Por Johanán León
Con una asistencia de cerca de 300 estudiantes (de la UNA, UTN y mayoritariamente de la UCR) hace algunas semanas se efectuó el II Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios en un conocido salón de baile de la provincia de Alajuela.
Con una asistencia de cerca de 300 estudiantes (de la UNA, UTN y mayoritariamente de la UCR) hace algunas semanas se efectuó el II Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios en un conocido salón de baile de la provincia de Alajuela.
Desde la LRS
acordamos participar con algunos compañeros independientes pues
caracterizamos como un error dar la espalda a un espacio que con todo y los
abundantes cuestionamientos válidos hechos en las semanas previas[1], ha sido el
único que en medio de una profunda desorganización durante los últimos meses en
el movimiento estudiantil ha reunido esta cantidad de compañeros; de ahí que la
JS (que llamó a no participar igual que la derecha universitaria) y el POS
tuvieron una política claramente sectaria al no asistir, pues no cuentan ni de
lejos con las condiciones para reunir una cantidad similar de personas en una
asamblea.[2]
A pesar de
que este encuentro fue convocado con el gasto de cientos de miles de colones
por parte de una FEUCR que financiamos todos los estudiantes de la UCR, y como
parte de los intentos del PT de oxigenarse de cara a las próximas elecciones de
noviembre y al desafío de montar la "estructura electoral nacional"
para el 2014; participamos siendo conscientes de la necesidad de llevar
nuestras propuestas políticas a los estudiantes que quieren luchar honestamente,
más allá del electoralismo que caracteriza a ciertas agrupaciones.
Es
precisamente por todo lo anterior que se hace necesario abrir una discusión más
concreta sobre varios aspectos de este segundo “acto” del ENEU y sobre
los cuales llamamos a los compañeros del PT, pero especialmente a los
luchadores independientes a reflexionar.
La ausencia
de un balance profundo y autocrítico
Aunque en el
encuentro propusimos abrir un punto de balance que partiera del pasado ENEU y
de la discusión sobre la situación nacional y del movimiento estudiantil,
lamentablemente los compañeros del PT optaron por mantener su plan
original de hacer “mesas de discusión”, evitando de esta forma discutir
abiertamente en plenario.
Como punto
de partida es necesario asegurar que hoy el gobierno y las autoridades de las
distintas instituciones autónomas como son las universidades públicas, vienen
avanzando en la implementación de sus planes de ajuste y los recortes de
presupuesto en nombre de la “austeridad”, mientras en el movimiento estudiantil
lo que impera es la pasividad y la ausencia de un plan de lucha que permita
hacer frente a cuestiones elementales como los recortes en becas, o las
amenazas a la autonomía universitaria materializadas tanto en la injerencia del
Banco Mundial como en los vínculos cada vez más estrechos de las autoridades
universitarias y su policía interna con los cuerpos represivos del
gobierno.
En este
contexto aunque desde la dirección del PT se viene planteando discursivamente
que primero con Convergencia, y luego con el I y II ENEU se avanzaría en la
reorganización del movimiento estudiantil, lo cierto es que este grupo no ha
aprovechado con todo su posición dentro del aparato federativo para avanzar en
esta tarea, y hoy es claro que sus dirigentes en realidad corren bajo la
presión de las próximas elecciones universitarias.
La prueba es
que luego del I ENEU no se convocó seriamente desde la FEUCR a una sola
asamblea o movilización de carácter nacional ya fuera por aspectos particulares
del movimiento estudiantil, en apoyo a las luchas de trabajadores
públicos que han salido a las calles, o incluso a grandes campañas en defensa
de instituciones como el ICE o la CCSS. Para enumerar se puede citar la
negativa a nuestra propuesta de aprovechar la Semana U de abril para organizar
una gran asamblea por el tema de becas y la injerencia del Banco Mundial; la
ausencia de una convocatoria seria para apoyar la jornada del 19 de abril
convocada por APSE a pesar de haber sido un acuerdo en el I ENEU[3]; la falta de una
gran campaña (afichadas, volantes, etc) en solidaridad con la lucha de los
trabajadores portuarios e igualmente la ausencia de una convocatoria con todo
en solidaridad con la jornada del 30 de julio en el ICE, a la que asistió la
FEUCR prácticamente en taparrabos, con una "columna" compuesta por
menos de una decena de personas, cuando se supone que es una organización que
"representa" a casi 40 mil estudiantes universitarios!!
