Por “El Físico”
El pasado 26/2 se dio una de las movilizaciones más numerosas contra el TLC, posiblemente la más grande; después de la cual el gobierno personificado en Rodrigo Arias dijo que esta constituyó “un gran ejercicio cívico para la democracia costarricense por que todos tienen derecho a opinar”, pero apresurándose a señalar a la vez que el tratado seguiría firme el trámite en el parlamento. En resumen, el gobierno dijo entre risas que esta ha sido una expresión democrática de aplaudir por parte del movimiento de masas; felicitando además la grande y dócil marcha, pacífica, coordinada con los agentes de tránsito, haciendo los altos viales; colaborando con el orden institucional y la característica “tradición pacífica”.
Todos estos elementos han contribuido a que el gobierno fortalezca más su posición de aprobar el TLC, ya sea en el “Parlamento o el Tribunal Supremo de Elecciones” con el Referéndum (ver Editorial); coincidiendo a la vez con ciertos sectores que de manera novedosa han presionado por una salida alternativa sin lucha, la cual se ordena en la mencionada consulta popular.
Claramente con la aprobación de este tratado se magnifican la diferencias económicas y sociales de clase, por lo cual debe enfrentarse decididamente hasta lograr su retiro definitivo de la Asamblea Legislativo; dejando de dar largas con actitudes “pacifistas e institucionalizadas” que lo que hacen es demostrar la postración ante las reglas del enemigo empresarial que administra el Estado a través de la jerarquía gubernamental.
La actitud civilista en detrimento de la actitud decidida.
Una movilización no sólo representa una forma de expresar disconformidad con los políticos de turno, sino también una actitud demandando lo que le conviene a la clase trabajadora. La movilización entonces no es un acto por hacer “berrinche”, sino que constituye un llamado; un alerta proveniente del movimiento de masas, para que el gobierno obedezca a la voz del pueblo pobre y los trabajadores. Es natural que todas las fuerzas, todo el tiempo, y todas las energías concentradas en la conciliación; abiertamente se ubican en contra de una concentración de fuerzas en la profundización de la movilización, de la lucha.
Nosotros creemos que las marchas no tienen por que ser tan institucionalizadas, es decir; con oficiales de tránsito parando el tráfico de autos, haciendo los altos que indican los semáforos, avisándole a la burguesía con puntual anticipación las horas y fechas de las marchas...
Creemos que las protestas deben dejar de ser tan demostrativas y pintorescas, ya que algunas marchas han sido un jolgorio convertido en carnaval, donde todo consiste al final en llegar a la meta en la Asamblea Legislativa y la tarima (donde sólo los grandes personajes pueden usar la palabra). La expresión artística es una forma de criticar, pero no en este tipo de momentos.
Desde la LRS creemos que para vencer hay que paralizar el país. No sólo San José y sus principales vías, sino a lo largo y ancho del territorio nacional. El gran reto sigue siendo cómo organizar una palanca que mueva combativamente a TODA la clase trabajadora. Donde se organicen nuevas marchas: con cautela, desde la base, y sin el tradicional loby con la prensa burguesa que protagonizan los sindicalistas.
¡Por la Huelga General Indefinida para la paralización de todo el país!
En Clave Revolucionaria (LRS) N°1, abril de 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario