Como habíamos adelantado desde nuestra edición anterior de En Clave Revolucionaria, durante este año estaremos publicando diferentes artículos que tienen directa relación con nuestra formación como revolucionarios. Como parte de las actividades de la LRS, hemos definido estudiar internamente textos clásicos de los más grandes marxistas revolucionarios; en esa perspectiva presentamos este nuevo artículo, que aborda los problemas relacionados con la prensa del partido y su relación con la clase obrera.
Por Beren Lone
Para el gran revolucionario Vladimir Ilich Lenin, una pieza fundamental de todo el proceso de organización de la clase obrera era la implementación de un medio que permitiera transmitir a los trabajadores de una forma clara las distintas enseñanzas del marxismo condensadas en un programa revolucionario, y de esta manera apoyar la organización de la clase obrera en su lucha contra el capital y contra la burguesía.
Por supuesto, el movimiento obrero se hallaba, al igual que en nuestros días, bombardeado por distintas concepciones oportunistas y revisionistas, cuyo único objetivo era poner vendajes sobre los ojos de la clase trabajadora. Lenin forjó con duros esfuerzos y sacrificios una prensa no únicamente para organizar la lucha económica, sino una prensa al servicio de la lucha por el poder para la clase trabajadora.
Y es que la lucha de Lenin contra las concepciones “economicistas” o “sindicalistas” dentro del movimiento obrero revestía gran importancia, ya que estas tendencias sembraban ilusiones en que pequeños cambios o reformas dentro del terreno parlamentario y de las huelgas cotidianas, permitirían la mejora evolutiva de las condiciones de vida de los trabajadores hasta acabar con la explotación; pensamiento a todas luces falso para Lenin mientras no se le arrebatara de manera revolucionaria el poder a la burguesía. En esa época la representación de ese nefasto oportunismo fue el menchevismo, el cual buscaba desplazar una participación política activa de los trabajadores, limitándolos a desempeñar luchas económicas con el fin de mantener el orden de explotación característico del capitalismo.
La forma en que los obreros de las distintas ramas económicas de Rusia podrían ser impulsados a ponerse en pie de lucha contra la constante opresión de los capitalistas y ser apartados de esos ideólogos fraternos al capitalismo era por medio de la prensa obrera. En esta, se libraban los más importantes debates y las más duras polémicas; sirviendo además como un instrumento organizativo para la clase obrera al interior de las fábricas, las barriadas obreras, y a todo el partido. Al respecto escribía Lenin: “La misión del periódico no se limita, sin embargo, a difundir las ideas, a educar políticamente y a atraer aliados políticos. El periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo”.[1]
Este rol organizativo en luchas tanto reivindicativas como políticas debe ser la razón de ser de cualquier órgano de prensa que se reclame revolucionaria, con la que verdaderamente se pretenda tender un puente a las masas trabajadoras entre sus demandas más inmediatas y sentidas y aquellos ejes de lucha que encaminen más directamente a la clase obrera hacia la conquista del poder.
Algunas contradicciones actuales
El mismo Lenin describe cómo el periódico sólo puede mantenerse por medio de los aportes que tanto la vanguardia obrera de la organización revolucionaria como los obreros de los distintos sectores realicen. En cierta ocasión señaló como la prensa de los mencheviques se mantenía casi en su totalidad por aportes de sectores burgueses, aristocratizados, o claramente ligados al capital.
Actualmente varias corrientes políticas (principalmente del reformismo) se encuentran en una contradicción un tanto similar, y la misma no se puede invisibilizar. Basta con observar la prensa de estas agrupaciones para ver como su sostén se basa, en los mejores casos, en servir de tribuna publicitaria para comerciantes, quienes en su gran mayoría no son solamente dueños de algunos medios de producción sino que además nutren sus ganancias de explotar la fuerza de trabajo. En los peores casos, nos encontramos ante “órganos informativos” de un bajo costo y muy coloridos y grandes; casualmente por que sus ejemplares son reproducidos en imprentas como la de La República aquí en Costa Rica, medio escrito claramente conocido como plataforma de expresión de economistas, empresarios, y políticos del séquito capitalista. De esta manera ambos, tanto el que depende del “pequeño” empresario como el que reproduce su gran periódico en las imprentas de la burguesía termina hipotecando los intereses de la clase trabajadora, y no permite que el órgano informativo de esta sea totalmente independiente y sin ningún compromiso político con fuerzas hostiles a las ideas revolucionarias.
