Por Beren Lone
El pasado 8 de abril fue anunciada y aprobada oficialmente una brutal alza en el servicio de electricidad. Con este aumento se pretende descargar sobre el conjunto de los explotados de Costa Rica las consecuencias de acciones que gobiernos y jerarquías del ICE durante todos estos años han desatado al orquestar un desmantelamiento progresivo de la institución acorde con los intereses de su propia clase, la de los empresarios.
Doble Perjuicio
Mientras que para los sectores populares el aumento se estipuló en un rango que puede variar desde el 11% al 72% (esto distribuido en tres grupos distintos de acuerdo al supuesto consumo y no tomando en cuenta las necesidades reales de energía eléctrica que cada familia necesita); para los sectores empresariales el ajuste fue tan sólo de un 22%.[1] Así que mientras la gran mayoría es “estimulada al ahorro de energía” (como han dicho en la ARESEP) el empresariado termina siendo nuevamente consentido.
Pero el asunto no termina ahí. Los representantes de las cúpulas empresariales han comunicado ya su plena disposición de descargar sobre el precio de los productos y servicios dicho incremento, lo cual permite al conjunto de los explotadores mantenerse tranquilos sin meter siquiera “la mano al bolsillo”, mientras que para el conjunto de la clase trabajadora esto se traduce en nuevos incrementos de los bienes de consumo general, principalmente los alimentos; mismos que además han venido sufriendo alzas descomunales producto de los desequilibrios especulativos de los mercados capitalistas internacionales que afectan a una economía sumamente dependiente como la costarricense.
El discurso de la burocracia sindical del sector energético
A raíz de esto, sectores de la burocracia sindical han comenzado a alardear tratando de posicionarse como los “grandes” opositores a dicho incremento.
La realidad es que los dirigentes de ciertos sindicatos (como ANEP o ASDEICE) están muy lejos de pretender entablar una lucha frontal contra los aumentos energéticos, y se han quedado en el terreno estéril de las bravuconadas. Y es peligrosa la base de sus habladurías, ya que hacen énfasis en que dichas alzas son producto de “los primeros efectos del TLC”[2], manejando muy imprecisamente la política de lucha contra las alzas energéticas; ya que si bien ya ha sido declarado como ley el “tratado”, aún la burguesía no ha aprobado la Agenda Complementaria, lo cual impide que dicho tratado sea una realidad. Aunque parezca superficial, debemos hacer la aclaración de que en realidad las alzas responden a los intentos del empresariado por medio de la ARESEP de liberalizar el mercado de la energía, y de “prepararle el terreno al TLC”; esto por que a los trabajadores y pueblo pobre costarricense no podemos salirle con imprecisiones, ya que las imprecisiones a menudo salen caras. Saludamos toda iniciativa honesta de parte de las organizaciones sindicales del ICE, más no nos callaremos ante el papel demagógico que quieran jugar algunos de los antiguos impulsores de la traidora Comisión Mixta conformada tras el proceso del Combo del ICE.
La lucha contra las alzas energéticas: otra oportunidad para entablar la lucha
Desde la LRS hemos propuesto durante los últimos meses declararle decididamente la lucha a estos aumentos, siendo esto una gran oportunidad para enlazar los diversos actos de lucha que han venido surgiendo (como por ejemplo la valiente lucha de los trabajadores del magisterio) con la acción de sectores populares, y de ésta forma recuperar al movimiento de masas en aras de entablar la lucha directa contra el gobierno.
Esta fue una de nuestras propuestas centrales en la asamblea de trabajadores del ICE el 25 de febrero. Por supuesto no podemos dejar de decir que ante acciones como las que la burguesía ha venido implementando por medio de leyes como la 7200 (que ampara a los cogeneradores privados) o las maniobras gubernamentales de conjunto con las jerarquías de no dar una asignación adecuada de los recursos para la inversión en la generación eléctrica; no hay una solución verdadera más que el ICE deje de ser juguete de las clases dominantes y que en lugar de esto pase a ser administrado por el conjunto de trabajadores de la institución y los usuarios.
Consideramos que tanto esta lucha, como todas aquellas que deben llevarse adelante (contra el fortalecimiento del aparato represivo, la Agenda de Implementación, Ley Antiterrorista, entre otras) inician por impulsar una potente ofensiva en contra de las alzas energéticas, la cual no puede ser dejada en manos de las burocracias traidoras que ahora tratan de limpiarse la cara ante todos los luchadores y luchadoras honestas (os). Este eje de lucha y todos los demás deben coordinarse democráticamente desde un comité nacional de huelga; donde cualquier organización política, sindical y popular que desee organizar una verdadera ofensiva contra el régimen de los Arias y del empresariado nacional, pueda acercarse a proponer, coordinar, y fortalecer las acciones de movilización necesarias. No hay otra vía más para el verdadero triunfo de las luchas actuales y futuras que conformar este tipo de instrumentos de frente único.