Hoy cabe
agregar a la lista que ni siquiera fue concretada la jornada de movilización
del 20 de setiembre planteada desde la propia federación durante este último
encuentro, lo que deja una vez más al descubierto la política del PT centrada
únicamente en un encuentrismo estéril que persigue la captación temporal de
compañeros para impulsar su dinámica electoralista.
Así, la
actividad del actual directorio ha pasado de las elecciones de noviembre del
año pasado al encuentro de abril y ahora, cinco meses después, a un nuevo
encuentro que lejos está de ser expresión de algún proceso de lucha, y parece
apuntar más bien, a una recuperación coyuntural del MAS/PT en la dirección de
la FEUCR, que le permita "ganar tiempo" con miras a noviembre incorporando a un sector de activistas que quieren luchar; todo para
simplemente mantenerse en el aparato sin más perspectiva estratégica, dejando
así todo el camino despejado a variantes reformistas y de derecha que vienen
nuevamente asomando la cabeza en la universidad.
Sobre la
metodología y los ejes políticos
El encuentro
se desarrolló bajo la dinámica de “mesas de discusión” que absorberían
prácticamente toda la jornada, “ordenadas” por un folleto con resoluciones
prefabricadas desde arriba y repetidas por los distintos representantes
designados para cada mesa. El único fin de esta maniobra
burocrática era administrativo, y consistía en asegurar el control
del evento a un reducido sector de dirigentes de la federación (algunos
vinculados al PT), para evitar que se les saliera de las manos la reunión de
casi 300 estudiantes.
Pero más
allá de este aspecto “metodológico”, varios de los ejes sobre los que giraría
el ENEU tenían implicaciones políticas importantes, como en lo referente a la
renegociación del FEES, punto para el cual se planteaba en la resolución de la
FEUCR retomar la lucha por la renegociación partiendo de exigir un presupuesto
no menor al 1,33% del PIB para el siguiente año, tal cual como quedó
acordado entre las rectorías y el gobierno en el desastroso V Convenio del FEES
que concretó un considerable recorte del presupuesto universitario. De esta
forma la propuesta “oficial” terminaba siendo en los hechos una reivindicación
de los recortes pactados y una trampa que puede terminar atando de manos al
movimiento estudiantil.
Por otra
parte, respecto al tema de autonomía universitaria, las resoluciones planteadas
hacían referencia a la lucha por el reconocimiento de la FEUTN que hoy intentan
impulsar los compañeros de la UTN, pero aislándola de las principales amenazas
que se ciernen sobre las universidades públicas de conjunto: por un lado la
creciente injerencia del Banco Mundial en la materializada en el préstamo de
$200 millones, que fue aprobado por los rectores en paralelo al avance de
los recortes presupuestarios impulsados desde el gobierno (que se reflejan en
la disminución de becas, problemas de cupos y cierres de cursos, por ejemplo);
y por otro lado la creciente cercanía de la policía interna con las
instituciones represivas nacionales como la Fuerza Pública, el OIJ y la DIS.
Cuestiones que pueden ser la base para unificar al conjunto del estudiantado
alrededor de la defensa de la autonomía universitaria en todos sus aspectos.
Lamentablemente
por sobre este tipo de ejes y discusiones, al final el eje central terminó
siendo impulsar un “Movimiento pro Federación Nacional de estudiantes”
siguiendo la apuesta del PT de construir artificialmente un aparato que
“agruparía” a las federaciones de las universidades sin responder a ningún tipo
de proceso de lucha y organización real desde la base.