Si bien dos aspectos sumamente importantes de un periódico destinado a los trabajadores deben ser procurar el menor costo posible y también contar con un aspecto que sea agradable y cómodo a la vista de los obreros, no se puede jamás pretender que estos dos puntos deriven en realizar pura retórica, al pregonar por un lado estar con la clase oprimida y por otro el otro tener lazos cercanos con algunos agentes de la opresión como lo son algunos comerciantes y los medios de prensa escritos de la burguesía.
Los periódicos revolucionarios deben ser totalmente independientes, eso si de verdad quieren ayudar en el camino de la realización de la revolución socialista; y no más bien colocarle mil obstáculos y compromisos desde su más temprano camino.
En Clave Revolucionaria
Nuestro órgano informativo En Clave Revolucionaria, procura estar al servicio de la clase trabajadora costarricense, no solamente brindando información sobre aspectos y hechos que le atañen directamente, sino que además intentamos por medio de nuestro periódico desenmascarar y combatir políticamente a aquellas tendencias políticas y sus representantes que lejos de buscar el completo bienestar y emancipación de los trabajadores, procuran transmitir una imagen “benevolente” o “amistosa” del capitalismo, y siembran nefastas ilusiones en que mediante “maquillajes” y pequeños cambios a nivel institucional (como referéndums, elecciones presidenciales o reformas legislativas) se puede mejorar definitivamente la condición de vida de la clase mayoritaria de esta sociedad: los oprimidos y explotados asalariados.
Tratamos ante todo de proponer siempre y en todo momento nuestra estrategia revolucionaria y nuestro programa; en torno a consignas de lucha directa contra el régimen de explotación del empresariado y el gobierno costarricense así como contra el imperialismo. Siempre somos incansables defensores de instrumentos de democracia directa de masas para combatir las maniobras sindicaleras y divisionistas de los burócratas sindicales.
Es nuestro gran interés que los trabajadores vean en nuestra prensa un medio no solamente informativo, sino ante todo ese “organizador colectivo” que enfáticamente señalaba Lenin, y desde esta humilde tribuna puedan encontrar pautas útiles en aspectos organizacionales las cuales se encaminen a constituir formas de participación directa y democrática en la perspectiva de lograr triunfos no solamente en luchas sectoriales, sino además en aquellas luchas de carácter político que involucran a todos los sectores explotados de nuestro país. Desde nuestra prensa esperamos mejorar permanentemente, en la dirección de avanzar hacia la construcción de un gran partido revolucionario leninista y de combate, así como en la dirección de reconstruir una gran organización internacional revolucionaria para vender a la burguesía en todo el planeta.
Por supuesto, el movimiento obrero se hallaba, al igual que en nuestros días, bombardeado por distintas concepciones oportunistas y revisionistas, cuyo único objetivo era poner vendajes sobre los ojos de la clase trabajadora. Lenin forjó con duros esfuerzos y sacrificios una prensa no únicamente para organizar la lucha económica, sino una prensa al servicio de la lucha por el poder para la clase trabajadora.
Y es que la lucha de Lenin contra las concepciones “economicistas” o “sindicalistas” dentro del movimiento obrero revestía gran importancia, ya que estas tendencias sembraban ilusiones en que pequeños cambios o reformas dentro del terreno parlamentario y de las huelgas cotidianas, permitirían la mejora evolutiva de las condiciones de vida de los trabajadores hasta acabar con la explotación; pensamiento a todas luces falso para Lenin mientras no se le arrebatara de manera revolucionaria el poder a la burguesía. En esa época la representación de ese nefasto oportunismo fue el menchevismo, el cual buscaba desplazar una participación política activa de los trabajadores, limitándolos a desempeñar luchas económicas con el fin de mantener el orden de explotación característico del capitalismo.
La forma en que los obreros de las distintas ramas económicas de Rusia podrían ser impulsados a ponerse en pie de lucha contra la constante opresión de los capitalistas y ser apartados de esos ideólogos fraternos al capitalismo era por medio de la prensa obrera. En esta, se libraban los más importantes debates y las más duras polémicas; sirviendo además como un instrumento organizativo para la clase obrera al interior de las fábricas, las barriadas obreras, y a todo el partido. Al respecto escribía Lenin: “La misión del periódico no se limita, sin embargo, a difundir las ideas, a educar políticamente y a atraer aliados políticos. El periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo”.[1]
Este rol organizativo en luchas tanto reivindicativas como políticas debe ser la razón de ser de cualquier órgano de prensa que se reclame revolucionaria, con la que verdaderamente se pretenda tender un puente a las masas trabajadoras entre sus demandas más inmediatas y sentidas y aquellos ejes de lucha que encaminen más directamente a la clase obrera hacia la conquista del poder.
