En las últimas semanas, valerosas huelgas y movilizaciones se han desarrollado a nivel mundial, el detonante: un violento aumento en la carestía de vida con el aumento de los granos básicos como el arroz, el maíz, el trigo y bienes otros como los transportes, el petróleo y en general la energía.
Egipto por ejemplo ha sido sacudido por verdaderas huelgas generales protagonizadas por los trabajadores de la ciudad, que han originado un gran impacto político para el gobierno de Mubarak. Un poco más cerca de Costa Rica, en Honduras, importantes jornadas de lucha se han venido desarrollando contra el elevado precio de los alimentos y los granos. Para rematar en Haití, se ha detonado una verdadera revuelta popular, pero cruelmente aquí ya la lucha es motivada por el hambre más devastadora… La lucha en Haití ya ha generado decenas de muertos a manos de las Fuerzas militares de la ONU (MINUSTAH), nutridas por los gobiernos “progresivos” de Evo Morales, los Kirchner en Argentina, o el mismísimo Lula da Silva de Brasil.
La actual crisis alimentaria mundial, que es provocada por la sobrecapacidad de producción en detrimento de la capacidad de consumo de la gente, se combina con la crisis capitalista mundial más profunda de las últimas décadas, o para ser más precisos, se combina con “la crisis más devastadora desde la segunda guerra mundial”, tal y como lo sostienen Robert Brenner o el mismísimo ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Allan Greenspan.
En Costa Rica ya los empresarios arroceros así como los medios de comunicación anuncian problemas con el abastecimiento de arroz para después de los próximos tres meses, lo que anuncia el interés que tienen desde ya los agroindustriales de acaparar el grano (cuando escasee en el mercado mundial) con el objetivo central de seguir disparando sus precios. Por otra parte se han producido aumentos violentísimos en las tarifas eléctricas (de un 11% a un 72%) para los trabajadores, mientras para los empresarios, que son quienes obtienen inagotables ganancias por la explotación de energía a gran escala; la tarifa aumentó un ridículo 20%, esto sin olvidar que aún piensan eliminarles los impuestos al consumo a los empresarios, para que sean los trabajadores los que paguen los platos rotos.
En este escenario es urgente luchar contra el aumento del costo de la vida, comenzando por el enfrentamiento a los aumentos en la electricidad que solo benefician a los empresarios (ver en esta misma edición el artículo “Represas hidroelétricas: otro gran negocio para los empresarios”), ya que solo de esta manera lograremos derrotar los nuevos golpes que la burguesía prepara contra los trabajadores. La solución no es esperar a las elecciones del 2010, mucho menos introducir ilusiones en que estas significarán un cambio –como ya lo vienen haciendo incontable cantidad de oportunistas- para las condiciones de vida de los trabajadores; la solución es salir hoy a luchar y movilizarnos en las calles, utilizando nuestros métodos de lucha: la huelga, el paro, el control obrero de la producción, en el marco de la más absoluta independencia de clase.
En Costa Rica los trabajadores y los oprimidos debemos seguir el ejemplo de los trabajadores de otras partes del mundo que ya vienen protagonizando huelgas y paros de gran importancia. La huelga docente encabezada por APSE recientemente finalizada demostró que es posible recomponernos en cuanto a nuestra fuerza en las calles, pero para eso hace falta querer luchar, una política concreta de movilización (no por ejes abstractos) que parta de las necesidades y preocupaciones más sentidas por los trabajadores y el pueblo; y sobretodo levantando siempre nuestro método de la movilización callejera.
La burguesía, conciente de los peligros generados por las crisis tanto económicas como directamente alimentarias para su estabilidad política; ha apostado por prepararse concientemente para las situaciones más complicadas y explosivas. En Costa Rica todo esto se nota claramente en el fortalecimiento del aparato represivo, la creación de Leyes como la Antiterrorista, que se dirige a paralizar o minimizar el potencial de combate de la clase trabajadora.
Al día de hoy, se impone razonar más seriamente que nunca, en cuanto a la necesidad de construir un potente partido revolucionario internacionalista y de combate en Costa Rica, que esté listo para las grandes conmociones y catástrofes que desde ya viene preparando el capitalismo. O nos preparamos para esas grandes conmociones, o posiblemente sucumbiremos ante ellas.
Los revolucionarios debemos buscar como unificarnos en torno a un programa, no electorero, no con el objetivo final de participar en las próximas elecciones; sino con el objetivo estratégico de ofrecer una alternativa de lucha y de movilización independiente ante la bancarrota de la estrategia electorera e institucionalista de los mismos organizadores de derrotas de siempre. Y esa organización revoolucionaria, ese programa de combate; debe ser encaminado por supuesto a la lucha por la toma del poder, ya que si no lo tomamos nosotros (los trabajadores y el pueblo pobre), la burguesía por medio de él nos llevará a todos a la ruina.
