sábado, 3 de mayo de 2008

CARESTÍA DE VIDA: OTRO AZOTE DEL CAPITALISMO

Por Beren Lone

El contexto internacional
El proceso de inflación que se ha venido presentando en los últimos meses a nivel mundial encierra en sí distintas paradojas nada ajenas al sistema capitalista. En el caso de los alimentos (granos, cereales) lejos de existir una escasez que dispare los precios, más bien ocurre, por un lado, debido a que en ciertos países existe una sobreproducción de granos y alimentos, lo que solo ha venido beneficiando a los agroindustriales (Ver el artículo “Hambre” en esta edición). El caso particular de Estados Unidos es distinto. En ese país (el cual junto con unas cuantas potencias imperialistas controlan el mercado mundial de cereales) se destina una enorme cantidad de la producción de alimentos a la elaboración de etanol; combustible alternativo con el que este y otros países como Brasil, han venido especulando ante los enormes incrementos en el precio internacional del petróleo, mismos que repercuten en todo el mundo prácticamente en todas las ramas productivas (alimentos, transporte, etc). (Ver el artículo “Hambre” en esta edición).
Las respuestas al violento incremento en la carestía de vida apenas comienzan, ya en países como Honduras, Haití, Egipto, Camerún, y otros países asiáticos y latinoamericanos, los oprimidos han iniciado la lucha en contra de estos desequilibrios económicos capitalistas que provocan hambrunas en las naciones más pobres y oprimidas; por medio de enormes huelgas (Egipto), paros (Honduras) o directamente revueltas contra el hambre como las de Haití, que ya han provocado varias decenas de muertos a manos de las fuerzas de la MINUSTÁH reaccionaria.

Los primeros impactos en Costa Rica
Un país semicolonial como el nuestro no es la excepción. Fundamentalmente desde principios de este año han sido claros los aumentos en los precios de diversos alimentos como el pan; el incremento de su precio se ha potenciado por el aumento del precio de la harina y este a su vez, a raíz de los incrementos en el precio internacional del trigo. El arroz, ya había tenido un fuerte incremento el año pasado y se espera que a partir de junio se presente otro.
[1] Los huevos y el pollo han subido fruto de las oscilaciones internacionales en el precio de la soya y el maíz. La leche, un alimento básico en la dieta de los infantes, también tuvo un alza recientemente. Aunado a esto otros alimentos como los frijoles también sufrieron un fuerte incremento a principios de este año. Es bien conocido que estos alimentos son básicos en la dieta de las familias trabajadoras de nuestro país, las cuáles se ven golpeadas no solamente por los aumentos en el precio de los alimentos, sino también por aquellos en servicios básicos de uso cotidiano como lo son la energía eléctrica (cuyos aumentos fueron de un 11% hasta un 72%) y el transporte público, para estos últimos recién fue puesta en rigor una nueva alza en las tarifas.

¿Cómo pueden los trabajadores hacer frente a la carestía de vida?
Como revolucionarios, desde la LRS estamos convencidos que la única manera de hacer frente a esta oleada inflacionaria es impulsar la lucha por una escala de salarios móviles de acuerdo al aumento de la inflación. Al deteriorarse la capacidad de compra de los trabajadores esta es una medida básica para mantener (al menos en una forma soportable) el sustento en las familias trabajadoras. Aunado a esto es necesario conformar Comités Obreros para el control de precios, por medio de los cuales se le arranque el control de la producción y el suministro de alimentos a los acaparadores y grandes empresarios que buscan por todos los medios posibles aumentar su capital a costa del hambre de nosotros los trabajadores.
El motor principal para comenzar estas luchas es organizar la pelea frontal en contra de las alzas en la energía eléctrica. Los precios de esta fuente de energía solo pueden ser controlados efectivamente si son los mismos usuarios y trabajadores del ICE quienes lo administran directamente.
Situaciones como la actual, solamente demuestran cual es el constante accionar de la clase adinerada al descargar sobre la clase trabajadora sus crisis y desequilibrios a partir de su insaciable sed de ganancias y nadie más que los propios trabajadores y trabajadoras pueden terminar de una vez con este sistema de explotación del hombre por el hombre, soberano potenciador de la miseria y el hambre.

[1] La Prensa Libre, “Precios del arroz subirán en junio”, 11 de marzo 2008.
[2] Imagen con fines ilustrativos