Contra la nefasta y desastrosa política de la “autonomía estudiantil”: una gran asamblea combativa y unificada de trabajadores y estudiantes.
Kote Cinnatti
Después de la creación del Frente Nacional de Apoyo a la lucha contra el TLC (FNA), entre finales del 2006 y principios del 2007; ciertos sectores “de izquierda” de la Universidad de Costa Rica han quedado en el más grande aislamiento. Prueba de esto es que las asambleas previas a la marcha del 26/2 fueron prácticamente insignificantes, reuniéndo únicamente a la militancia de la Juventud Socialista, y del Movimiento al Socialismo; este último que dirige la Federación estudiantil de la UCR. Prueba de esta debilidad y claro aislamiento es que el “FNA” o Frente Universitario, tomó la delantera en la campaña por la convocatoria y la agitación para la marcha del 26 de febrero; incidiendo esencialmente desde los docentes que no estaban en vacaciones; sobre el resto de la comunidad universitaria.
Lo cierto es que el aislamiento en el que ha quedado la “Coordinadora Estudiantil”, viene desde más atrás, puntualmente desde el 20 de setiembre de 2005; donde se rompió un importante proceso de unidad entre los trabajadores y estudiantes, lo que potenció la movilización a gran escala. Desde el 20 de setiembre el sector estudiantil pasó a la defensiva, refugiándose con orgullo y mucho celo, en la consigna de la “autonomía estudiantil”; enarbolada sobresalientemente por César López (hoy asesor de José Merino) de acuerdo a sus intereses en aquel momento. Iniciando esta política sectaria y catastrófica, cuando López en la propia marcha del 20/9/2005 con un grito sectario e infantil pronunció la consigna “¡La U se queda aquí!”, con el ánimo de dividir y separar a los “sanos” estudiantes de los trabajadores “burócratas” que iban en dirección a la Casa Presidencial en un acuerdo previo en una asamblea conjunta.
La actual situación, sólo demuestra la debacle de la estrategia inspirada por la “autonomía estudiantil”; la que aisla a los estudiantes de un sector económicamente superior y progresivo: el de los trabajadores.
Debe dársele vida a instrumentos amplios para la unidad obrera y popular para la lucha, contra el TLC y más allá...
Hace falta que los estudiantes construyan, sin sectarismos, y fuera de toda política etapista; un instrumento unificado de coordinación desde la base con el conjunto de trabajadores y los pobres. A los estudiantes, y en especial a los universitarios; le corresponde la misión de poner a la UCR al servicio de la lucha de los oprimidos, organizando asambleas que arrastren no sólo a trabajadores internos (docentes, misceláneos, de mantenimiento); sino al conjunto de trabajadores, desempleados, y habitantes que viven en los barrios que se ubican alrededor de la Universidad. Es decir, que la Universidad debe convertirse en todo un centro interregional de operaciones; arrastrándo a todos aquellos trabajadores de barrios como Carmiol, Sabanilla, Zapote; y a los trabajadores de los colegios, escuelas, empresas y fábricas cercanas. Hay que hacer ese trabajo con mucha paciencia y humildad, reconociendo que el estudiantado por su ubicación social (si hablamos en términos marxistas por supuesto) no es una clase social independiente en su conjunto; y que más debe inclinarse ya sea del lado de la burguesía o del lado del proletariado.
Acompañar a las masas, significa no alejarse de ellas en nombre de utopías “autonomistas”; sino acompañarlas en la lucha por sacarlas de la influencia por ejemplo de Ottón Solís, de Albino Vargas, de Eugenio Trejos, o Fabio Chávez. Para cumplir semejante misión hay que abandonar la concepción sindicalera y aparatista, que se esfuerza por hacer creer que los sindicatos, las federaciones y otros instrumentos legales son las únicas formas de organización de las masas. Debe decirse que sólo con herramientas de tipo soviético, convirtiéndo las universidades en centros de operaciones y al servicio de los oprimidos de manera directa; podremos alcanzar la realización de la tan propagandizada Huelga General. Sólo por estos medios podremos construir instrumentos superiores en lo político a cualquier sindicato. Esta política debe llevarse adelante desde la UCR en la base, y luchar por ella en espacios como la Coordinadora Nacional de Lucha Contra el TLC (CNL) o la Comisión Nacional de Enlace (CNE).
Ciertos sectores coinciden en la necesidad de estos organismos, pero de manera etapista creen que primero deben organizarse los estudiantes fuera de la influencia de los trabajadores; y después ir a los espacios amplios y conjuntos. Nosotros creemos que debemos dejar ese etapismo demócrata típico de la pequeña burguesía, que tanto daño nos ha hecho y tantos ridículos nos ha hecho pasasr (como las marchas “masivas y combativas” contra el TLC de trescientos estudiantes –300- [como máximo]).
Por la construcción de organismos de tipo soviético, que incorporen las demandas transicionales de los trabajadores y oprimidos articuladas alrededor del TLC.
Las dimensiones de la lucha contra el TLC, que no es una lucha reivindicativa interna de la UCR o cualquier otro sector, sino que tiene carácter nacional y une un conjunto interminable de reivindicaciones sectoriales; exige instrumentos que unan “a los representantes de todos los grupos en lucha” como insinuábamos antes; y que como dice el gran revolucionario León Trotsky, “abran sus puertas a todos los explotados (...) de todos los estratos, arrastrando la corriente general a la lucha. [Donde] todas las corrientes políticas (...) puedan luchar por la dirección sobre la base de la más amplia democrácia.”[1]
Desde la LRS defendemos una estrategia soviética, no sindicalera o aparatista para sumar a la lucha al conjunto de los explotados y sus demandas. En este sentido hacemos un llamado a las organizaciones socialistas, “trotskistas” y revolucionarias de la UCR para avanzar en una estrategia de semejantes características; convirtiéndo las “Coordinadoras Universitarias” en “Asambleas Populares Permanentes”, donde se sume cualquier explotado que quiera luchar contra el gobierno burgués o el “tratado” con Estados Unidos.En estos términos creemos que deben ponerse en pie espacios como las “Asambleas de Luchadores y Luchadoras”, que han sido impulsadas en un inicio por la CGT y el PRT; pero esta vez con un carácter sinceramente no burocrático, que incorpore distintas demandas y sectores, para poder organizar en la realidad una huelga general.
En Clave Revolucionaria (LRS) N°1, abril de 2007.
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