Doble Perjuicio
Mientras que para los sectores populares el aumento se estipuló en un rango que puede variar desde el 11% al 72% (esto distribuido en tres grupos distintos de acuerdo al supuesto consumo y no tomando en cuenta las necesidades reales de energía eléctrica que cada familia necesita); para los sectores empresariales el ajuste fue tan sólo de un 22%.[1] Así que mientras la gran mayoría es “estimulada al ahorro de energía” (como han dicho en la ARESEP) el empresariado termina siendo nuevamente consentido.
Pero el asunto no termina ahí. Los representantes de las cúpulas empresariales han comunicado ya su plena disposición de descargar sobre el precio de los productos y servicios dicho incremento, lo cual permite al conjunto de los explotadores mantenerse tranquilos sin meter siquiera “la mano al bolsillo”, mientras que para el conjunto de la clase trabajadora esto se traduce en nuevos incrementos de los bienes de consumo general, principalmente los alimentos; mismos que además han venido sufriendo alzas descomunales producto de los desequilibrios especulativos de los mercados capitalistas internacionales que afectan a una economía sumamente dependiente como la costarricense.
El discurso de la burocracia sindical del sector energético
A raíz de esto, sectores de la burocracia sindical han comenzado a alardear tratando de posicionarse como los “grandes” opositores a dicho incremento.
La realidad es que los dirigentes de ciertos sindicatos (como ANEP o ASDEICE) están muy lejos de pretender entablar una lucha frontal contra los aumentos energéticos, y se han quedado en el terreno estéril de las bravuconadas. Y es peligrosa la base de sus habladurías, ya que hacen énfasis en que dichas alzas son producto de “los primeros efectos del TLC”[2], manejando muy imprecisamente la política de lucha contra las alzas energéticas; ya que si bien ya ha sido declarado como ley el “tratado”, aún la burguesía no ha aprobado la Agenda Complementaria, lo cual impide que dicho tratado sea una realidad. Aunque parezca superficial, debemos hacer la aclaración de que en realidad las alzas responden a los intentos del empresariado por medio de la ARESEP de liberalizar el mercado de la energía, y de “prepararle el terreno al TLC”; esto por que a los trabajadores y pueblo pobre costarricense no podemos salirle con imprecisiones, ya que las imprecisiones a menudo salen caras. Saludamos toda iniciativa honesta de parte de las organizaciones sindicales del ICE, más no nos callaremos ante el papel demagógico que quieran jugar algunos de los antiguos impulsores de la traidora Comisión Mixta conformada tras el proceso del Combo del ICE.
La lucha contra las alzas energéticas: otra oportunidad para entablar la lucha
Desde la LRS hemos propuesto durante los últimos meses declararle decididamente la lucha a estos aumentos, siendo esto una gran oportunidad para enlazar los diversos actos de lucha que han venido surgiendo (como por ejemplo la valiente lucha de los trabajadores del magisterio) con la acción de sectores populares, y de ésta forma recuperar al movimiento de masas en aras de entablar la lucha directa contra el gobierno.
Esta fue una de nuestras propuestas centrales en la asamblea de trabajadores del ICE el 25 de febrero. Por supuesto no podemos dejar de decir que ante acciones como las que la burguesía ha venido implementando por medio de leyes como la 7200 (que ampara a los cogeneradores privados) o las maniobras gubernamentales de conjunto con las jerarquías de no dar una asignación adecuada de los recursos para la inversión en la generación eléctrica; no hay una solución verdadera más que el ICE deje de ser juguete de las clases dominantes y que en lugar de esto pase a ser administrado por el conjunto de trabajadores de la institución y los usuarios.
Consideramos que tanto esta lucha, como todas aquellas que deben llevarse adelante (contra el fortalecimiento del aparato represivo, la Agenda de Implementación, Ley Antiterrorista, entre otras) inician por impulsar una potente ofensiva en contra de las alzas energéticas, la cual no puede ser dejada en manos de las burocracias traidoras que ahora tratan de limpiarse la cara ante todos los luchadores y luchadoras honestas (os). Este eje de lucha y todos los demás deben coordinarse democráticamente desde un comité nacional de huelga; donde cualquier organización política, sindical y popular que desee organizar una verdadera ofensiva contra el régimen de los Arias y del empresariado nacional, pueda acercarse a proponer, coordinar, y fortalecer las acciones de movilización necesarias. No hay otra vía más para el verdadero triunfo de las luchas actuales y futuras que conformar este tipo de instrumentos de frente único.