La necesidad
de una corriente combativa y antiburocrática en el movimiento estudiantil
En las mesas
donde participamos propusimos incorporar como uno de los ejes principales la
lucha contra la militarización y la entrada de buques de guerra estadounidenses
que ya vienen incursionando en regiones como Parrita y Quepos, e introdujimos
el planteamiento de convocar a una movilización centrada en la lucha contra la
militarización para el 4 de octubre (que lamentablemente no fue aprobada), así
como que el II ENEU se pronunciara en contra del fortalecimiento de la policía
y el aparato represivo.
Todas estas
son cuestiones que sumadas a las que intentamos desarrollar más arriba, no
fueron planteadas ni por asomo desde el PT/FEUCR, lo que nos parece se deriva
de una profunda adaptación de la dirección del PT de conjunto a la vida de
aparato en tiempos de pasividad y calma social, que los ha llevado a una
práctica de tipo socialdemocratizante que privilegia hacerse de espacio en
asociaciones y federaciones de estudiantes como la FEUCR pero para reproducirse
en los mismos y ejercer ocasionalmente algún tipo de presión sobre las
autoridades universitarias, sin el objetivo de ponerlos en función de
desarrollar la organización y las luchas del sector en que se ubiquen y prepararse
en términos estratégicos para períodos convulsos como los que preanuncia la
actual crisis capitalista mundial.
Pero aparte
de toda esta discusión de balance y de política, creemos que para superar la
actual dinámica de pasividad e impedir que las direcciones que hoy frenan la
organización del movimiento estudiantil, u otras que defienden abiertamente los
intereses de las autoridades universitarias y el gobierno sigan en importantes
organizaciones del movimiento estudiantil; es necesaria una corriente
revolucionaria que impulse la movilización y la lucha a gran escala contra el
gobierno nacional y contra las autoridades universitarias que avanzan en
propinarle duros golpes al movimiento estudiantil por medio del recorte de
becas, derechos democráticos, y los pactos con el Banco Mundial.
Por eso
hacemos un llamado a los luchadores independientes que quieran luchar y
coincidan en la necesidad de que el movimiento estudiantil vuelva a estar en el
centro de la escena nacional con la movilización, las barricadas, los paros y
los métodos que sean necesarios; a que construyamos una corriente combativa y
antiburocrática, vinculada a las agrupaciones más combativas que han surgido en
Latinoamérica y Europa como producto de profundas luchas de los estudiantes y
la juventud; como vía para enfrentar por una parte el burocratismo de algunas
organizaciones profundamente adaptadas a la legalidad, y por otra parte para
combatir el sectarismo estéril de grupos que pareciera que solo son capaces de
estorbar y sabotear cualquier intento de organizar al movimiento estudiantil.
[1] Nos
referimos concretamente al planteamiento original de la comisión organizadora
de efectuarlo en la Iglesia Maná a sabiendas de las posiciones retrógradas impulsadas
desde esta y la Alianza Evangélica; y al desproporcionado uso de recursos para
este tipo de actividades, en detrimento de la organización y movilización real
del movimiento estudiantil.
[2] El
PRT-JR participó “críticamente” en el II ENEU, tratando de marcar distancia del
resto del directorio que han venido integrando. Pero más allá de los intentos de las últimas
semanas para “sacudirse” el malestar que impera entre el estudiantado contra la
dirección de la FEUCR y dar una apariencia de alternativa, desde el año pasado el PRT-JR ha sido parte
de la federación y durante meses no han hecho más que sostener un silencio
cómplice hacia el MAS/PT, tal como nos demostraron con su completa indiferencia
ante la propuesta sobre el tema de becas que realizamos desde el primer ENEU.
[3]
La FEUCR no fue
siquiera capaz de garantizar a los participantes del ENEU a pesar de haber
prometido cientos de participantes, y de hecho terminó movilizando aproximadamente
30 estudiantes ese día.