el pueblo pobre y en general todas las fuerzas revolucionarias ha reiniciado y no acabará, porque así como Marx y Engels afirmaron, nosotros hacemos nuestras sus palabras "las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar".[13]
“La concepción materialista de la historia, descubierta por Marx poco antes y aplicada con habilidad consumada en el Manifiesto ha resistido completamente la prueba de los hechos y los golpes de la crítica hostil. Hoy constituye uno de los más preciosos instrumentos del pensamiento humano.
El primer capítulo del Manifiesto comienza con las siguientes palabras: "La historia de todas las sociedades existentes hasta hoy es la historia de la lucha de clases." Este postulado, la conclusión más importante extraída de la interpretación materialista de la historia, tornóse inmediatamente en argumento de la lucha de clases. Ataques especialmente venenosos fueron dirigidos por hipócritas reaccionarios, doctrinarios liberales y demócratas idealistas contra la teoría que sustituía el "bienestar común", la "unidad nacional" y las "verdades morales eternas" por la lucha de intereses materiales como fuerza impulsora de la historia. A ellos más tarde se unieron reclutas de las filas del movimiento obrero, los llamados revisionistas, que proponían criticar ("revisar") el marxismo con el espíritu de conciliación y colaboración de clases.
En el Manifiesto, la tesis que se refiere a la tendencia del capitalismo a rebajar el nivel de vida de los trabajadores y aun a transformarlos en indigentes, estuvo sujeta a un ataque de artillería pesada. Clérigos, profesores, ministros, periodistas, teórico socialdemócratas, dirigentes de gremios obreros, se enfrentaron contra la así llamada "teoría del empobrecimiento". Ellos descubrieron invariablemente señales de prosperidad creciente entre los trabajadores, manipulando la aristocracia obrera como si fuera el proletariado, o tomando una tendencia pasajera como permanente. Mientras tanto, hasta el desarrollo del capitalismo más poderoso del mundo, esto es, el capitalismo de los Estados Unidos, ha transformado millones de trabajadores en indigentes que son mantenidos a costa de la caridad federal, municipal o privada.
El proletariado no puede conquistar el poder dentro del sistema legal establecido por la burguesía. "Los comunistas declaran abiertamente que sus fines pueden ser alcanzados solamente por el derrocamiento violento de todo el régimen social existente." El reformismo buscó explicar este postulado del Manifiesto en base a la inmadurez del movimiento en ese tiempo, y en el desarrollo inadecuado de la democracia. El destino de las "democracias" italiana, alemana y un gran número de otras, prueba que la "inmadurez" es el rasgo distintivo de las ideas de los mismos reformistas.
Ningún orden social abandona la escena sin agotar antes sus potencialidades latentes. Sin embargo hasta un orden social anticuado, no cede su lugar a uno nuevo sin oponer resistencia. Un cambio en regímenes sociales presupone la forma más severa de la lucha de clases, es decir, la revolución.”
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[1] Marx C., Engels F. "El Manifiesto Comunista". Prefacio a la edición alemana de 1872. Pág. 2.
[2] Aclaramos que por motivo de espacio el siguiente artículo retomará parte del contenido del texto, en próximas ediciones nos referiremos a la parte final del mismo.
[3] Lenin V. "¿Por dónde empezar?, La organización del partido y la literatura del partido, La clase obrera y la prensa obrera". Pág.3. Editorial Progreso. Moscú.
[4] Según Marx y Engels, "por burguesía se entiende a la clase de los capitalistas modernos, propietarios de los medios de producción social, que emplean el trabajo asalariado". "El Manifiesto Comunista". Pág. 19
[5] Marx C., Engels F. "El Manifiesto Comunista". Prefacio a la edición alemana de 1872. Pág. 23.
[6] Brenner Robert. "Una Crisis Devastadora". Against the Current Nº 132, enero – febrero de 2008.
[7] Op, cit. Marx, Engels. “El manifiesto…”
[8] Murillo Celeste. "Endeudados y Desempleados". La Verdad Obrera Nº 249. 2007.
[9] Op, cit. Marx, Engels. “El manifiesto…”
[10] Ídem. Pág. 30
[11] Ídem. Pág. 33
[12] Ídem. Pág. 32
[13] Ídem. Pág. 90