Algunas contradicciones actuales
El mismo Lenin describe cómo el periódico sólo puede mantenerse por medio de los aportes que tanto la vanguardia obrera de la organización revolucionaria como los obreros de los distintos sectores realicen. En cierta ocasión señaló como la prensa de los mencheviques se mantenía casi en su totalidad por aportes de sectores burgueses, aristocratizados, o claramente ligados al capital.
Actualmente varias corrientes políticas (principalmente del reformismo) se encuentran en una contradicción un tanto similar, y la misma no se puede invisibilizar. Basta con observar la prensa de estas agrupaciones para ver como su sostén se basa, en los mejores casos, en servir de tribuna publicitaria para comerciantes, quienes en su gran mayoría no son solamente dueños de algunos medios de producción sino que además nutren sus ganancias de explotar la fuerza de trabajo. En los peores casos, nos encontramos ante “órganos informativos” de un bajo costo y muy coloridos y grandes; casualmente por que sus ejemplares son reproducidos en imprentas como la de La República aquí en Costa Rica, medio escrito claramente conocido como plataforma de expresión de economistas, empresarios, y políticos del séquito capitalista. De esta manera ambos, tanto el que depende del “pequeño” empresario como el que reproduce su gran periódico en las imprentas de la burguesía termina hipotecando los intereses de la clase trabajadora, y no permite que el órgano informativo de esta sea totalmente independiente y sin ningún compromiso político con fuerzas hostiles a las ideas revolucionarias.
Si bien dos aspectos sumamente importantes de un periódico destinado a los trabajadores deben ser procurar el menor costo posible y también contar con un aspecto que sea agradable y cómodo a la vista de los obreros, no se puede jamás pretender que estos dos puntos deriven en realizar pura retórica, al pregonar por un lado estar con la clase oprimida y por otro el otro tener lazos cercanos con algunos agentes de la opresión como lo son algunos comerciantes y los medios de prensa escritos de la burguesía.
Los periódicos revolucionarios deben ser totalmente independientes, eso si de verdad quieren ayudar en el camino de la realización de la revolución socialista; y no más bien colocarle mil obstáculos y compromisos desde su más temprano camino.
En Clave Revolucionaria
Nuestro órgano informativo En Clave Revolucionaria, procura estar al servicio de la clase trabajadora costarricense, no solamente brindando información sobre aspectos y hechos que le atañen directamente, sino que además intentamos por medio de nuestro periódico desenmascarar y combatir políticamente a aquellas tendencias políticas y sus representantes que lejos de buscar el completo bienestar y emancipación de los trabajadores, procuran transmitir una imagen “benevolente” o “amistosa” del capitalismo, y siembran nefastas ilusiones en que mediante “maquillajes” y pequeños cambios a nivel institucional (como referéndums, elecciones presidenciales o reformas legislativas) se puede mejorar definitivamente la condición de vida de la clase mayoritaria de esta sociedad: los oprimidos y explotados asalariados.
Tratamos ante todo de proponer siempre y en todo momento nuestra estrategia revolucionaria y nuestro programa; en torno a consignas de lucha directa contra el régimen de explotación del empresariado y el gobierno costarricense así como contra el imperialismo. Siempre somos incansables defensores de instrumentos de democracia directa de masas para combatir las maniobras sindicaleras y divisionistas de los burócratas sindicales.
Es nuestro gran interés que los trabajadores vean en nuestra prensa un medio no solamente informativo, sino ante todo ese “organizador colectivo” que enfáticamente señalaba Lenin, y desde esta humilde tribuna puedan encontrar pautas útiles en aspectos organizacionales las cuales se encaminen a constituir formas de participación directa y democrática en la perspectiva de lograr triunfos no solamente en luchas sectoriales, sino además en aquellas luchas de carácter político que involucran a todos los sectores explotados de nuestro país. Desde nuestra prensa esperamos mejorar permanentemente, en la dirección de avanzar hacia la construcción de un gran partido revolucionario leninista y de combate, así como en la dirección de reconstruir una gran organización internacional revolucionaria para vender a la burguesía en todo el planeta.
[1] Vladimir Ilianovich Lenin. “La organización del partido y la literatura del partido". Editorial. El Progreso.