Egipto por ejemplo ha sido sacudido por verdaderas huelgas generales protagonizadas por los trabajadores de la ciudad, que han originado un gran impacto político para el gobierno de Mubarak. Un poco más cerca de Costa Rica, en Honduras, importantes jornadas de lucha se han venido desarrollando contra el elevado precio de los alimentos y los granos. Para rematar en Haití, se ha detonado una verdadera revuelta popular, pero cruelmente aquí ya la lucha es motivada por el hambre más devastadora… La lucha en Haití ya ha generado decenas de muertos a manos de las Fuerzas militares de la ONU (MINUSTAH), nutridas por los gobiernos “progresivos” de Evo Morales, los Kirchner en Argentina, o el mismísimo Lula da Silva de Brasil.
La actual crisis alimentaria mundial, que es provocada por la sobrecapacidad de producción en detrimento de la capacidad de consumo de la gente, se combina con la crisis capitalista mundial más profunda de las últimas décadas, o para ser más precisos, se combina con “la crisis más devastadora desde la segunda guerra mundial”, tal y como lo sostienen Robert Brenner o el mismísimo ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Allan Greenspan.
En Costa Rica ya los empresarios arroceros así como los medios de comunicación anuncian problemas con el abastecimiento de arroz para después de los próximos tres meses, lo que anuncia el interés que tienen desde ya los agroindustriales de acaparar el grano (cuando escasee en el mercado mundial) con el objetivo central de seguir disparando sus precios. Por otra parte se han producido aumentos violentísimos en las tarifas eléctricas (de un 11% a un 72%) para los trabajadores, mientras para los empresarios, que son quienes obtienen inagotables ganancias por la explotación de energía a gran escala; la tarifa aumentó un ridículo 20%, esto sin olvidar que aún piensan eliminarles los impuestos al consumo a los empresarios, para que sean los trabajadores los que paguen los platos rotos.
En este escenario es urgente luchar contra el aumento del costo de la vida, comenzando por el enfrentamiento a los aumentos en la electricidad que solo benefician a los empresarios (ver en esta misma edición el artículo “Represas hidroelétricas: otro gran negocio para los empresarios”), ya que solo de esta manera lograremos derrotar los nuevos golpes que la burguesía prepara contra los trabajadores. La solución no es esperar a las elecciones del 2010, mucho menos introducir ilusiones en que estas significarán un cambio –como ya lo vienen haciendo incontable cantidad de oportunistas- para las condiciones de vida de los trabajadores; la solución es salir hoy a luchar y movilizarnos en las calles, utilizando nuestros métodos de lucha: la huelga, el paro, el control obrero de la producción, en el marco de la más absoluta independencia de clase.
En Costa Rica los trabajadores y los oprimidos debemos seguir el ejemplo de los trabajadores de otras partes del mundo que ya vienen protagonizando huelgas y paros de gran importancia. La huelga docente encabezada por APSE recientemente finalizada demostró que es posible recomponernos en cuanto a nuestra fuerza en las calles, pero para eso hace falta querer luchar, una política concreta de movilización (no por ejes abstractos) que parta de las necesidades y preocupaciones más sentidas por los trabajadores y el pueblo; y sobretodo levantando siempre nuestro método de la movilización callejera.
La burguesía, conciente de los peligros generados por las crisis tanto económicas como directamente alimentarias para su estabilidad política; ha apostado por prepararse concientemente para las situaciones más complicadas y explosivas. En Costa Rica todo esto se nota claramente en el fortalecimiento del aparato represivo, la creación de Leyes como la Antiterrorista, que se dirige a paralizar o minimizar el potencial de combate de la clase trabajadora.
Al día de hoy, se impone razonar más seriamente que nunca, en cuanto a la necesidad de construir un potente partido revolucionario internacionalista y de combate en Costa Rica, que esté listo para las grandes conmociones y catástrofes que desde ya viene preparando el capitalismo. O nos preparamos para esas grandes conmociones, o posiblemente sucumbiremos ante ellas.
Los revolucionarios debemos buscar como unificarnos en torno a un programa, no electorero, no con el objetivo final de participar en las próximas elecciones; sino con el objetivo estratégico de ofrecer una alternativa de lucha y de movilización independiente ante la bancarrota de la estrategia electorera e institucionalista de los mismos organizadores de derrotas de siempre. Y esa organización revoolucionaria, ese programa de combate; debe ser encaminado por supuesto a la lucha por la toma del poder, ya que si no lo tomamos nosotros (los trabajadores y el pueblo pobre), la burguesía por medio de él nos llevará a todos a la ruina.